Feliz tarde de Juan Alberto
Lo mejor que tuvo el toro de la alternativa de Juan Alberto fue su bondad. Una nobleza sin inter¨¦s. Sosa. Del encaste Villamarta, vareado, bien armado, pero justo de trap¨ªo. Distra¨ªdo de salida, intent¨® saltar al callej¨®n en un serio aviso de no estar sobrado de casta. Mejor¨® la nota en un primer puyazo en el que apret¨®, rebotando en el peto en la segunda vara para rodar como una pelota. Aqu¨¦l asomo de su falta de raza se confirm¨® en la muleta. Al paso y con signos de flojera, fue toro c¨®modo en apariencia para Juan Alberto. El mayor problema que tuvo que solventar el nuevo matador fue no contagiarse del escaso inter¨¦s que transmit¨ªa el toro. El resultado, una faena sobrada, sin romperse pero con suficiencia lidiadora. Y m¨¢s meritoria que brillante. De absoluta complicidad con la gente.
El toro que cerr¨® la corrida reuni¨® las condiciones de nobleza del resto pero tuvo m¨¢s virtudes. Alegre en varas, se desplaz¨® con mucho son en la muleta, tambi¨¦n con calidad. Un excelente toro. Juan Alberto anunci¨® un buen proyecto de faena cuando se dobl¨® con torer¨ªa al inicio. Bien planteada esa labor, estuvo muy conseguida con la mano derecha. Lo intent¨® al natural sin lograr tanto nivel. Pero una impronta de buen hacer dej¨® en tarde tan comprometida.
Tambi¨¦n vareado, ofensivo, pero muy al l¨ªmite de presencia, sali¨® el segundo. Blando siempre, derrib¨® no obstante en la vara recibida por el picador de la puerta. Bien banderilleado por Padilla, sin escaparate, se cuadr¨® en la cara y clav¨® en lo alto. La faena, iniciada de rodillas, siempre fue provocada con la voz. Ayudando mucho al toro, con la muleta muy metida en la cara, no tuvo altibajos pero tampoco gran inter¨¦s.
De los m¨¢s flojos fue el cuarto que, paradojas, derrib¨® una vez y se encel¨® dormido en la segunda vara. Y otro buen tercio de banderillas de Padilla, lo mejor de su actuaci¨®n. Tras eso, nueva faena voceada a toro tan remiso como blando. Labor de Padilla que acab¨® hasta por despistarse al final.
Menos clase y fuerza, el tercero tuvo de casi todo lo dem¨¢s. Un derroche de bondad, de bondad sosa, claro. Tambi¨¦n muy obediente y sin humillar. Y con las fuerzas muy justas. Una facilidad y una felicidad para un torero como D¨¢vila Miura, obligado y acostumbrado a batallas de otro tipo. Le falt¨® toro a D¨¢vila, que anduvo c¨®modo y muy sobrado. Con desahogo y limpieza, solvent¨® una faena para su propio gusto y placer. Con muletazos muy templados sobre ambas manos.
D¨¢vila mat¨® en quinto lugar el segundo quinque?o de la corrida, el otro fue el de la alternativa. M¨¢s toro que el resto este quinto, tuvo parecida condici¨®n que los dem¨¢s, solo que menos entregado. Como acusando un primer puyazo muy intenso. Poco ilusionado, D¨¢vida se limit¨® a cumplir un tr¨¢mite. Los pedrajas de Guardiola escondieron su condici¨®n torista. Bajo ese sambenito llegaron a Valencia, mas bien pudieron confundirse con cualquier otro hierro de los llamados comerciales. No hubo guerra en el ruedo y s¨ª mucha paz.
Babelia
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