Euro sanitario

La sugerencia de la consejera de Salud del Gobierno catal¨¢n a favor del cobro de un euro por acto m¨¦dico ha tenido el m¨¦rito de situar bajo los focos de la atenci¨®n p¨²blica el espinoso problema de la financiaci¨®n del sistema p¨²blico de salud y la necesidad de una utilizaci¨®n lo m¨¢s racional posible de sus servicios por quienes son sus beneficiarios. Como era previsible, la sugerencia ha sido interpretada de inmediato como una especie de globo-sonda sobre la implantaci¨®n del llamado tiquet moderador o copago, con el que el ciudadano deber¨ªa contribuir a la financiaci¨®n de la sanidad p¨²blica asumiendo el coste de una parte de la asistencia que recibe. Pero es obvio que un euro en poco puede contribuir a tapar ning¨²n agujero financiero, por lo que su cobro tendr¨ªa m¨¢s bien la finalidad de concienciar al paciente y frenar los abusos.

El copago de la prestaci¨®n sanitaria fue una de las medidas propuestas en 1991 por el hist¨®rico Informe Abril para garantizar la sostenibilidad financiera del sistema p¨²blico de salud sin perder calidad asistencial. Pero todos los Gobiernos desde entonces han mantenido congelada la propuesta por su negativo impacto electoral y no han dudado en utilizarla como arma arrojadiza ante cualquier amago de ponerla en pr¨¢ctica. El PP se ha puesto ahora a la cabeza de la manifestaci¨®n en contra del supuesto copago catal¨¢n, pasando por alto que durante sus a?os en el Gobierno ha mantenido un crecimiento apenas vegetativo de los presupuestos p¨²blicos en aras del objetivo del d¨¦ficit cero no s¨®lo en la sanidad, sino en la ense?anza o en la seguridad.

Es discutible que el euro sanitario sea un mecanismo ¨²til para racionalizar el acceso a la asistencia sanitaria. Muchos aducen que puede tener consecuencias para la equidad alejando de la sanidad p¨²blica a las clases y colectivos de rentas m¨¢s bajas. De ah¨ª que el Gobierno catal¨¢n insista m¨¢s bien en un copago selectivo -para ciertas prestaciones no b¨¢sicas y cuando el paciente acuda al especialista sin pasar por el m¨¦dico de cabecera- y proponga un aumento de los impuestos sobre el tabaco y las bebidas alcoh¨®licas -dos consumos con fuerte incidencia en los costes sanitarios- como v¨ªa m¨¢s apropiada de financiaci¨®n.

Ni una ni otra propuesta son incoherentes con el objetivo de conseguir un sistema p¨²blico de salud sostenible en el futuro, capaz de resistir las presiones demogr¨¢ficas y de adaptarse al imparable aumento de la poblaci¨®n anciana.