Efem¨¦rides
Tal d¨ªa como hoy hace 60 a?os, el fil¨®logo jud¨ªo-alem¨¢n Victor Klemperer, residente en Dresde, anotaba en su diario: "Cuanto m¨¢s grande es el desastre, tanto m¨¢s desvergonzados son los superlativos del lenguaje nacionalsocialista. La m¨¢xima semanal del NSDAP (el partido nazi) y su comentario termina en el Dresdner Zeitung de esta manera: hoy 'nuestra fe en la inquebrantable seguridad en la victoria se ha visto confirmada. Ahora ya no podr¨¢ arrebat¨¢rnosla ning¨²n poder de este mundo, ning¨²n diablo del infierno m¨¢s profundo, porque nos hemos convertido en una generaci¨®n de hierro'. (...) El parte alem¨¢n de hoy, pese a todos los retoques, es desde luego catastr¨®fico. En los tres frentes, 'ataques de gran magnitud' y en los tres frentes, perdida de terreno en alg¨²n sitio". El estado de ¨¢nimo de Klemperer parece esperanzado gracias a las derrotas alemanas, pero oscila constantemente, como lo evidencia la anotaci¨®n del 18 de julio: "Yo, por mi parte, ya no puedo tener verdadera esperanza, no considero suficientes los peque?os ¨¦xitos, estoy a la espera de la cat¨¢strofe. Vendr¨¢ seguro, pero s¨®lo Dios sabe si ser¨¢ ma?ana o centro de un a?o. Y en lo hondo siempre este miedo: ?Qu¨¦ ser¨¢ de m¨ª despu¨¦s? ?Podr¨¦ producir todav¨ªa?, etc¨¦tera".
Marie Missie Vassiltchikov era hija de unos pr¨ªncipes rusos que se exiliaron en 1919. Al sorprenderle la Segunda Guerra Mundial en Alemania, se quedar¨¢ entrando a trabajar como documentalista del Ministerio de Asuntos Exteriores. Su conciencia le llevar¨¢ a formar parte, aunque un tanto perif¨¦rica, del compl¨® para asesinar a Hitler que organiz¨® un grupo de oficiales, entre los que se encontraban muchos arist¨®cratas amigos suyos. El d¨ªa 20 de julio de 1944 se produjo el intento de suprimir a Hitler, pero result¨® fallido. Missie vivi¨® la v¨ªspera as¨ª: "La verdad es que existe una diferencia b¨¢sica de perspectiva entre todos ellos y yo: como no soy alemana, s¨®lo me preocupa eliminar al Diablo. Nunca le he concedido demasiada importancia a lo que ocurra despu¨¦s. Ellos, como son patriotas, quieren salvar a su pa¨ªs de la destrucci¨®n absoluta con la instauraci¨®n de un gobierno provisional. Siempre he cre¨ªdo que los aliados no aceptar¨ªan siquiera un gobierno provisional, porque no est¨¢n dispuestos a hacer la distinci¨®n entre alemanes buenos y malos. Es evidente que se trata de un grav¨ªsimo error por su parte, y seguramente lo pagaremos todos". Y lo pagaron. Despu¨¦s de la intentona fallida, las represalias nazis fueron terribles. Muchos amigos de Missie fueron torturados y asesinados. Missie se salv¨®.
El dramaturgo jud¨ªo-rumano Mihail Sebastian vivi¨® la guerra y las persecuciones a los jud¨ªos en Bucarest. Los pogromos que se realizaron en la capital se produjeron de manera peri¨®dica y no excesivamente sistem¨¢tica, lo que permiti¨® que muchos jud¨ªos sobrevivieran. Sebastian vivir¨¢ atormentado entre la posibilidad de ser la siguiente v¨ªctima y el horror y la impotencia ante la suerte de sus semejantes. En su diario de 1944, m¨¢s escueto que el de los a?os anteriores, no hay ninguna anotaci¨®n correspondiente al 19 de julio. Las m¨¢s pr¨®ximas son las del 8, en la que, despu¨¦s de asegurar que ha terminado de escribir una pieza nueva, escribe: "En los frentes, luchas continuas, pero sin grandes cambios. A veces se cuela la duda de si terminar¨¢, tal como creemos nosotros, este a?o. ?Ser¨¢ posible que dure otro invierno? No, no. Es demasiado pronto para sacar conclusiones. Estamos en plena campa?a de verano; todas las soluciones est¨¢n abiertas. Estoy siempre solo. Sin desesperaci¨®n, pero sin alegr¨ªa. Un poco aletargado, un poco so?oliento", y la del 24, que registra brevemente el intento fallido de asesinato producido 4 d¨ªas antes. Un intento que "aparentemente" no cambiar¨¢ nada pero que habla de la descomposici¨®n de Alemania: "En el fondo, el proceso de descomposici¨®n contin¨²a como un c¨¢ncer". Ahora que se imponen las lecturas de verano m¨¢s sinsorgas, no estar¨ªa de m¨¢s que vieran c¨®mo pasaron los veranos los autores mencionados. Yo, me largo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.