'?Allez Richard!'
Es una de las ventajas de no estar en el Tour. No est¨¢s sujeto a horarios de controles de firma, ni tienes que desayunar tres horas antes, ni corres el riesgo de que vengan a despertarte a las siete de la ma?ana para llevarse tu sangre. Algo es algo, aunque estando all¨ª ahora estar¨ªa en el masaje, y eso s¨ª que me apetece m¨¢s.
El caso es que hoy yo, como ellos, cojo mi bici y salgo ah¨ª fuera a los treinta grados, tambi¨¦n como ellos. Cuando me marcho a entrenar acaban de coronar el Glandon, por lo que ya llevan m¨¢s de una hora de sudores. Un d¨ªa tras otro. Vaya si tienen cuerda, si parece que ni se cansan. Llego a casa cuatro horas despu¨¦s con una buena paliza y ah¨ª siguen los mismos, con un poco de peor pinta, eso s¨ª -yo tambi¨¦n-, pero los mismos. ?Y a¨²n les queda una hora de carrera! No s¨¦, hablo desde la ignorancia, pero me da a m¨ª que eso de ser ciclista en el Tour debe ser un poco duro, ?no creen?
Les veo echarse agua por la cabeza. Yo en eso he tenido m¨¢s suerte, aunque calor, habr¨¦ pasado parecido. Tengo localizadas todas las fuentes de mi recorrido, as¨ª que no hace falta que nadie me ofrezca el agua desde la cuneta. Yo paro, me pongo de pie y estiro un poco -como Armstrong cuando pincha-, bebo, lleno el botell¨ªn y vuelta al tajo.
Y yo por lo menos elijo recorrido, no como ellos, que tienen que tragar con lo que les pongan. Hoy me he marchado a la costa en busca de un poco de brisa del mar. La temperatura es m¨¢s suave y el paisaje m¨¢s agradable. En cuanto a paisaje ellos no tendr¨¢n nada que envidiar, que est¨¢n en los Alpes, pero brisa ya digo que no. F¨ªjense que para buscar un poco de fresco han tenido que subir hasta 2.000 metros, as¨ª que piensen si es o no sacrificado. Yo desde luego, me quedo con el mar. Es bonito y te ahorras el esfuerzo, pues est¨¢ a cero metros.
Me llaman de la radio para comentar el final de etapa. Me cuentan que mi compa?ero Virenque ha hecho una ascensi¨®n espectacular a la Madeleine recortando cinco minutos al grupo de escapados. Les ha debido alcanzar a pocos metros de la cima, y all¨ª ha salido derrotado en un sprint ¨¦pico contra Simoni en el que, por encima del premio y los puntos, habr¨ªa sobre todo orgullo. As¨ª que, cansado que estoy, fantaseo imagin¨¢ndome a Richard, con su maillot de puntos rojos abierto hasta el cierre de la cremallera acompas¨¢ndole en su vaiv¨¦n, metido de lleno en ese sprint a muerte. E imagino su cara de pena tras perder esa batalla que en su imaginaci¨®n estaba ya ganada. ?Allez Richard!
Pedro Horrillo es corredor del Quick Step.
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