Un seminario recorre los gabinetes de maravillas del coleccionismo
El historiador Fernando Bouza rescata la figura del anticuario Nicol¨¢s Chevalier
Los pescadores de rarezas y maravillas no temen el malentendido. Antes de comenzar una de sus conferencias, recientemente, el historiador sueco Magnus Morner pregunt¨® a los asistentes si pod¨ªa tomarles una fotograf¨ªa. Nadie se opuso, y lo hizo. "Es que yo colecciono p¨²blicos desde hace 40 a?os", explic¨®. La an¨¦cdota fue recordada en Santander por el catedr¨¢tico Fernando Bouza (Madrid, 1960) durante el seminario El gabinete de las maravillas. Historia y formas del coleccionismo.
"La idea del seminario ha sido analizar el tema/problema del coleccionismo desde una perspectiva hist¨®rica, como un fen¨®meno universal, propio de la historia moderna que articula todas las curiosidades de una ¨¦poca con sus saberes y sus ciencias", se?al¨® el catedr¨¢tico de Filosof¨ªa Francisco Jarauta, director del seminario. "Es un fen¨®meno que se da en todas las culturas y cada una de ellas organiza sus colecciones seg¨²n dos criterios: el gusto y las formas de la curiosidad", sintetiz¨®. El nombre elegido para el curso se inspir¨® en las Wunderkammer o "c¨¢mara de maravillas", gabinetes en los que se organizaban, en los siglos XVI y XVII, las colecciones de una ¨¦poca sedienta de asombro y rarezas. "De Am¨¦rica ven¨ªan las maravillas, y de ?frica, los monstruos", record¨® Jarauta.
Tras un primer d¨ªa dedicado a las colecciones italianas y a Vel¨¢zquez y la decoraci¨®n de El Escorial, Bouza se detuvo en un coleccionista mercader. "Siempre se ha coleccionado, pero no siempre por las mismas razones", sostuvo el catedr¨¢tico de Historia Moderna de la Universidad Complutense de Madrid, quien se centr¨® en el siglo XVII y en la figura "casi desconocida" de Nicol¨¢s Chevalier (1661-1720), anticuario franc¨¦s que suministr¨® piezas para algunas de las colecciones de Pedro el Grande. Autoridad en numism¨¢tica y ministro protestante, Chevalier debi¨® refugiarse en Holanda tras la revocaci¨®n del Edicto de Nantes. All¨ª abri¨® "c¨¢maras de rarezas", donde expuso objetos de gran diversidad, lo que prueba, seg¨²n Bouza, "cierto gusto global" y anima a sacar conclusiones muy actuales: "El coleccionismo es uno de los primeros ¨¢mbitos globalizados. En ¨¦l conviven sin prejuicios objetos de los sitios m¨¢s distantes", afirm¨®. Para los objetos no hubo Inquisici¨®n: "Felipe II, por ejemplo, distingu¨ªa las formas y caracter¨ªsticas de las piezas chinas de las japonesas, e incorpor¨® ambas a El Escorial", coment¨® Bouza.
Las colecciones de Chevalier "no reun¨ªan lo mejor, sino lo posible". ?Qu¨¦ lo hace entonces tan especial? El hecho de haber estado en el sitio adecuado y en el momento justo, para ejemplificar el romance entre el azar y el asombro, que entiende el coleccionismo como "el arte de la ocasi¨®n". Para Bouza, Chevalier representa "un momento crucial de transici¨®n", cuando coleccionar deja de asociarse exclusivamente a las cortes y evoluciona hacia formas "cada vez m¨¢s individuales, personalizadas y populares, m¨¢s metidas en el mundo del mercado". Chevalier era un anticuario popular. Buscaba sus objetos para venderlos no a monarcas, sino a "coleccionistas de ciudad, hombres de negocios y peque?os mercaderes".
Alain Schnapp, profesor de Historia Antigua de la Sorbona, propuso ayer un viaje al Oriente antiguo y a la realidad de emperadores, pr¨ªncipes y poetas para clausurar el seminario.
![Francisco Jarauta, a la izquierda, y Fernando Bouza, en el palacio de la Magdalena.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/H5LM7FYLU5J5HZPNKUFWOBNNDQ.jpg?auth=ba7c3cffbbb2477bde0548a12a2afcb3fbcde16606516a4d8828fb1ddf9e9254&width=414)
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