Paseo refrescante en Sierra M¨¢gina
El parque natural jienense revela un paisaje amable y diverso
Hay un lugar en la provincia de Ja¨¦n, en el que el sol no cae como una plomada calcinando la tierra, los olivares y hasta el buen humor. O mejor dicho, en el que el agua, los pastos y el verdor se defienden dignamente del calor despiadado del verano continental. Es Sierra M¨¢gina, protegida bajo la figura de un parque natural que abarca unas 20.000 hect¨¢reas. Resultan pocas si se comparan con las m¨¢s de 200.000 de su vecino Cazorla, Segura y las Villas, un parque estelar en Andaluc¨ªa. Muchas, si se recorren sin prisas y con delectaci¨®n. Excelentemente gestionadas en todo caso.
Sierra M¨¢gina, con cimas que superan los 2.000 metros de altitud, muestra un paisaje en el que se combinan lomas curvas vestidas de olivares y cerezales, entre los que despuntan cortijos blancos, con dehesas de encinas, cornicabrales, sabinas, manchas de pino laricio y pastizales de alta monta?a cuajados de plantas end¨¦micas de gran valor. Un paisaje nunca mon¨®tono, amable y protector, al alcance de la vista y se dir¨ªa que hasta de la mano. Pero es s¨®lo una ilusi¨®n, porque apenas unos kil¨®metros de carretera se adentran en el parque, y a su coraz¨®n s¨®lo se accede en todoterreno y caminando. Decenas de senderos surcan estos hermosos parajes, v¨ªrgenes para turismo y las aglomeraciones domingueras, entre ellos, el E-4, o GR-7.
De origen k¨¢rstico, la sierra act¨²a como una esponja que absorbe el agua de la nieve y el deshielo para despu¨¦s regalarla en las tierras bajas, donde mana con caudales generosos que desembocan en los afluentes del Guadalquivir (y son a menudo motivo de disputa entre los vecinos y las comunidades de regantes, como sucede en Pegalajar, poseedor de un inmenso estanque urbano). El ¨¢guila real y la perdicera planean sobre estos cielos borrachos de ox¨ªgeno, la cabra mont¨¦s trisca entre los farallones y las cumbres muestran rarezas bot¨¢nicas como el Jurinea fontqueri y la Arenaria alfacariensis, que se agarra a las piedras como si fuera espuma de afeitar.
Alojamientos rurales
Sierra M¨¢gina es una comarca discreta y tenaz, que pugna por su desarrollo, dedicada secularmente al cultivo del olivo y a la ganader¨ªa. Cooperativas agr¨ªcolas, artesanales y una incipiente oferta de alojamientos rurales de calidad luchan por abrirse un hueco a la sombra de la omnipresente y cercana Cazorla.
Los pueblos, sin ser lo atractivos y cuidados de otras regiones andaluzas, ofrecen, sin embargo, toda una ristra de castillos roqueros de origen isl¨¢mico, y un buen pu?ado de iglesias renacentistas, algunas tan soberbias como la de Huelma, de Andr¨¦s de Vandelvira y Diego de Silo¨¦, o la de Cambil, que atesora un singular retablo de madera de Sebasti¨¢n de Sol¨ªs. Los jardines y las plazuelas se multiplican por todas partes, ofrecen su frescor, y el agua apabulla con su presencia. H¨²tar, Cuadros, Fuenmayor y Arbuniel son s¨®lo algunos de los manantiales rodeados de ¨¢reas recreativas que los vecinos aprovechan para solazarse y apurar alguna que otra barbacoa estival.
En su empresa Olea, situada en Pegalajar, cinco mujeres del pueblo dedican su tiempo a elaborar productos cosm¨¦ticos y terap¨¦uticos a base de aceite de oliva y aceites esenciales de plantas cuyo aroma recuerda a su sierra: romero, tomillo y lavanda para la elaboraci¨®n de gel, champ¨² y perfumes. "Lo hacemos con mucho mimo y todo con productos naturales, nada es de s¨ªntesis, pero nos falla la distribuci¨®n", se lamenta Manuela Herrera en su impecable local. Lo cierto es que pronto crear¨¢n un nuevo laboratorio financiado en parte con fondos europeos Leader.
No muy lejos, en Bedmar, existen varias empresas dedicadas a la producci¨®n agroalimentaria. Sorprende enterarse de que el volumen de conservas de esp¨¢rragos, alcachofas, habas y pimientos se mide con el de Navarra. Los trabajadores de Alcove, que comercializa sus abundantes productos bajo la marca Don Luque, comentan que la mayor¨ªa de los agricultores y empresarios aprendieron su oficio en esa comunidad norte?a.
La temida mosca del olivo
Cuando uno rodea los relieves de la sierra, nada desde?ables, se sumerge entre olivares afables que rebosan buena salud. Aunque algunos, m¨¢s que otros. Entre las cooperativas dedicadas a la producci¨®n de aceite ecol¨®gico bajo la denominaci¨®n de origen Sierra M¨¢gina, destaca el Trujal de M¨¢gina. Sus 60.000 olivos se cultivan sin herbicidas ni pesticidas, a base de feromonas para atrapar los machos de la temida mosca del olivo, con el m¨ªnimo riego y sin labrar la tierra, lo que en exceso conlleva empobrecimiento y erosi¨®n.
Como este aceite, todo en Sierra M¨¢gina evoca lo aut¨¦ntico, lo no adulterado. Los alojamientos rurales crecen poco a poco, y la cocina, sencilla y natural, rebosa productos de la huerta y buenas ma?as, como la del delicioso restaurante y hotel familiar Jurinea, en Torres. Una excepci¨®n de lo que suele llamarse "cocina casera" la pone, sin embargo, el restaurante Caser¨ªa S¨²car, en Arbuniel, una poblaci¨®n envuelta en manantiales, acequias, fuentes y rosas a raudales. El hotel-restaurante, reci¨¦n abierto, a¨²na buen gusto y vistas expansivas con una cocina moderna a cargo del jovenc¨ªsimo valenciano Sergio Mohedano, forjado nada menos que entre los fogones de Sergi Arola y Ferran Adri¨¤. La iniciativa parti¨® de un grupo de socios del pueblo que tuvo que buscarse la vida en Sevilla, Ja¨¦n o Barcelona. Rodeado de tilos, bosquetes de bamb¨², frutales y el sonido met¨¢lico del agua que brota incontinente por todas partes, sus propietarios esperan que el proyecto d¨¦ poco a poco sus frutos.
M¨¢s veterano es el obrador de Mar¨ªa Contreras, en Albanchez de M¨¢gina. Tres generaciones avalan sus m¨¢s que excelsos almendrados de origen andalus¨ª, sus magdalenas y sus bizcochos. Puro sabor a M¨¢gina para llevarse de regreso, junto con los aromas de la sierra, los verdes de la vegetaci¨®n solap¨¢ndose entre s¨ª y el susurro bienhechor del agua.
GU?A PR?CTICA
C¨®mo ir
- Por la E 902, que une Madrid con Granada, tomar a la altura de Ja¨¦n la salida hacia Pegalajar, en direcci¨®n al este.
Dormir y comer
Los establecimientos son escasos en la sierra, as¨ª que es frecuente que se a¨²nen hoteles y restaurantes, como en los siguientes casos:
- San Jos¨¦ de H¨²tar (953 35 74 74). Carretera de Jimena-Alb¨¢nchez de M¨¢gina, kil¨®metro 4. Preciosas vistas a un valle y junto al manantial de H¨²tar. Habitaci¨®n doble, desde 47 euros, con desayuno incluido.
- Jurinea (953 36 31 21). Camino de la Ladera, s/n. Torres. Familiar y acogedor. 50 euros.
- Caser¨ªa S¨²car (953 30 41 84). Carretera de Arbuniel-Cambil, 1. Tranquilo y con encanto, rodeado de agua y jardines. 60 euros.
Actividades y senderismo
- Asociaci¨®n para el desarrollo rural de Sierra M¨¢gina (953 300 400; www.magina.org). Posadas, s/n. Cambil.
- Centro de visitantes del parque natural de Sierra M¨¢gina. Castillo de J¨®dar (953 78 50 86). Alhor¨ª, s/n. J¨®dar. - www.juntadeandalucia.es/
medioambiente.
- www.pacoserrano.iespana.es.
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