Las empresas se enredan en Internet
Establecen normas sobre el uso que su plantilla puede hacer de la Red debido a la falta de regulaci¨®n
Cada empresa es un mundo y lidia como puede con Internet. En los ¨²ltimos a?os algunas compa?¨ªas han aprobado pol¨ªticas expl¨ªcitas respecto al uso de Internet y del correo electr¨®nico en el ¨¢mbito laboral. Unas proh¨ªben su uso, otras filtran los contenidos, algunas vigilan las comunicaciones... todo ello en ausencia de una legislaci¨®n espec¨ªfica. Los sindicatos piden que se regule.
Un estudio del IESE asegura que el 40% de las empresas espa?olas, el 80% entre las m¨¢s grandes, vigila a sus empleados en la Red
El ordenador ha dejado de ser una simple herramienta de trabajo para convertirse en una ventana abierta al exterior. Ante esta transformaci¨®n, algunas compa?¨ªas han comenzado a establecer normas claras de uso de Internet y del correo electr¨®nico, otras dejan este asunto en la indefinici¨®n, y todas se encuentran con la ausencia de legislaci¨®n espec¨ªfica. El derecho a la privacidad de los trabajadores y el de las empresas al control de sus sistemas inform¨¢ticos se enfrentan en ocasiones y no resulta sencillo lograr un equilibro.
Para salir del atolladero, el sindicato CC OO y la Asociaci¨®n de Internautas ped¨ªan p¨²blicamente hace unas semanas al Parlamento que se incluyera en el Estatuto de los Trabajadores y en la Ley de Libertad Sindical el derecho al uso del correo electr¨®nico en el ¨¢mbito laboral.
Hasta que se desarrolle un marco legal m¨ªnimo, las empresas adoptan sus propia pol¨ªticas: prohibir el uso de Internet y el correo, filtrar los contenidos, hacer un seguimiento del uso de las comunicaciones o examinar el contenido del correo de sus trabajadores.
Indra o Telef¨®nica de Espa?a, por ejemplo, disponen de filtros que evitan el acceso desde los ordenadores a sitios de contenido sexual, algunas p¨¢gina de ocio e informaci¨®n. Otras, como La Caixa, s¨®lo dan acceso a la intranet de la empresa y no permiten navegar por Internet a la mayor parte de empleados. La Caixa facilita a los empleados dos cuentas de correo electr¨®nico, una para uso personal y otra de estricto uso profesional en la que la entidad se reserva el derecho a revisar el contenido, lo que critica CC OO: "el l¨ªmite entre la correspondencia profesional y personal es muy fino, el correo deber¨ªa ser estrictamente privado".
La cuesti¨®n b¨¢sica es que "no hay un marco legislativo claro sobre las relaciones laborales y la privacidad de los empleados", explica Jos¨¦ Luis Pi?ar, director de la Agencia de Protecci¨®n de Datos (APD), "hay varios intereses en juego, la protecci¨®n de la privacidad de los trabajadores y el derecho de las empresas a saber que sus empleados dedican su jornada a trabajar", pero es "sumamente dif¨ªcil" lograr un equilibrio.
A falta de regulaci¨®n espec¨ªfica, el marco se define poco a poco, a golpe de sentencia judicial. Como la que justific¨® en 2000 un despido en el Deutsche Bank, despu¨¦s de que el banco abriera su correo y adujera un uso indebido por haber mandado 140 mensajes personales en 5 semanas, o la reciente sentencia que obliga a Telef¨®nica a anular la sanci¨®n a un representante sindical por enviar un correo masivo con informaci¨®n sobre la crisis de Sintel.
"Estos asuntos se convertir¨¢n en una fuente de conflictos si no se regulan de forma adecuada", se?alan en el sindicato, donde reconocen "la resistencia por parte de la CEOE" para llegar a un acuerdo. La postura de CC OO se articula en torno a tres puntos: permitir el acceso a las comunicaciones telem¨¢ticas, al correo como instrumento de participaci¨®n y comunicaci¨®n, y garantizar la privacidad.
Hace unas semanas, una encuesta de la compa?¨ªa Cerberian sobre 2.500 internautas estadounidenses revelaba que la mitad de ellos dedicaban el 10% de su tiempo laboral a navegar por asuntos personales. Otro estudio publicado a principios de 2003 por el IESE recog¨ªa que algo m¨¢s del 40% de las empresas espa?olas monitorizaba el uso que sus empleados hacen de Internet (el 80% de las grandes empresas). Este an¨¢lisis confirmaba que unos dos tercios de las 1.000 empresas consultadas limitaban el acceso a Internet y al correo electr¨®nico, y m¨¢s de la mitad de las empresas carec¨ªan de pol¨ªticas expl¨ªcitas sobre el tema.
Uno de los aspectos esenciales que las empresas deben tener en cuenta a la hora de regular esta cuesti¨®n es informar debidamente a los empleados sobre el uso que pueden hacer de los sistemas inform¨¢ticos, dicen los expertos. "De esta forma la empresa tiene una posici¨®n m¨¢s fuerte en caso de conflicto", reconoce Alicia Matarranz, responsable de Seguridad Corporativa de Indra. Su compa?¨ªa advierte a la plantilla de que "Indra se reserva en caso de necesidad el derecho de auditar qu¨¦ se est¨¢ haciendo en sus sistemas corporativos si se tiene alguna sospecha", explica Matarranz.
Multas de hasta 600.000 euros
Sin embargo, si las pr¨¢cticas de control que realiza la empresa sobre las redes inform¨¢ticas no se hacen con las debidas cautelas la compa?¨ªa puede violar la privacidad de sus empleados y se arriesga a recibir una sanci¨®n de la APD de hasta 600.000 euros. Apenas se han recibido quejas en la agencia sobre este asunto, reconoce su director, que apunta otra condici¨®n esencial a tener en cuenta: una pol¨ªtica clara no es suficiente, de tal forma que si la empresa accede a datos de car¨¢cter privado de los empleados que pertenecen a sus comunicaciones es imprescindible que cuente con el consentimiento previo de la plantilla, explica el director de la APD. Pero incluso definir qu¨¦ es un dato de car¨¢cter privado resulta un asunto complejo en muchas ocasiones.
Como norma general, "cuanto menos invasivas sean las pol¨ªticas sobre el uso de Internet, mejor", se?ala Joan Fontrodona, profesor de ?tica de los negocios en el IESE y director del estudio citado, "cuando los dos derechos [el de empresa y el DE empleado] est¨¢n en juego, el derecho a la privacidad es el que debe primar", dice. Mejor pol¨ªticas que limiten a pol¨ªticas que regulen, opina Fontrodona, que pone como ejemplo de este tipo de medidas el uso de filtros en Internet como una opci¨®n preferible a la monitorizaci¨®n. En cualquier caso, "el tema est¨¢ sin resolver y habr¨¢ que ir caso por caso", se?ala el director de la APD, que es muy claro en un punto: "el empleado no deja su privacidad en la puerta de la empresa cuando entra a trabajar".
El tabl¨®n sindical cibern¨¦tico
El uso personal del correo electr¨®nico por parte de los trabajadores no es el ¨²nico ¨¢mbito que necesita ser definido. Los sindicatos tratan de dejar claro el terreno en el que juegan y persiguen una pol¨ªtica clara respecto al uso que pueden hacer de los sistemas telem¨¢ticos de la empresa.
Con 5.000 centros de trabajo repartidos por toda Espa?a, la secci¨®n sindical de CC OO de La Caixa persigue que se contemple en su convenio "el uso sindical de la telem¨¢tica por parte del sindicato". "Uno de los problemas es c¨®mo nos comunicamos con toda la plantilla", se?ala un representante de la organizaci¨®n. Reclaman espacio para un tabl¨®n de anuncios cibern¨¦tico en la intranet de la empresa, que se d¨¦ acceso a los empleados desde el puesto del trabajo a su sitio web (ya que los ordenadores tienen vetado el acceso a Internet) y que se especifique con claridad la pol¨ªtica respecto al uso que el sindicato puede hacer de los correos electr¨®nicos de los empleados (si puede acceder a las direcciones y hacer env¨ªos masivos para afiliados y no afiliados).
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