130.000 israel¨ªes forman una cadena humana para rechazar el plan de Sharon

Unas 130.000 personas, seg¨²n la polic¨ªa israel¨ª, unieron ayer los 90 kil¨®metros que separan el asentamiento de Nisanit en Gush Katif, al sur de la franja de Gaza, y el Muro de las Lamentaciones, en la ciudad vieja de Jerusal¨¦n, en una de las mayores demostraciones de fuerza de la derecha en Israel y en contra del plan de retirada de Gaza. Bajo un sol de justicia, se dieron cita representantes del Likud, de los consejos regionales de los colonos, del partido de la Torah, de los ultraortodoxos, del Partido de Uni¨®n Nacional e incluso la portavoz del Parlamento, Reuvlen Rivlin.

Se trata de la mayor concentraci¨®n de la derecha en contra del plan de retirada de Gaza, auspiciado por el primer ministro Ariel Sharon y aprobado el pasado mes en el consejo de Gabinete del Gobierno. Colonos de Cisjordania y de Gaza, desde Eilat hasta los altos del Gol¨¢n, acudieron a su cita con la cadena humana en unos 800 autobuses, en una muestra del activismo de la derecha, que no est¨¢ dispuesta a abandonar lo que "pertenece al Estado de Israel", como dec¨ªa a este diario Noa, de Jerusal¨¦n y madre de un hijo.

El plan de desconexi¨®n aprobado por el Gabinete de Sharon a principios del mes pasado no hizo sino generarle la mayor crisis de su Gobierno en este su segundo mandato. Algunos de los miembros de su coalici¨®n lo abandonaron, dej¨¢ndolo en minor¨ªa en el Parlamento, por lo que en estos momentos intenta fraguar un Ejecutivo de unidad nacional con los laboristas como socios mayoritarios.

Para los colonos de Gaza, unos 7.500, abandonar esa zona implica echar por tierra la ideolog¨ªa que los llev¨® a esa regi¨®n -y cuyo mayor ide¨®logo es Sharon-, y muchos hablan de cuesti¨®n humanitaria para referirse a una retirada que consideran injusta. "Es una cuesti¨®n humanitaria. Hay generaciones enteras que han vivido all¨ª, en sus escuelas, en sus casas...; simplemente es triste", dice Avital, una israel¨ª vestida al modo ortodoxo, que tambi¨¦n se acerc¨® a la manifestaci¨®n. Y que contesta con un arqueo de cejas cuando se le comenta la posibilidad de que no haya otra salida y haya que aceptar una compensaci¨®n econ¨®mica.

"?C¨®mo vas a arrancarlas de su hogar?", se pregunta Jacob, un israel¨ª de origen franc¨¦s que apela a la ideolog¨ªa y al sionismo como raz¨®n b¨¢sica para no abandonar un lugar "que en el [a?o] 48 era s¨®lo tierra y desierto". Muy pr¨®ximo a los postulados del comunicado de la organizaci¨®n de la manifestaci¨®n -que dur¨® dos horas-, y que hac¨ªa referencia a que "la expulsi¨®n de los jud¨ªos de Gush Katif romper¨ªa un v¨ªnculo esencial de la columna vertebral de la sociedad israel¨ª en todos los sentidos".

Sin embargo, las encuestas demuestran que la mayor¨ªa de la sociedad israel¨ª est¨¢ dispuesta a abandonar Gaza, zona que ha perjudicado a la sociedad hebrea, aport¨¢ndole tan s¨®lo v¨ªctimas; y que son s¨®lo los activistas de la derecha los que evitan la retirada y la consideran -en caso de producirse- una recompensa al terror.

Mientras, la polic¨ªa -unos mil efectivos- mostraba su preocupaci¨®n, seg¨²n declaraciones efectuadas por el ministro de Seguridad e Interior, Tsaji Hanegbi, por la posibilidad de que extremistas jud¨ªos intentaran atacar la Explanada de las Mezquitas. Para Hanegbi, el mayor objetivo de este ataque ser¨ªa "desencadenar el caos e impedir la evacuaci¨®n" decidida por el Ejecutivo.