Retrato de un continente

Los Festivales de Navarra 2004 se celebran bajo el t¨ªtulo Europa, cruce de caminos. El retrato del continente al que se dedica el programa ha quedado plasmado en una exposici¨®n de Henri Cartier-Bresson, uno de los grandes fot¨®grafos del siglo XX

(hasta el 7 de agosto en el Pabell¨®n de Mixtos de la Ciudadela de Pamplona).

Los paisajes y las personas de Europa se suceden en las 163 fotograf¨ªas, tomadas en distintos paises desde los inicios de la trayectoria de Cartier-Bresson (Chanteloup, 1908) hasta finales de los a?os 60 del pasado siglo, en la exposici¨®n Los europeos, organizada por la agencia Magnum.

El precedente de esta exposici¨®n es el ¨¢lbum Les Europ¨¦ens, editado en 1955 con material fotogr¨¢fico de Cartier- Bresson y una portada de Joan Mir¨®. Realizar esta publicaci¨®n llev¨® al fot¨®grafo cinco a?os, en los que recorri¨® el territorio europeo diez a?os despu¨¦s de concluida la Segunda Guerra Mundial.

Las im¨¢genes se muestran agrupadas por pa¨ªses y ¨¦pocas y ofrecen una amplia perspectiva de los rincones y las gentes de Europa en el per¨ªodo de reconstrucci¨®n tras el fin de la contienda.

Entre las im¨¢genes de Cartier-Bresson que configuran su visi¨®n de Europa se pueden ver las que realiz¨® en la Espa?a durante la II Rep¨²blica, o veinte a?os m¨¢s tarde, la realizada en Pamplona en una feria de ganado. A trav¨¦s de las im¨¢genes captadas con la Leica del fot¨®grafo franc¨¦s se pueden recorrer los paises de la cuenca mediterr¨¢nea, como Francia, Italia, Portugal y Grecia.

Cartier-Bresson luch¨® durante la Segunda Guerra Mundial con el ej¨¦rcito franc¨¦s y fue hecho prisionero por los alemanes, hasta que se escap¨® del campo de concentraci¨®n en 1943 y vivi¨® oculto hasta la llegada de la paz. En 1947 particip¨® en la creaci¨®n de la agencia Magnum, viaj¨® a la Uni¨®n Sovi¨¦tica -fue el primer fot¨®grafo occidental invitado a la URSS- China y Estados Unidos, hasta convertirse en uno de los grandes testigos del siglo XX. Con su m¨ªtica Leica fotografi¨® la transformaci¨®n de la sociedad en los a?os 50 y 60.

Su esposa, la fot¨®grafa de Magnun Martine Frank, declar¨® en la inauguraci¨®n de una retrospectiva en Barcelona el pasado a?o que Cartier-Bresson ha fotografiado "las cosas y a la gente que ama". "Siempre estaba implicado en lo que hac¨ªa y no ten¨ªa ideas preconcebidas respecto a lo que ten¨ªa que fotografiar", record¨® Frank. "No hay juicios de valor en sus im¨¢genes".

Cartier-Bresson, hijo de una familia de ricos industriales cat¨®licos y con inquietudes sociales, inaugur¨® una forma de trasladar la realidad a la fotograf¨ªa. Su meta ha sido mostrar a la gente como es. Odia la mentalidad del turista y defiende que el fot¨®grafo debe acercarse con tiempo y mente abierta a lo que va a retratar. "Para ser fot¨®grafo, para hacer buenos reportajes, hay que vivir en los lugares, hay que caminar mucho", ha dicho.

Desde hace casi 30 a?os Cartier-Bresson ha dejado en segundo plano la fotograf¨ªa para dedicarse de pleno al dibujo. "La fotograf¨ªa es una acci¨®n inmediata; el dibujo, una reflexi¨®n", ha afirmado. Con la c¨¢mara ha querido responder de manera instintiva a los est¨ªmulos de la realidad.

Con el l¨¢piz, en cambio, trabaja con calma, sin dejarse sorprender por la improvisaci¨®n, con el modelo a la vista. Aunque dedicado al dibujo, sigue agradecido a la fotograf¨ªa por haberle permitido llevar el tipo de existencia que eligi¨®: "La vida que se correspond¨ªa con mi gran curiosidad por el mundo".