"No os dais cuenta de lo dif¨ªcil que es andar"
Laura recibe a todo el que la visita en el hospital de Parapl¨¦jicos de Toledo con una sonrisa leve, mirando de frente con unos ojos verdes, limpios y hermosos, que han estado llorando hasta hace dos semanas; desde hace hoy cinco meses. Laura Jim¨¦nez, despert¨® de un coma el D¨ªa del Padre sin saber por qu¨¦ no hab¨ªa votado, pregunt¨¢ndose qu¨¦ hab¨ªa pasado, sin saber qu¨¦ hac¨ªa all¨ª con toda su familia maravillada por la fuerza de su cuerpo herido por mil sitios al que los m¨¦dicos no daban m¨¢s de una hora de vida apenas una semana antes. Despert¨® Laura, la ¨²ltima v¨ªctima del 11-M que permanece en un hospital p¨²blico, tras ese sue?o horrible de cuatro operaciones, sin bazo, semiparalizada por una v¨¦rtebra de menos, la dorsal 5, pero con una nueva vida apenas insinuada, tenaz.
Laura se recupera en un hospital de Toledo de la lesi¨®n medular que le dej¨® el atentado
El pasado mi¨¦rcoles cumpli¨® 29 a?os con muchas cosas de menos y otras tantas de m¨¢s. El bombazo que le marc¨® la cara y la espalda, su vida de antes, se rob¨® tambi¨¦n al hijo que le acababan de anunciar para noviembre. Tan s¨®lo el 9 de marzo le dijeron que estaba esperando un beb¨¦; el 11 de marzo s¨®lo sab¨ªan del proyecto que crec¨ªa en ella su novio, Gabi, y su familia cercana, los padres, Paquita y Alejandro y sus tres hermanos. ?Qu¨¦ m¨¢s ha perdido Laura? Lo de menos, unas vacaciones en Santander, lo de m¨¢s, su vida de antes.
La chica, -"una fiera en matem¨¢ticas, matem¨¢tica pura", seg¨²n el padre orgulloso que no la deja un momento-, tiene dos carreras y un m¨¢ster. Laura es licenciada en Ciencias Actuariales y Financieras, y en Administraci¨®n y Direcci¨®n de Empresas, con posgrado en Direcci¨®n de Aseguradoras. Nada m¨¢s y nada menos. M¨¢s que suficiente para trabajar en un banco en el Paseo de Recoletos de Madrid desde hace cinco a?os, cerca de la parada del cercan¨ªas. Cinco a?os tomando el mismo tren en Alcal¨¢ de Henares que el d¨ªa infausto no pas¨® de la estaci¨®n de Santa Eugenia.
En todas estas cosas empieza a pensar ahora Laura porque, hasta que dej¨® de llorar y le abandonaron los ataques de ansiedad, estos meses no ha podido hacerse a la idea de lo cerca que estuvo de no ser. "Me gustar¨ªa concentrarme en lo que puedo hacer, no en lo que no puedo hacer, que es lo que veo ahora". Pensar en c¨®mo va a entrar en su casa nueva que le dar¨¢n en octubre: "Con la silla no cabr¨¦ en el ba?o". Comenzar de nuevo a estudiar ingl¨¦s porque no le dejaron examinarse de quinto en la Escuela de Idiomas. Saber si podr¨¢ tener hijos. Aprender a caminar: "No os dais cuenta de lo dif¨ªcil que es andar; yo le pregunto a veces a mi madre c¨®mo tengo que poner el pie en el suelo porque se me ha olvidado".
Laura quiere volver "a pasear, ir al cine, leer un libro", en ingl¨¦s, como el que le¨ªa aquel d¨ªa. Cuando dice "pasear", los ojos de Laura asoman un rastro de la primera l¨¢grima en 14 d¨ªas.
"Por ahora lo que tengo que hacer es trabajar el cuerpo". Laura, "la m¨¢s trabajadora, la que siempre ha salido de lo que se le ha venido encima", -Paquita sabe de qu¨¦ habla-, va todas las ma?anas al gimnasio "para hacer m¨²sculo en las piernas en una bici de las que andan solas". Es una rutina que le est¨¢ dando resultados porque, si mov¨ªa una micra las caderas cuando sali¨® del Hospital Gregorio Mara?¨®n, hoy Laura articula su pierna izquierda a voluntad, y ayudada con las manos consigue elevar la derecha. Los m¨¦dicos le han pronosticado una larga recuperaci¨®n, al menos un a?o hasta que le den el alta. No pueden dar un diagn¨®stico definitivo porque las esquirlas de metralla que tiene en la espalda no se pueden extirpar y con el metal no puede someterse a la resonancia magn¨¦tica que ser¨ªa definitiva. Pero la paciente no se queja y sigue trabajando. Aparatos de fisioterapia, piscina a falta de playa. "Al menos soy independiente, no como en el Mara?¨®n; sobre ruedas pero soy aut¨®noma".
El hospital Gregorio Mara?¨®n ser¨¢ el mejor recuerdo que tendr¨¢ est¨¢ familia de "esta guerra de la que no me siento parte", como dice Laura una de las pocas veces que alude a los atentados. M¨¢s que esa metralla que no la abandonar¨¢ nunca, el "me trataron muy bien, o su "?nos cuidaron tanto!" aparecen a cada rato en la conversaci¨®n. "Cite al doctor Lorenzo", "diga lo geniales que fueron todos, enfermeras y todo el personal". "Hay que volver all¨ª", prometen. El Mara?¨®n de Madrid est¨¢ lleno de gente que la espera, como dice Alejandro, "para darles las gracias tantas veces".
Todos en la familia Jim¨¦nez relatan "lo que pas¨®" y la b¨²squeda de la hija y la hermana con alivio. Elena, que reconoci¨® a Laura por la alianza, "estaba hinchada por la onda expansiva y ten¨ªa el pelo rojo de sangre". El padre, preguntando desesperado en la morgue de Ifema. La madre, esperando sin ver im¨¢genes en la tele. La angustia de Gabi que sabiendo a su novia embarazada, con la vida pendiente de no se sabe qu¨¦, tarda dos d¨ªas en volver de Indonesia donde se encontraba trabajando hace hoy justo cinco meses. Fue su amor, Gabriel, el que recibi¨® el mensaje de m¨®vil de Laura en el que le dec¨ªa que el Madrid hab¨ªa ganado unas horas antes su partido de la Liga de Campeones. Fue a las 7.35 de ese d¨ªa malo, sin una sospecha, sin indicio alguno de que el tren corr¨ªa en contra. Diez minutos antes de que se acabara su vida de antes.
Todo se lo cuentan a Laura, que habr¨¢ de esperar a ver las im¨¢genes de "esa historia" en el ¨¢lbum con recortes de EL PA?S que le ha ido confeccionando su t¨ªo.
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