La hora de Venezuela
Los venezolanos se van a pronunciar este domingo sobre la salida o permanencia en el poder de Hugo Ch¨¢vez. Cualquier desenlace es posible, dado el empate t¨¦cnico entre partidarios y detractores que se?alan las encuestas, la compleja personalidad del presidente y lo tortuoso del camino recorrido en sus cinco a?os y medio al frente del Gobierno. Un s¨ª deber¨ªa significar la salida de Ch¨¢vez y la convocatoria de elecciones presidenciales en un mes. Un no, su permanencia hasta las pr¨®ximos comicios de 2006. Sea cual fuere el resultado de una consulta que Ch¨¢vez ha intentado evitar por casi todos los medios, lo deseable es que permita a los venezolanos pasar p¨¢gina y reconstruir social y econ¨®micamente su maltrecho y dividido pa¨ªs.
La torpedeada oposici¨®n, tras recoger los 2,4 millones de firmas requeridas para la convocatoria, necesita ahora 3,8 millones de votos para revocar constitucionalmente el mandato del presidente. Pero carece tanto de mensaje claro, m¨¢s all¨¢ de la ca¨ªda del jefe del Estado, como de dirigente capaz de aglutinar a unas fuerzas cuyo ¨²nico pegamento es su aversi¨®n por el antiguo teniente coronel golpista. Dificultad a?adida es que muchos venezolanos, sobre todo los desheredados, siguen asociando a la oposici¨®n con el desacreditado y corrompido sistema bipartidista que pr¨¢cticamente se autodestruy¨® en los a?os noventa.
Hugo Ch¨¢vez, superado el idilio inicial con sus conciudadanos, que lo eligieron masivamente al final de 1998 y lo reeligieron en 2000 en el marco de una nueva Constituci¨®n, ha superado una intentona golpista, en abril de 2002, y una prolongada huelga que comenz¨® en diciembre de ese a?o. El l¨ªder venezolano, estratega acrisolado, no ha perdido el tiempo despu¨¦s. Con la ayuda de una espectacular subida de los precios del petr¨®leo ha organizado un programa populista de obras sociales, las misiones, que ha conseguido dar la vuelta a los sondeos que vaticinaban su derrota. Las misiones, a un coste astron¨®mico, esconden un sistema social paralelo financiado b¨¢sicamente con dinero del monopolio petrol¨ªfero estatal.
Venezuela no es hoy, pese al man¨¢ petrol¨ªfero, mejor que cuando Ch¨¢vez lleg¨® al poder. El desempleo oficial ha pasado del 12% al 17% y los pobres del pa¨ªs caribe?o, la mayor¨ªa de sus 25 millones de habitantes, est¨¢n peor que entonces en casi todo. El presidente tiene acusados ribetes autoritarios, manipula al poder judicial y controla f¨¦rreamente las Fuerzas Armadas, pero ha mantenido la libertad de expresi¨®n y de actuaci¨®n pol¨ªtica y muchos le consideran un gobernante honrado y baluarte contra el control estadounidense. Se supone qu¨¦ pasar¨¢ si pierde el domingo, pero es una inc¨®gnita si su victoria abrir¨ªa una fase m¨¢s radical del r¨¦gimen o, por el contrario, una etapa de reconciliaci¨®n y di¨¢logo ahora inexistente. Lo decisivo, en cualquier caso, es que el refer¨¦ndum sea de verdad una consulta libre y transparente.
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