La Venezuela del 16 de agosto
El 16 de agosto se la juega Venezuela. La sociedad venezolana, no el presidente de la Rep¨²blica Bolivariana, Hugo Ch¨¢vez. Digo bien el 16, el d¨ªa despu¨¦s de la celebraci¨®n del denominado refer¨¦ndum revocatorio -original instrumento constitucional introducido por dicha Rep¨²blica y que permite, a mitad de su periodo, que el pueblo se pronuncie contra la continuidad en el cargo del presidente-. Claro que tambi¨¦n permite que el pueblo se pronuncie a su favor.
A Ch¨¢vez se le puede y se le debe recriminar su pasado, pero no el haber sido limpia y democr¨¢ticamente elegido en dos ocasiones. La llamada Coordinadora Democr¨¢tica -heterog¨¦nea agrupaci¨®n de muy diversos y contradictorios or¨ªgenes, ausente de un l¨ªder destacado y consensuado y que se opone contundentemente a Ch¨¢vez- es igualmente susceptible de ser censurada. Algunos de sus dirigentes estuvieron implicados en el ef¨ªmero golpe de Estado (dur¨® 48 horas) que en 2002 intento derrocar al presidente.
Sin embargo, no es ¨¦se el tema principal. La cuesti¨®n estriba en la actual situaci¨®n de la sociedad venezolana y en el comportamiento a partir del 16 de agosto de los l¨ªderes de ambos bandos. Porque en realidad y lamentablemente es posible hablar de una sociedad dual, profundamente dividida y enfrentada. Hace un a?o form¨¦ parte de una misi¨®n del Parlamento Europeo que visit¨® el pa¨ªs para obtener informaci¨®n y sacar conclusiones. Escrib¨ª entontes sobre la dram¨¢tica polarizaci¨®n que se viv¨ªa y el informe del Parlamento Europeo (que yo no redact¨¦) afirmaba haber "encontrado en Venezuela un ambiente radicalizado en el que la polarizaci¨®n de la sociedad se refleja en los aspectos m¨¢s nimios de la vida cotidiana del pa¨ªs".
Tanto el fen¨®meno Ch¨¢vez como esa sociedad dual son consecuencia del r¨¦gimen corrupto en que los partidos pol¨ªticos, de uno y otro color pol¨ªtico, convirtieron a Venezuela en los ¨²ltimos a?os. Socioecon¨®micamente hablando, en un pa¨ªs de riqueza petrolera inmensa, el 71% de los hogares se halla en situaci¨®n de pobreza y 800.000 familias en pobreza extrema, al tiempo que los venezolanos de hoy tienen ingresos equivalentes a los de 1958 (El Nacional, 29-7-04). ?Es ello culpa de Ch¨¢vez, de quienes le precedieron o de unos y otros? Cierto es que el presidente no ha cumplido promesas importantes, pero entre los despose¨ªdos parece conservar mayor credibilidad que quienes se le oponen, muchos de los cuales piensan que votar por la oposici¨®n es hacerlo por el pasado. Y ese pasado es el sistema clientelista que transform¨® un gigante petrolero en uno de los pa¨ªses m¨¢s empobrecidos y corruptos del planeta.
Es notable que la fuerza combinada de televisi¨®n y prensa privadas -en su gran mayor¨ªa militantemente hostiles al nuevo r¨¦gimen y que en la pr¨¢ctica llevan a cabo la labor de oposici¨®n de los desprestigiados partidos pol¨ªticos- haya sido incapaz de erosionar esa todav¨ªa amplia popularidad de Ch¨¢vez. Tal vez la inquina con la que se realiza haya tornado las lanzas en ca?as. Un l¨ªder opositor inteligente, el democristiano Enrique Mendoza -que tras haber estado ligado al conato de golpe de 2002, revirti¨® felizmente a la legalidad constitucional- me dec¨ªa en julio de 2003 que Ch¨¢vez "es el primer presidente que trata de crear vasos comunicantes con los despose¨ªdos. Pero no sabe hacerlo. Invierte, pero los proyectos no se materializan". ?Ha aprendido desde entonces a invertir?
En cualquier caso, la gran masa pobre excluida del sistema tradicional est¨¢ convencida de que si "botan" al presidente, nadie se ocupar¨¢ de ellos. Piensan que es ¨¦l quien los ha incluido y por eso proclaman en una hermosa frase que lo dice todo: "Somos gente desde Ch¨¢vez". Pero los otros -esa gran parte de la clase media y alta- estiman que el presidente populista, con sus decisiones pol¨ªticas, les ha excluido a ellos. De ah¨ª la dualidad social, de ah¨ª la apreciaci¨®n dual sobre la figura de Ch¨¢vez. As¨ª, Omar Estacio lo califica de "inepto, afeminado, pat¨¢n, charlat¨¢n con antropometr¨ªa de flatulento" (El Universal, 6-1-03), mientras que el vicepresidente Jos¨¦ Vicente Rangel manifiesta que "es un fen¨®meno tel¨²rico, nacional, patri¨®tico, popular, de dimensiones que no han tenido otros l¨ªderes durante d¨¦cadas" (EL PA?S, 8-8-04).
?Qu¨¦ hacer despu¨¦s del d¨ªa 15? Sobre la base de que ambas partes y los actores externos a Venezuela aceptar¨¢n democr¨¢ticamente el resultado (si alguien lo rompe pasar¨¢ a la historia de la ignominia), hay que distender el clima pol¨ªtico y social. No puede volver a ocurrir que el ex presidente Carlos Andr¨¦s P¨¦rez declare que "Ch¨¢vez debe morir como un perro" (El Nacional, 25-7-04). Hay que aceptar que independientemente de qui¨¦n gane el refer¨¦ndum, la era chavista no desaparecer¨¢ de la noche a la ma?ana y que, a corto plazo, ser¨¢ imposible transformar la sociedad polarizada a la que me he referido en otra unificada y sin abismos. Pero hay que trabajar en esa direcci¨®n.
La oposici¨®n piensa que puede lograr el domingo la gesta de expulsar democr¨¢ticamente del poder al presidente de la Rep¨²blica, tal como ocurri¨® con los sandinistas en Nicaragua en 1990. No creo que sea f¨¢cil, pero est¨¢ en su derecho de intentarlo. Debe, no obstante, tener en cuenta que Ch¨¢vez no es causa sino producto, y que no se trata tanto de que Am¨¦rica Latina rechace la democracia, como de su modo de funcionar, que est¨¢ siendo cuestionado en muchos pa¨ªses. En cualquier caso, si se desea evitar las tentaciones caudillistas, hay que erradicar previamente la pobreza extrema y la corrupci¨®n.
Emilio Men¨¦ndez del Valle es embajador de Espa?a y eurodiputado socialista.
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