El buen par¨¢sito
Puede que usted haya o¨ªdo hablar del gen p53, el guardi¨¢n del genoma. Cuando las cosas van mal -falta de ox¨ªgeno, ambiente t¨®xico, da?os en el ADN-, p53 paraliza la c¨¦lula hasta que sus componentes est¨¢n reparados. Si las cosas van realmente mal, p53 dispara la apoptosis, o suicidio celular programado. M¨¢s vale perder una c¨¦lula que dejarla escapar de control para que da?e un ¨®rgano entero. En casi la mitad de los c¨¢nceres humanos, el gen p53 est¨¢ inactivado por una mutaci¨®n. Eso permite que el tumor siga creciendo pese a los da?os, y pese a la escasez local de ox¨ªgeno causada por su propia proliferaci¨®n descontrolada. En las c¨¦lulas normales de los alrededores, p53 detecta la falta de ox¨ªgeno y detiene el crecimiento. En las c¨¦lulas del tumor, p53 no funciona y las c¨¦lulas siguen proliferando: una met¨¢fora darwiniana en el interior del cuerpo.
Aaron Avivi y sus colegas de las universidades de Haifa y Tel Aviv, en Israel, se han preguntado si esa met¨¢fora no tendr¨ªa un referente real, fuera del cuerpo. Se han concentrado en el topo ciego, Spalax ehrenbergi, que se pasa la vida entera bajo tierra, movi¨¦ndose por unos t¨²neles donde la escasez de ox¨ªgeno impedir¨ªa vivir a cualquier otro mam¨ªfero. Avivi ha dado en el clavo: los topos ciegos tienen una mutaci¨®n en su gen p53, una importante errata del ADN que no existe ni en las personas ni en otras 41 especies de mam¨ªferos, pero s¨ª en muchos c¨¢nceres humanos. Al igual que en estos tumores, la mutaci¨®n de los topos ciegos es una adaptaci¨®n a la escasez de ox¨ªgeno. Los resultados se presentan esta semana en Proceedings of the National Academy of Sciences (edici¨®n electr¨®nica).
Los topos ciegos llevan 40 millones de a?os viviendo bajo tierra. La mutaci¨®n que llevan en p53 no inactiva por completo el gen. En vez de eso, su gen p53 mutante favorece la detenci¨®n del ciclo celular en vez de la apoptosis. Gracias a ello, las c¨¦lulas del topo siguen vivas, aunque funcionando a medio gas, pese a la escasez de ox¨ªgeno en los t¨²neles.
La mutaci¨®n en p53 no es la ¨²nica adaptaci¨®n darwiniana del topo ciego, seg¨²n explica Avivi en un correo electr¨®nico. "Los mam¨ªferos tenemos un gen (factor de crecimiento vascular endotelial, o VEGF), que hace brotar nuevos vasos sangu¨ªneos. Normalmente el gen se activa cuando escasea el ox¨ªgeno, de manera que el poco ox¨ªgeno que llega a la sangre pueda entregarse a los tejidos mediante la nueva red de vasos sangu¨ªneos. Pero, en el topo ciego, el gen VEGF tiene una mutaci¨®n que le hace estar activo siempre. Y, de hecho, el topo Spalax tiene muchos m¨¢s vasos sangu¨ªneos que una rata".
El gen p53 fue descubierto como una clave del c¨¢ncer, pero cada vez m¨¢s indicios apuntan a su importancia en la evoluci¨®n de las especies. El gen regula a muchos otros genes implicados en la proliferaci¨®n celular y su detenci¨®n, en la reparaci¨®n de los da?os en el ADN y en el suicidio celular, y Michael Resnick y Alberto Inga, de los Institutos Nacionales de la Salud de EE UU, han mostrado que distintas mutaciones en p53 tienen muy distintos efectos en la activaci¨®n o represi¨®n de todos esos genes. Un solo cambio en p53 puede afectar de golpe a una docena de funciones biol¨®gicas complejas. Otro cambio en p53 afecta a la misma docena, pero de una manera totalmente distinta. Evoluci¨®n r¨¢pida.
?Es el c¨¢ncer una especie de experimento evolutivo confinado dentro del cuerpo? "Se hace dif¨ªcil aplicar a un tumor la idea de 'supervivencia del m¨¢s apto", dice Avivi. "Adem¨¢s, un buen par¨¢sito no debe matar a su hu¨¦sped."
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.