Mozart rima con sardana
Mozart y sus sinfon¨ªas y las airosas sardanas de Vicen? Bou son los mimbres sobre los que se teje la Prague Sinfonietta, la obra que el Festival Internacional de M¨²siques de Torroella de Montgr¨ª (Girona) encarg¨® al compositor Leonardo Balada (Barcelona, 1933) y cuyo estreno tuvo lugar el viernes en el transcurso de un concierto de la orquesta Sinfonietta Checa en la iglesia de Sant Gen¨ªs. Al saber que la orquesta que iba a estrenar la obra era de la capital checa, Balada estableci¨® una conexi¨®n entre la c¨¦lebre sinfon¨ªa Praga, una de las mejores sinfon¨ªas de Mozart, y Llevantina, una de las sardanas m¨¢s conocidas de Bou, compositor nacido en Torroella de Montgr¨ª.
Llevantina y la sinfon¨ªa Praga se parecen como un huevo y una casta?a, ambas son grandes obras totalmente redondas, pero de naturaleza absolutamente diferente, y aqu¨ª est¨¢ la gracia, pues proporcionan al compositor material contrastante con personalidad mel¨®dica y r¨ªtmica en cada caso muy definida. De ese contraste nace la nueva obra. Mozart domina en el arranque de Prague Sinfonietta, los motivos caracter¨ªsticos aparecen esquematizados en un proceso casi de deconstrucci¨®n, una pulsaci¨®n fija domina la cuerda en toda la primera parte, poco a poco los intervalos sobre los que se construye Llevantina empiezan a aparecer en maderas y metales ocupando cada vez m¨¢s espacio sonoro y estructur¨¢ndose cada vez m¨¢s en forma de tema para, al final, ser claramente cita. Prague Sinfonietta es un breve e interesante viaje musical de poco m¨¢s de 10 minutos que, empezado en Praga, acaba, sin incidentes mayores, en Torroella de Montgr¨ª. No es m¨¢s, tampoco menos, que eso.
Se sigui¨® con una versi¨®n ¨®ptima del Triple concierto Op. 56 de Beethoven con los miembros del prestigioso Tr¨ªo Guarneri como solistas. Empez¨® la orquesta presentando el tema que despu¨¦s retomar¨ªan los solistas y con s¨®lo ver la cara de tranquila satisfacci¨®n de Ivan Klanski, el pianista, supimos que todo iba a ir bien, y as¨ª fue. Tres gatos viejos, pero en buena forma, divirti¨¦ndose con el Triple concierto, y si en alg¨²n momento la afinaci¨®n del violonchelo quiz¨¢ rechin¨®, se pod¨ªa perfectamente no tener en cuenta.
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