Neanderthal madrile?o, clave del rompecabezas humano
40 cient¨ªficos trabajan para rellenar "las lagunas" de la evoluci¨®n en el yacimiento arqueo-paleontol¨®gico de Pinilla del Valle
La sierra de Madrid fue un gigantesco mar que el tiempo y el movimiento vasculante de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica sec¨®. Entonces afloraron sus calizas, aquellas que el mar escond¨ªa en su fondo, sus granitos y pizarras. Un caudaloso r¨ªo Lozoya surc¨® su valle, y grupos de hom¨ªnidos neanderthales lo recorrieron desde entonces tras el rastro de los grandes mam¨ªferos que acud¨ªan a ¨¦l para saciar su sed. All¨ª, en el valle del alto Lozoya, persisten hoy los huesos fosilizados del primer hom¨ªnido que pis¨® la Comunidad de Madrid: el Homo sapiens neanderthalis, el ¨²ltimo hom¨ªnido antes del hombre moderno y pieza clave para entender la evoluci¨®n del hombre.
Aquel individuo habit¨® estos parajes hace unos 140.000 a?os y hasta hace 80.000 a?os. Sobrevivi¨® a la ¨²ltima glaciaci¨®n, y se adapt¨® a ella construyendo hogares, excavados en el suelo, y en cavernas, manteniendo hogueras encendidas dentro de ellas. Dos molares de este madrile?o hombre del neanderthal fueron descubiertos en Pinilla del Valle hace ahora 25 a?os, durante unas excavaciones que el Canal de Isabel II realizaba en la zona. Ahora, un equipo de 40 paleont¨®logos, ge¨®logos y arque¨®logos, en su mayor¨ªa de nacionalidad espa?ola, se concentra en la zona para descubrir c¨®mo vivi¨® "este primer madrile?o". Unas investigaciones clave, teniendo en cuenta que este madrile?o parece ser el ¨²ltimo eslab¨®n necesario para reconstruir el puzzle de la evoluci¨®n humana.
El estudio que se prolongar¨¢ al menos durante 10 a?os m¨¢s, est¨¢ financiado por la Consejer¨ªa de Cultura y Deportes de la Comunidad de Madrid, con un presupuesto para esta campa?a, que durar¨¢ un mes, de 120.000 euros.
Si los yacimientos de la burgalesa sierra de Atapuerca son el "producto paleontol¨®gico estrella de nuestro pa¨ªs", como afirmaba ayer Enrique Baquedano, ge¨®logo y director del Museo Arqueol¨®gico Regional de Madrid, los hallazgos de las cuevas de Pinilla del Valle "son su complemento perfecto".
"En Atapuerca se han encontrado f¨®siles desde hace un mill¨®n y medio de a?os hasta la actualidad. Sin embargo, de la ¨¦poca de los neanderthales no se sabe nada desde los 200.000 a los 40.000 a?os", explic¨® Baquedano, que adem¨¢s dirige los trabajos de excavaci¨®n. "Es por esta raz¨®n que hay un perfecto encaje entre los f¨®siles de estos dos yacimientos. Las piezas que encontremos en Pinilla completar¨¢n las lagunas del tiempo, aquellas de las que menos se sabe, de la evoluci¨®n humana". Y las pretensiones son grandes. "Esperamos completar no s¨®lo la secuencia de Atapuerca, sino la de toda Europa", afirma el ge¨®logo.
El Homo sapiens neanderthalis madrile?o viv¨ªa en cuevas k¨¢rsticas, excavadas por el agua en las calizas, como la de Buena Pinta, a los pies del actual embalse de Pinilla. En esta cueva y en el yacimiento de Navalma¨ªllo, muy cerca del primero, centrar¨¢ el equipo de cient¨ªficos todos los esfuerzos de esta nueva campa?a paleontol¨®gi- ca que, como contaron ayer, "est¨¢ muy enfocada en descifrar los entresijos culturales y etnol¨®gicos de esta poblaci¨®n".
Los estudiosos buscan herramientas talladas en piedra como las denticuladas raederas, usadas para cortar las pieles de los grandes mam¨ªferos que cazaban. Pedazos de cuarzo, s¨ªlex o cuarcitas, tra¨ªdos en ocasiones desde kil¨®metros de distancia, que esconden detalles de la vida diaria de estos hom¨ªnidos que consiguieron por primera vez domesticar el fuego.
Rinoceronte y oso cavernario
"El manejo del fuego", explic¨® el ge¨®logo, "permiti¨® cosas tan importantes hoy en d¨ªa como son el lenguaje o la transmisi¨®n de ritos". En sus cuevas y al calor de la hoguera, el hombre del neanderthal cocin¨® grandes mam¨ªferos tan insospechados de encontrar hoy en las monta?as madrile?as como la hiena, el uro, el oso cavernario (subespecie del oso pardo pero m¨¢s herb¨ªvoro y de mayor tama?o) y el megacero, "una subespecie extinta de la familia de los c¨¦rvidos, con cuernas de m¨¢s de dos metros de anchura", afirma.
"En Pinilla del Valle hemos encontrado m¨¢s de 3.000 restos f¨®siles pertenecientes a 70 especies de fauna diferentes". Entre ellos, el rinoceronte, especie hoy restringida al continente africano y al sureste asi¨¢tico, y que es indicador de la beligerancia clim¨¢tica que rein¨® durante el pleistoceno, cuando pobl¨® el neanderthal las monta?as de Madrid.
Tal es la importancia de los hallazgos que la Consejer¨ªa de Cultura ya tramita su declaraci¨®n como Bien de Inter¨¦s Cultural (BIC). En concreto, la de la zona arqueol¨®gica y paleont¨®logica, que es el "m¨¢ximo reconocimiento que actualmente puede conced¨¦rsele a un yacimiento", explic¨® el director general de Patrimonio Hist¨®rico de la Comunidad de Madrid, Javier Hern¨¢ndez, cuando visit¨® ayer los yacimientos.
Los cient¨ªficos -no hay apenas estudiantes por ser trabajos muy delicados- trabajan "de sol a sol" y con altas dosis de motivaci¨®n. "No pararemos m¨¢s que los s¨¢bados. Y ser¨¢ para traer provisiones hasta el campamento", anuncia Baquedano. Pronto vendr¨¢n a completar el equipo cuatro arque¨®logos georgianos, procedentes de uno de los yacimientos m¨¢s importantes de Europa: el de Dmansi, donde han sido encontrados los restos hom¨ªnidos m¨¢s antiguos de toda Euroasia.
Los trabajos son codirigidos entre Baquedano, el paleont¨®logo Jos¨¦ Mar¨ªa Berm¨²dez y el ge¨®logo Alfredo P¨¦rez Gonz¨¢lez, ambos estudiosos de Atapuerca, en colaboraci¨®n con el Parque Natural de Pe?alara.
Roedores para descifrar el clima
Son los restos de los peque?os mam¨ªferos encontrados en el Alto Valle del Lozoya los que mejor esconden las claves de la evoluci¨®n clim¨¢tica de la regi¨®n. Ratones de pradera o topillos de campo engullidos por las grandes rapaces, roedores todos ellos con una gran actividad metab¨®lica, son, a falta de registros de polen que analizar, la mejor huella para saber c¨®mo fue y c¨®mo ha evolucionado el clima en la Comunidad de Madrid. El ¨²nico cient¨ªfico no espa?ol que hasta el momento se ha acercado hasta los yacimientos de El Calvero, en Pinilla del Valle, un paleont¨®logo neerland¨¦s afincado en Espa?a, lo explica as¨ª: "No s¨®lo son representativos por tener unas tasas de evoluci¨®n muy r¨¢pidas. Estos micromam¨ªferos, al igual que sus presas, en general insectos, no se adaptan bien a los cambios de temperatura. Analizando sus restos f¨®siles es f¨¢cil saber con exactitud cu¨¢l era el clima dominante en el momento de su muerte".
Es precisamente la fuente de lavado de las egagr¨®pilas, ovillos de huesos y pelo regurgitados por las aves, un punto clave en los trabajos del yacimiento de Pinilla. All¨ª, acumulados sobre pl¨¢sticos, monta?as de restos de roedores esperan a ser analizados por los expertos.
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