Condenados a entenderse

Es necesario que el mar deje de arrojarnos a la cara los cad¨¢veres del desencuentro. Nos guste o no, somos puerta de entrada a miles de personas que sin esperanza ni futuro en sus pa¨ªses, se lanzan en pos de un Dorado sin importarles perder la vida en el intento.

Con cada patera intervenida, con cada cargamento de repatriaci¨®n se hace m¨¢s evidente la necesidad de una Ley de Extranjer¨ªa eficaz y acorde a los tiempos de cambio que se avecinan.

La poblaci¨®n activa en Espa?a est¨¢ envejeciendo, se est¨¢n perdiendo oficios porque ya no queda quien sepa desempe?arlos, ni los ense?e, y nadie se preocup¨® de cuidar la cantera de ferrallistas, encofradores y un largo etc¨¦tera. Estamos en la cultura del ocio y las nuevas tecnolog¨ªas y las campa?as informativas copan los medios de comunicaci¨®n. No estar¨ªa de m¨¢s que nuestros gobernantes se preocupasen de explicarnos las muchas razones que existen para aceptar la inmigraci¨®n.

La cotizaci¨®n a la Seguridad Social es un pilar b¨¢sico en el mantenimiento de las pensiones y s¨®lo desde la legalidad se puede cotizar.

Tenemos la obligaci¨®n de evitar que, por desconocimiento, estos colectivos se marginen; nuestra historia de continuos mestizajes es un buen comienzo para que les facilitemos la integraci¨®n. S¨®lo desde un conocimiento de su cultura y una actitud de comprensi¨®n y respeto mutuo podremos asumir la llegada masiva de inmigrantes.

Por tanto, bienvenidos sean todos los entendimientos que nos lleven por el camino de la colaboraci¨®n y la solidaridad. Se ha ofrecido talante y di¨¢logo desde el Gobierno, que responda la oposici¨®n con generosidad y acepte. Espa?a es mucho m¨¢s que una cuesti¨®n de partidos.