Los trucos de un novelista

Cuando Bernardo Atxaga (Asteasu, 1951) toma la palabra, en la sala se hace un silencio casi reverencial. Est¨¢ a punto de destapar los secretos de su t¨¦cnica narrativa. La expectaci¨®n es m¨¢xima. Atxaga ofrece la receta m¨¢gica: "Un buen libro tiene que crear vida", de tal forma que "el lector participe, sienta, vea, escuche, se emocione, r¨ªa o llore con la historia". As¨ª se escribe un libro.

?ste era el t¨ªtulo del curso que el escritor imparti¨® ayer sobre el proceso de creaci¨®n literaria dentro de los Cursos de Verano de la UPV en San Sebasti¨¢n. En el aula le escuchaban 111 personas, la mayor¨ªa, estudiantes y licenciados en Filolog¨ªa, traductores, profesores y futuros periodistas. Junto a ellos, un arquitecto, un qu¨ªmico y un economista. Atxaga explic¨® despu¨¦s a los medios informativos que la correcci¨®n es "la herramienta m¨¢s rica y eficaz de la creaci¨®n", porque los textos surgen "repletos de faltas". Por eso, en su mesa de trabajo tiene, muy visible y como recordatorio, poemas corregidos de Fernando Pessoa y un cuaderno de correcciones de Sylvia Plath.

A punto de ver publicada en Alfaguara El hijo del acordeonista, la traducci¨®n al castellano de su ¨²ltima novela Soinujolearen semea, admiti¨® que en la actualidad escribe m¨¢s seguro que en sus inicios, cuando "no sab¨ªa c¨®mo acabar" las obras y tardaba varios meses en rematar un cuento. Es fruto de la experiencia que dan los a?os: "A m¨ª la vida ya me ha dado un informe".

Ahora bien, esa veteran¨ªa no resulta suficiente a veces para sortear la "fuerte presi¨®n" que soportan hoy en d¨ªa los escritores. Una presi¨®n que procede, seg¨²n Atxaga, de los lectores, las editoriales y la prensa, que son "m¨¢s activos que hace 20 a?os". Aprieta tanto m¨¢s el mercado literario como su condici¨®n de novelista consagrado, que le ha llevado en muchas ocasiones a opinar sobre cuestiones que no pertenecen a su ¨¢mbito profesional: "Una ventaja de nacer en Euskadi es que te obligan a pensar. Eso es bueno, porque si no nos obligan no pensamos. Yo en la vida pens¨¦ que iba a saber tanto sobre la autodeterminaci¨®n", dijo el autor. Y el auditorio le dedic¨® una sonora ovaci¨®n.