El atolladero latinoamericano
Uno de los mayores enigmas de la econom¨ªa mundial es el bajo rendimiento latinoamericano. Desde comienzos de la d¨¦cada de 1980, Latinoam¨¦rica se ha estancado, con unas rentas per c¨¢pita que crecen lentamente (o nada) en la mayor parte de la regi¨®n, y con una crisis detr¨¢s de otra. Se ha probado con la liberalizaci¨®n del comercio, la privatizaci¨®n y las reformas presupuestarias. Pero algo frena la regi¨®n.
La falta de un crecimiento vigoroso es especialmente sorprendente porque Latinoam¨¦rica tiene gran cantidad de recursos naturales, unas condiciones sanitarias razonablemente buenas, y unas tasas de alfabetizaci¨®n en adultos que alcanzan el 90% o m¨¢s. De manera similar, las tasas de fertilidad han ca¨ªdo dr¨¢sticamente, la situaci¨®n de las mujeres ha mejorado, y las ni?as disfrutan de igual acceso a la educaci¨®n, con tasas de matriculaci¨®n m¨¢s elevadas que los ni?os en muchos pa¨ªses. Adem¨¢s, la mayor parte de la poblaci¨®n reside cerca de las costas, con un buen acceso al comercio internacional, y la mayor¨ªa vive en las ciudades, otra ventaja para el crecimiento.
"Latinoam¨¦rica debe invertir m¨¢s en sus habitantes para que puedan unirse a la vanguardia de la productividad mundial"
?C¨®mo se explica entonces la falta de crecimiento real en los ¨²ltimos 25 a?os? Yo culpo a dos problemas no solucionados, pero solucionables. El primero existe desde hace siglos: las divisiones sociales originadas durante la conquista europea sobre los nativos americanos en el siglo XVI, que trajeron enormes cantidades de esclavos de ?frica, especialmente en la cuenca del Caribe y en Brasil. Incluso hoy, la desigualdad de ingresos en Latinoam¨¦rica se encuentra entre las m¨¢s elevadas del mundo, reflejo de los antiguos patrones de divisi¨®n ¨¦tnica y racial.
La desigualdad de las rentas proyecta una larga sombra. Desde hace mucho tiempo, los ricos luchan contra el establecimiento de los impuestos necesarios para aumentar la inversi¨®n en la educaci¨®n y la salud de los pobres, perpetuando las divisiones sociales y dejando a muchas personas sin la salud y la capacitaci¨®n que la econom¨ªa competitiva exige.
Aparte de esto, se ha pasado por alto un fallo b¨¢sico de la estrategia econ¨®mica. Mientras que los gobiernos asi¨¢ticos, por ejemplo, se esfuerzan incansablemente por aumentar la capacidad cient¨ªfica y tecnol¨®gica de su econom¨ªa, las pol¨ªticas nacionales para el fomento de la ciencia y la tecnolog¨ªa raramente adquieren dicha importancia en Latinoam¨¦rica. La consecuencia es la incapacidad para beneficiarse de las revoluciones tecnol¨®gicas mundiales.
Los pa¨ªses asi¨¢ticos en desarrollo producen ahora ordenadores, semiconductores, productos farmac¨¦uticos y programas inform¨¢ticos. En cambio, incluso el pa¨ªs que mejores resultados est¨¢ obteniendo de Latinoam¨¦rica, Chile, sigue siendo en gran medida una econom¨ªa basada en los recursos, concentrada en las exportaciones de cobre y productos agr¨ªcolas. Estos sectores est¨¢n avanzados tecnol¨®gicamente, pero constituyen una base limitada para el desarrollo a largo plazo.
La situaci¨®n dista mucho de ser desesperada. Brasil exporta ahora aviones y muchos bienes de consumo duraderos. Tambi¨¦n M¨¦xico ha empezado a dar muestras de una significativa destreza tecnol¨®gica. Argentina, Chile y otros pa¨ªses podr¨ªan convertirse en productores de agricultura de alta tecnolog¨ªa, al frente de la agrobiotecnolog¨ªa, por ejemplo, si se dedican a ello. Dicho impulso podr¨ªa servir de arranque al crecimiento.
Los pa¨ªses latinoamericanos deber¨ªan aumentar el gasto en I+D hasta llegar al 2% (desde el 0,5% actual) del PIB, con apoyo p¨²blico a los laboratorios y a las universidades, y en parte con incentivos al sector privado. Deber¨ªan sacarles la alfombra roja a las multinacionales de alta tecnolog¨ªa, como ha hecho Asia.
Deber¨ªan tambi¨¦n aumentar su atenci¨®n a la formaci¨®n cient¨ªfica y tecnol¨®gica, y animar a una proporci¨®n m¨¢s elevada de estudiantes a ir a la universidad. Las ayudas estatales para matr¨ªculas y para la creaci¨®n de nuevas universidades y la ampliaci¨®n de las existentes ser¨ªan de utilidad, al igual que las grandes inversiones en ordenadores y en tecnolog¨ªa de la informaci¨®n en colegios y comunidades.
En resumen, las sociedades latinoamericanas deben invertir m¨¢s en sus habitantes, para que puedan unirse a la vanguardia de la productividad mundial. Si estas inversiones llegan a todas partes de Latinoam¨¦rica, ricas y pobres, las perspectivas de la regi¨®n mejorar¨¢n enormemente.
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