El ¨²ltimo vuelo de Jorkina

Todo tiene su final. Svetlana Jorkina buscaba su tercer t¨ªtulo ol¨ªmpico consecutivo en las paralelas asim¨¦tricas, un aparato en el que ha reinado desde hace ya nueve a?os. En 1995 gan¨® su primer t¨ªtulo mundial en Sabae (Jap¨®n), donde empez¨® a volar desde su mejor aparato. En un mundo de ni?as bajitas, esquel¨¦ticas o macizas, pero muy peque?as, la rusa fue una excepci¨®n. Parec¨ªa de otro tiempo, como su compatriota entonces sovi¨¦tica Svetlana Boginskaia en los finales de los a?os 80. O la anterior, Ludmila Turischeva, la ¨²ltima mujer antes de la invasi¨®n infantil con la rumana Nadia Comaneci. Ayer se cay¨® en medio de su ejercicio. M¨¢s bien, se dej¨® caer. Iba desequilibrada y en su impenetrable rostro pareci¨® leerse: "Me bajo a coger magnesia. La necesito porque no me agarro bien". Y se baj¨®. Y con ella acab¨® todo un mito de la gimnasia.

Jorkina mide s¨®lo 1,64 metros, pero parece una modelo de alta costura en comparaci¨®n con sus habituales compa?eras. Una especie de grulla o cig¨¹e?a humana. La mujer de su entrenador, Boris Pilkin, tuvo que convencerle para que la entrenara porque pensaba que era demasiado alta. Ahora est¨¢ especialmente delgada, pesa poco m¨¢s de 50 kilos y da la sensaci¨®n, pese a haber sido segunda en el concurso m¨²ltiple individual, nada menos, y a ayudar decisivamente a su equipo para ser bronce, que est¨¢ ya de vuelta. Lo de ayer fue todo un s¨ªntoma. Con experiencia no se puede hacer todo.

La pena fue que el concurso result¨® muy pobre y de eso se aprovech¨® la francesa Emilie Lepennec para ganar un inesperado t¨ªtulo con s¨®lo 9,687 puntos de nota. Las chinas, muy j¨®venes, volvieron a fallar con la presi¨®n. Ellas son el futuro, pero ayer se fue al gran pasado.

El otro gran momento de la noche, el ¨²ltimo, registr¨® otra ca¨ªda, aunque no f¨ªsica, en las anillas. Yuri Chechi, el legendario italiano, cinco veces campe¨®n del mundo y ol¨ªmpico en Atlanta 96, volv¨ªa a su aparato, pero no pudo pasar del bronce. Fue el ¨²ltimo en actuar y era muy dif¨ªcil remontar a los jueces, que ya dieron pr¨¢cticamente el oro al griego Dimosthenis Tampakos tras actuar en primer lugar. Para ¨¦l no era tanto inconveniente como para Cano, por ejemplo. Es un grand¨ªsimo especialista y jugaba en casa, doble raz¨®n para hacerle imbatible pese a ser la primera nota. Puso el l¨ªmite alt¨ªsimo, desde luego: en 9,862. Y s¨®lo se le acerc¨® el b¨²lgaro Jovtchev, con 9,850. Chechi, decepcionado por el maltrato de los jueces, se qued¨® en 9,812.