El reencuentro triunfal de dos amigos de la infancia
Cuando asegura que lo ¨²nico que no cambiar¨ªa de su barco "es al tripulante", Iker Mart¨ªnez, de 27 a?os, resume los motivos del oro que acaba de lograr junto a Xabier Fern¨¢ndez. La suya es la historia de dos amigos. Dos chicos que compet¨ªan en las regatas en Euskadi, que buscaban las primeras posiciones en Optimist y Vaurien, pero cuyas vidas tuvieron trayectorias distintas. Mientras Iker nunca dej¨® de navegar y se lanz¨® del Optimist a la aventura ol¨ªmpica, Xabier opt¨® por la bicicleta cuando su hermano y ¨¦l se alejaron del mar. Estuvo tres a?os compitiendo como amateur. Hasta que en 1998 recibi¨® una llamada de Iker. Le ped¨ªa que se fuera a Santander y que navegara con ¨¦l en 49er.
"Me sorprendi¨®", confiesa Xabier, tambi¨¦n de 27 a?os; "nos conoc¨ªamos un mont¨®n, desde los 12 o los 13 a?os. Cuando me llam¨®, ¨¦l ya estaba liado con este tema ol¨ªmpico. Fue en diciembre. Me lo pens¨¦, pero me fui con ¨¦l. Desde entonces hemos estado juntos y con las ideas claras: trabajar mucho, dedicaci¨®n exclusiva y los Juegos como objetivo".
Xabier hab¨ªa comenzado a navegar en un pantano de Navarra incentivado por su padre, que acababa de realizar un cursillo. Aquello les gust¨® a ¨¦l y a su hermano. Empezaron a competir en Euskadi. Iker, nacido en San Sebasti¨¢n, se hab¨ªa subido de ni?o al crucero de sus abuelos y entrar en un barco fue algo natural: "Navegaba igual que mis amigos, pero cuando hab¨ªa una regata la ganaba o quedaba entre los tres primeros. Era muy f¨¢cil. No sab¨ªa por qu¨¦ ni c¨®mo lo hac¨ªa, pero ganaba". Su primera gran victoria data de 1992: "Ten¨ªa 15 a?os y gan¨¦ el Campeonato de Espa?a de Optimist. Me parec¨ªa imposible".
Decidi¨® dedicarse a la vela de forma profesional: "Me plant¨¦e que iba a estudiar s¨®lo materias que pudieran ayudarme en la navegaci¨®n: desde aprender idiomas hasta adquirir conocimientos b¨¢sicos de f¨ªsica [es t¨¦cnico en proyectos de construcci¨®n]". En estas condiciones lleg¨® al CAR de Santander. All¨ª se encontr¨® con Alejandro Abascal, director del centro y ahora, adem¨¢s, entrenador de 49er.
"Con Iker era dif¨ªcil equivocarse", reconoce Abascal, oro en Flying Dutchman en Mosc¨² 80 con Miguel Noguer; "hay personas a las que ves subirse a un barco y ya sabes que ser¨¢n buenos. Simplemente, por la forma de mirar las cosas, de moverse, de ver la direcci¨®n de los vientos. Ten¨ªa algo especial. De diez veces acertaba ocho. Lo ten¨ªa todo. Y apost¨® fuerte". Cuando en 1996 el 49er fue declarado clase ol¨ªmpica, Abascal tuvo que elegir tripulantes: "Era y es un barco dif¨ªcil. Hacen falta cinco meses de navegaci¨®n s¨®lo para sobrevivir, para no volcar. Y luego comenzar a pulir detalles. Al principio, navegar a 20 nudos era un riesgo, pero ahora alcanzan los 25 (52 kil¨®metros por hora)".
Iker lo prob¨® con varios tripulantes, pero las cosas no funcionaron. Entonces decidi¨® llamar a Xabier. "Los dos forman un t¨¢ndem inmejorable", analiza Abascal; "Iker es como todos los genios. Estupendo, divertido, pero un poco so?ador. A veces parece que vive en otra galaxia. Pero cuando est¨¢ cerca del barco se transforma, se concentra y controla hasta los m¨ªnimos detalles. Y Xabi es un complemento perfecto. Un buenazo como persona y un toro f¨ªsicamente. T¨¦cnicamente, es buen¨ªsimo. Sabe c¨®mo sacar velocidad a las velas. Y su car¨¢cter hace que todos los comentarios a bordo sean positivos".
"Lo dem¨¢s del barco me da todo igual", asegura Iker; "lo ¨²nico que no cambiar¨ªa es al tripulante". Sabe por qu¨¦ lo dice. Juntos fueron campeones del mundo en Hawai 2002 y Atenas 2004 y juntos han logrado el oro ol¨ªmpico. Seguir¨¢n unidos en nuevas aventuras, enrolados en un crucero para dar la vuelta al mundo. Hasta que vuelvan a la rutina del trabajo en clases ol¨ªmpicas: "?En 49er? Es una inc¨®gnita".
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