Punta Ballena, turismo sin complejos
En Magaluf, Mallorca, hay dos calles atestadas de discotecas, bares y clubes que son desde hace 10 a?os el para¨ªso casi exclusivo de los j¨®venes veraneantes ingleses, irlandeses y escoceses. Estancias, marcha y borracheras a bajo precio.
Agosto llega a su fin y con ¨¦l se agota tambi¨¦n el paradisiaco sue?o de alcohol y sexo f¨¢cil que miles de j¨®venes brit¨¢nicos van a buscar a Magaluf, en Mallorca, cada verano. Punta Ballena es el centro neur¨¢lgico del desmadre colectivo en las noches estivales de esta localidad mallorquina, una encrucijada de dos calles atestadas de discotecas, bares y clubes, a escasos cien metros de la playa. El turismo nacional no existe en este enclave, un coto en el que ingleses, irlandeses y escoceses pr¨¢cticamente gozan de exclusividad.
Punta Ballena se nutre del turismo a bajo precio, representa un modelo vacacional que partidos pol¨ªticos y empresarios del sector en Baleares coinciden en se?alar como poco deseable, pero se mantiene en plena ebullici¨®n desde hace m¨¢s de diez a?os. La hosteler¨ªa balear debate en estos d¨ªas nuevas f¨®rmulas para reactivar los destinos tur¨ªsticos de las islas. Mientras unos apuestan por un turismo "de calidad", hay quien se apunta a la oferta del "todo incluido", que garantiza una gran afluencia de veraneantes sin complejos ni miramientos y con el sencillo inter¨¦s de pasarlo bien.
Adolescentes embutidos en camisetas de clubes de f¨²tbol circulan por la v¨ªa p¨²blica agarrados a cubos de cerveza, el rostro enrojecido por el sol y la alegr¨ªa et¨ªlica. Muchos chicos y chicas conocen el lugar desde hace tiempo. Los que antes ven¨ªan con sus padres, ahora viajan en compa?¨ªa de sus amigos. "Es la primera vez que vengo aqu¨ª con amigos. El ambiente es genial, y las chicas, impresionantes". Ben, estudiante universitario en Birmingham, no esconde cu¨¢les son sus objetivos durante la semana que pasar¨¢ en Magaluf: "Es f¨¢cil tener sexo con inglesas aqu¨ª, pero a m¨ª me gustan las espa?olas". Una pareja magre¨¢ndose en la barra del bar confirma sus palabras. Pero es complicado encontrar espa?oles en Punta Ballena. Eso s¨ª, cada cierto tiempo aparecen grupos de j¨®venes locales en busca de diversi¨®n y relaciones sin compromiso. Su lema: "Si no ligas aqu¨ª, no lo har¨¢s en ning¨²n sitio". Por si acaso, se reparten preservativos gratis.
Shagaluf es como los chavales brit¨¢nicos llaman a esta localidad (to shag describe el acto sexual en la jerga de la juventud londinense). Alucinantes escenas se suceden en las calles una noche cualquiera, entre semana, desde junio hasta septiembre. Hooligans descontrolados corean a pleno pulm¨®n el himno del Celtic de Glasgow y piropean a tres chicas que pasean sus minifaldas por la acera. Un taxista expulsa de su coche a una joven con cajas destempladas por derramar sobre la tapicer¨ªa un recipiente gigante de sangr¨ªa. Los guardias de seguridad de los clubes relatan episodios de reyertas, exhibicionismo, comas et¨ªlicos...
El encargado de Banana's, una de las discotecas m¨¢s antiguas de la zona, insiste: "Aqu¨ª estamos muy tranquilos, la gente viene a divertirse, pero dentro de un orden". En ese instante, un joven sale disparado calle arriba a toda velocidad, llevando a lomos a una chica. Los viandantes jalean con gritos y carcajadas la carrera, que acaba con un severo topetazo en el asfalto. La chica vapuleada se escabulle. Es una relaciones p¨²blicas, su misi¨®n es atraer clientes a los locales, con irresistibles ofertas como la que promete un litro de cerveza por persona y entradas para un parque acu¨¢tico a cambio de doce euros.
D¨ªas atr¨¢s, el delegado del Gobierno en Baleares quiso conocer Punta Ballena de primera mano. Su visita fue precedida por la Guardia Civil, que se asegur¨® de que la zona quedara lo m¨¢s as¨¦ptica posible. El Ayuntamiento de Calvi¨¤, municipio al que pertenece Magaluf, trata de mantener el orden cada noche con la presencia regular de agentes de la Benem¨¦rita. Cuando el coche patrulla se esfuma, vuelve la vida a Punta Ballena.
![Una discoteca de Punta Ballena.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/BVS4UPLR6DB644BEAQ6E2HEH7Q.jpg?auth=ff9e70393c642fdd213aae4e1bad5510e28ecae0039967757db5bdccded60632&width=414)
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