La 'Novena sinfon¨ªa' de Beethoven
EL PA?S presenta el lunes, por 2,95 euros, un documento excepcional: la ¨²ltima versi¨®n de Wilhelm Furtw?ngler de la genial obra
Tiene que ser muy relevante un concierto para que se conserve en la memoria de los aficionados la fecha y el lugar de la interpretaci¨®n. El 22 de agosto de 1954, en el marco del Festival de Lucerna, Wilhelm Furtw?ngler dirigi¨® por ¨²ltima vez la Novena, de Beethoven, y hay un registro discogr¨¢fico del acontecimiento, que es precisamente el libro-disco que ma?ana se podr¨¢ adquirir en unas condiciones sorprendentes de sonido a 2,95 euros con el ejemplar de EL PA?S. ?La sinfon¨ªa m¨¢s emblem¨¢tica de la cultura europea en el canto de cisne final del mayor beethoveniano del siglo pasado!
Furtw?ngler dirigi¨® por primera vez la Novena (si no se especifica otra cosa, la Novena a secas siempre es la de Beethoven) el 26 de abril de 1913 en L¨¹beck. Ninguna otra sinfon¨ªa le ha acompa?ado de una manera tan significativa a lo largo de su vida. Entre L¨¹beck y Lucerna la program¨® en sus conciertos 96 veces, alguna de ellas tan simb¨®lica como la de Bayreuth de 1951, con motivo de la reapertura del festival wagneriano despu¨¦s de la guerra. En alguien como Furtw?ngler, que diferencia de una forma manifiesta cada una de sus versiones interpretativas, la ¨²ltima mirada es, en cierta medida, reveladora de la experiencia de toda una vida. El director alem¨¢n fallecer¨ªa el 30 de noviembre de 1954 en Baden Baden (con motivo del 50? aniversario de su muerte, el Festival de Lucerna ha organizado una exposici¨®n este verano sobre su figura que, posteriormente, viajar¨¢ a la Gewandhaus de Leipzig y la Philharmonie de Berl¨ªn. Asimismo, el sello Orfeo acaba de sacar al mercado una caja con ocho compactos de sus grabaciones en el Festival de Salzburgo con la Filarm¨®nica de Viena entre 1949 y 1954). Desde la Novena de Lucerna, Furtw?ngler no aparecer¨¢ m¨¢s de cinco veces en una sala de conciertos. La propia Lucerna, Salzburgo, Besan?on, Berl¨ªn y Viena ser¨¢n los lugares de una despedida como paso previo a la leyenda.
La Novena sinfon¨ªa en re menor, opus 125 se estren¨® en Viena el 7 de mayo de 1824, bajo la direcci¨®n del compositor. Est¨¢ en cierto modo separada de las ocho sinfon¨ªas anteriores (estrenadas entre 1800 y 1814) y pertenece al periodo de madurez de Beethoven, junto a la Misa solemne, los ¨²ltimos cuartetos y las ¨²ltimas sonatas para piano. La incorporaci¨®n de solistas y coro en el ¨²ltimo movimiento con la Oda a la alegr¨ªa, de Schiller, era una cuesti¨®n a la que el compositor ven¨ªa dando vueltas durante bastante tiempo. Ese c¨¢ntico final ha favorecido su condici¨®n de s¨ªmbolo idealista y hasta de signo musical de la cultura europea. La Novena es la sinfon¨ªa por antonomasia.
El mod¨¦lico equilibrio estructural, lo ejemplar de las proporciones y la quintaesencia de su desarrollo se manifiestan a las mil maravillas con una lectura como la de Wilhelm Furt-w?ngler al frente de la orquesta Philharmonia y un grupo de solistas como la soprano Elisabeth Schwarzkopf, el tenor Ernst H?fliger (su hijo Michael es el actual director del Festival de Lucerna), la contralto Elsa Cavelti y el bajo Otto Edelmann. La filosof¨ªa del sonido que sugiere Furtw?ngler, la concepci¨®n en cierto modo ¨¦pica, el fraseo, la tensi¨®n, el dramatismo interior, son muy diferentes a los utilizados hoy por la mayor¨ªa de los maestros y orquestas. La m¨²sica surge desde una concepci¨®n profundamente enraizada en la cultura alemana, con todo lo que ello lleva consigo en una manera de pensar y de sentir.
El paso del tiempo no ha hecho sino engrandecer la altura art¨ªstica de Furtw?ngler. Las zonas de sombra que cuestionaban en algunos sectores su imagen, al no abandonar Alemania durante el nazismo y permanecer en cargos p¨²blicos como la direcci¨®n de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, se han visto compensadas por su actitud de defensa incondicional de una cultura nacional en tiempos de crisis y por un apoyo m¨¢s que probado a numerosos perseguidos. Se atribuye a Goebbels la frase de "no hab¨ªa un asqueroso jud¨ªo al que Furtw?ngler no hubiese ayudado". En 1954, Furtw?ngler escrib¨ªa en su libro de notas (Quartet Books, Londres-New York): "Es siempre bueno ser honesto con uno mismo, aunque no sea agradable todo lo que se deriva de ello". La cultura centroeuropea tiene en Furtw?ngler un s¨®lido baluarte de la tradici¨®n interpretativa. Y no solamente por su comprensi¨®n y profundidad a la hora de desvelar los mil y un matices de Beethoven. Wagner (especialmente Tristan e Isolda), Schumann (su inigualable Cuarta) o Weber (Der Freisch¨¹tz), a modo de ejemplos representativos, son otros autores en los que el director de orquesta y compositor dej¨® su sello irrepetible. La Novena es, en cualquier caso, punto y aparte. La m¨²sica se hace eco de s¨ª misma y entra en la historia con una fuerza y un sentido moral indispensables. El director alem¨¢n lo pone de manifiesto con una familiaridad y un sentido de la seducci¨®n fuera de lo com¨²n.
(La ¨²ltima Novena que dirigi¨® Furtw?ngler procede de un registro en vivo en Lucerna del sello discogr¨¢fico Tahra, con autorizaci¨®n expresa de Elisabeth Furtw?ngler en carta dirigida a Myriam Scherchen y Ren¨¦ Tr¨¦mine reproducida en el disco original).
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