Un duelo judicial por la eutanasia
La intervenci¨®n del gobernador de Florida para impedir una muerte asistida reaviva el debate sobre el tema en EE UU
Terri Schiavo se deslizaba hacia su muerte, seis d¨ªas despu¨¦s de que le retiraran las sondas que la hab¨ªan mantenido viva durante 13 a?os, cuando el gobernador de Florida, Jeb Bush, orden¨® que la revivieran. Era la primera vez en EE UU que un pol¨ªtico interven¨ªa en un proceso de eutanasia, en este caso en medio de una encarnizada disputa familiar entre el marido, que quer¨ªa desconectarla, y los suegros que le acusan de querer matarla por dinero. El drama pol¨ªtico-familiar est¨¢ desde esta semana en manos del Tribunal Supremo de Florida y ha reactivado el debate nacional sobre la muerte asistida.
?Es la eutanasia un asunto de familia, o debe inmiscuirse el Gobierno cuando el enfermo no ha dejado constancia de su voluntad? Y si es lo primero, ?c¨®mo se define la familia, por v¨ªnculos de sangre o de matrimonio? Sobre esas dos preguntas gira el duelo judicial y el de la opini¨®n p¨²blica. Los magistrados deber¨¢n decidir adem¨¢s si los poderes legislativo y ejecutivo se unieron en contra del judicial, violando la Constituci¨®n de Florida, al aprobar en menos de 24 horas una ley que permit¨ªa al gobernador intervenir en el caso de Terri.
Jeb Bush, cat¨®lico devoto al igual que los padres de Terri, detuvo el proceso el pasado octubre como "¨²ltima opci¨®n moral", despu¨¦s de que la justicia se hubiera pronunciado a favor del marido, Michael Schiavo. ?ste sostiene que su mujer le pidi¨® que no la prolongaran artificalmente la vida si alg¨²n d¨ªa ca¨ªa en coma. El problema es que ¨¦l no revel¨® ese supuesto testamento oral hasta 1998, despu¨¦s de cobrar una millonaria indemnizaci¨®n por negligencia de los m¨¦dicos que supervisaban la dieta de adelgazamiento de Terri cuando una bajada de potasio le provoc¨® un ataque de coraz¨®n. Hasta entonces Schiavo hab¨ªa estado de acuerdo con sus suegros, Robert y Mary Schindler, en intentar rehabilitarla.
Las dos ramas de la familia se enzarzaron a partir de ese momento en un pleito campal. Schiavo, que ya viv¨ªa con otra mujer con la que tiene dos hijos, lleg¨® incluso a prohibir a los Schindler ver a Terri, pero los jueces restablecieron las visitas. A escondidas del marido, los padres filmaron un v¨ªdeo en el que Terri sonr¨ªe y gesticula cuando la acarician, que luego aportaron como prueba de que su hija pod¨ªa recuperarse con la terapia debida. Pero los m¨¦dicos no se pusieron de acuerdo y los jueces le dieron la raz¨®n al marido.
Cuando la familia agot¨® todos los recursos legales traslad¨® su batalla a los medios de comunicaci¨®n. El caso desat¨® un apasionado debate en el que, al menos en apariencia, el bando a favor de "salvar" a Terri hizo m¨¢s ruido, a juzgar por las manifestaciones y los cientos de miles de cartas que llegaron al Congreso de Florida. Los legisladores respondieron con la aprobaci¨®n de una ley de urgencia que autorizaba al gobernador Bush a reconectar las sondas de alimento. El marido demand¨® al gobernador y el pleito ha llegado al m¨¢ximo tribunal de Florida, aunque es posible que la ¨²ltima palabra la pronuncia el Supremo de EE UU.
La legislaci¨®n que permiti¨® a Bush intervenir s¨®lo se refiere a casos en que el paciente no haya expresado su voluntad por escrito, se encuentre en estado vegetativo y un familiar se oponga a que le retiren las sondas de alimentaci¨®n. Exactamente la situaci¨®n de Terri. Esto es lo que ha suscitado pol¨¦mica, dado que el ¨¢mbito de aplicaci¨®n no es muy amplio.
Los magistrados del Supremo parecieron expresar dudas sobre la constitucionalidad de la ley Terri, como se la conoce en Florida, a juzgar por sus comentarios en la vista oral celebrada la semana pasada. "?No es cierto que, bajo el principio cardinal de separaci¨®n de poderes, un cuerpo legislativo no puede revertir una decisi¨®n judicial tomada por un tribunal?", pregunt¨® el magistrado Charles T. Wells a los abogados de Bush. La Constituci¨®n de Florida protege el derecho de los pacientes en estado terminal a "morir con dignidad".
A nivel nacional no existe legislaci¨®n ni proyectos de ley que contemplen alguna v¨ªa de facilitar la muerte a enfermos sin posibilidad de cura. El ¨²nico Estado de EE UU en el que es legal el suicidio asistido es Oreg¨®n. La ley que rige desde 1998 permite a enfermos adultos a los que les queden menos de seis meses de vida solicitar f¨¢rmacos letales a sus m¨¦dicos. Una de cada mil personas que muere en Oreg¨®n se ha acogido a esa opci¨®n, en total han sido unas 190.
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