La financiaci¨®n del sistema sanitario: una prioridad de la Espa?a plural
El autor se?ala que para perfeccionar el modelo de Estado hay que asegurar unos servicios m¨ªnimos de calidad a los ciudadanos, lo que da cohesi¨®n a la Espa?a plural.
Dec¨ªa Benjam¨ªn Franklin que "amaba la casa en la cual no ve¨ªa nada superfluo y encontraba todo lo necesario". En esta casa nuestra que es Espa?a, hemos abierto recientemente un debate apasionante, de alcance hist¨®rico, sobre la forma de culminar y perfeccionar algo tan sustancial y querido por todos nosotros: el modelo de Estado que hemos venido construyendo en este cuarto de siglo de andadura democr¨¢tica.
En ese debate, como en casi todos, a veces nos perdemos en enunciados ret¨®ricos y en discusiones sobre los objetos superfluos que han de adornar el edificio, y tenemos la tentaci¨®n de aplazar las cuestiones relativas a su arquitectura, o al tama?o de sus habitaciones para que puedan resultar c¨®modas a sus inquilinos, que en este caso son todos los ciudadanos y ciudadanas que viven en sus territorios.
El sistema sanitario no es un servicio p¨²blico cualquiera; se trata de una conquista social irrenunciable
Antes de cambiar o alterar el modelo, ser¨ªa necesario conocer las posibilidades reales de su reforma
La primera certeza, que nos sirve de punto de partida, es que el actual modelo de Estado ha pasado de ser una posibilidad apenas esbozada en el texto constitucional, a una realidad que comparten 17 comunidades aut¨®nomas y que tiene forma jur¨ªdica y sustancia competencial, administrativa y financiera. Y s¨®lo ahora, cuando las Autonom¨ªas disponemos de legitimidad pol¨ªtica y de una amplia y creciente experiencia de gesti¨®n, es posible e imprescindible plantear reformas que, en la medida en que han de servir para superar disfunciones, est¨¢n destinadas a hacer viable el modelo en el futuro, y no a transformarlo como han sugerido algunas voces.
- Reforma constitucional. Es en ese plano en el que se plantea una reforma constitucional que, en mi opini¨®n, no tiene que ir m¨¢s all¨¢ de adaptar el principio de igualdad de derechos entre hombres y mujeres a la l¨ªnea sucesoria, referenciar la nueva Constituci¨®n europea -si es aprobada por los espa?oles-, reformar el Senado para convertirlo en una aut¨¦ntica C¨¢mara de representaci¨®n territorial y recoger la realidad auton¨®mica tal y cual es, 26 a?os despu¨¦s de la aprobaci¨®n de la Carta Magna que la propici¨®. En este ¨²ltimo punto, considero que la Constituci¨®n debe citar expresamente las comunidades aut¨®nomas que articulan el Estado, dejando que sean los propios Estatutos de Autonom¨ªa quienes esbocen los adjetivos y definiciones que resulten m¨¢s c¨®modos para resaltar las identidades que conforman este pa¨ªs diverso y plural.
Aprovechar esta propuesta de reforma constitucional para iniciar un crispado debate sobre denominaciones no s¨®lo es superfluo en lo esencial, sino in¨²til en lo sustancial ya que ning¨²n texto constitucional podr¨ªa eliminar el arraigo identitario de ninguna comunidad, del mismo modo que ninguna denominaci¨®n a?adir¨ªa rango, historia o elementos diferenciales donde no los hay. Los asturianos, sin ir m¨¢s lejos, somos una de las comunidades espa?olas en las que de forma m¨¢s evidente se mantiene la conciencia territorial en el tiempo. Somos tambi¨¦n una de las comunidades que de forma m¨¢s clara ancla sus rasgos de identidad en la historia. Y, sin embargo, no es ¨¦ste un elemento que hayamos considerado nunca ni necesitado de un reconocimiento adicional, ni mucho menos capaz de contraponerse a otras realidades que reconocemos y sentimos tambi¨¦n nuestras.
El debate de c¨®mo perfeccionar el modelo de Estado deber¨ªa, en mi opini¨®n, centrar sus energ¨ªas en otras cuestiones de mayor calado que nos afectan a todos y que tienen una repercusi¨®n m¨¢s directa y real en la vida de los ciudadanos: la forma en la que se articule la voz de esa Espa?a plural en Europa, la manera en que se concrete la propuesta del actual Gobierno de crear una Conferencia de Presidentes como figura pol¨ªtica que nos ayude a tratar problemas de Estado de forma constructiva, a trav¨¦s del consenso, y, sobre todo, el debate sobre la financiaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas. Porque es, precisamente, la capacidad que tengamos para asegurar unos servicios m¨ªnimos de calidad a todos los ciudadanos y en todo el territorio, lo que da cohesi¨®n a la Espa?a plural.
- Sistema de financiaci¨®n. Sobre la cuesti¨®n de la financiaci¨®n tambi¨¦n es preciso separar con claridad el ruido que producen ciertas declaraciones, de las nueces de lo que es posible y deseable para construir la casa necesaria. Cuando se dice que hay que abordar la financiaci¨®n general con el criterio de que "se pague por renta y se reciba por poblaci¨®n", es necesario que se matice exactamente qu¨¦ se quiere decir con este enunciado porque, de hecho, con el actual sistema ya se paga por renta y se recibe por poblaci¨®n.
El 94% del fondo general se reparte teniendo en cuenta la poblaci¨®n, el 4,2% a la superficie, el 1,2% a la dispersi¨®n y el 0,6% a la insularidad. Es decir: en el sistema vigente existen tambi¨¦n factores correctores que permiten, entre otras cosas, el acceso a los servicios p¨²blicos a ciudadanos que habitan en lugares de dif¨ªcil acceso con la misma calidad y prestaciones que los que viven en grandes ciudades. Esta es una cuesti¨®n de gran importancia para preservar la igualdad de todos en comunidades aut¨®nomas que, como la asturiana, son especialmente monta?osas y han sufrido hist¨®ricamente las consecuencias econ¨®micas de tal circunstancia.
El fondo de la sanidad, ya integrada en el sistema general, establece tambi¨¦n que la poblaci¨®n protegida significa el 75%, pero con una correcci¨®n que tiene en cuenta a la poblaci¨®n mayor de 65 a?os, que cuenta en un 24,5%. Es una correcci¨®n normal si se tiene en cuenta que una comunidad envejecida produce un gran consumo y es preciso proporcionar recursos al sistema para poder atenderlo. ?Significa "pagar por renta y recibir por poblaci¨®n" eliminar ese factor de correcci¨®n dirigido a la poblaci¨®n mayor de 65 a?os? Creo sinceramente que ser¨ªa una injusticia y romper¨ªa el principio de equidad.
Lo cierto es que el modelo actual de financiaci¨®n en Espa?a se puso en marcha hace menos de 3 a?os, y cuando logramos con ¨¦l la unanimidad de las comunidades aut¨®nomas de r¨¦gimen com¨²n, es porque entend¨ªamos que ten¨ªa m¨¢s elementos positivos que negativos. Asturias fue, precisamente, la ¨²ltima comunidad aut¨®noma en firmar el acuerdo, y cuando lo hicimos sopesamos todos esos factores, no s¨®lo desde la perspectiva de la conveniencia propia, sino tambi¨¦n desde la responsabilidad de dotar al conjunto del Estado de un modelo aceptable y duradero. Antes de cambiar o alterar el sistema creemos que ser¨ªa necesario retocarlo en aquellos aspectos que puedan fallar y, sobre todo, conocer las posibilidades reales de su reforma. Porque, para cambiar un sistema de financiaci¨®n tan reciente, son necesarios muchos recursos que puedan ponerse sobre la mesa y, francamente, no veo ese fondo de recursos ni en las expectativas financieras actuales de Espa?a, ni en la evoluci¨®n prevista del presupuesto pactado en el cuadro macroecon¨®mico de la legislatura.
- Financiaci¨®n de la sanidad. S¨ª creo, en cambio, que tenemos que abordar de forma r¨¢pida y prioritaria la parte de financiaci¨®n que espec¨ªficamente corresponde a la sanidad. En todas las comunidades se puede observar una l¨ªnea de tendencia de gasto sanitario que va creciendo de forma importante, y una l¨ªnea de ingresos que no crece en la misma proporci¨®n.
Debemos afrontar de forma urgente la mejora de la eficiencia en aspectos como el gasto farmac¨¦utico, la gesti¨®n de personal o los sistemas de contrataci¨®n, y mantener un control sobre la evoluci¨®n de un sistema que, por su complejidad y su importancia, no puede crecer desordenadamente.
Tenemos que incidir tambi¨¦n en la evoluci¨®n de los ingresos porque ya hemos utilizado todos los mecanismos a nuestra disposici¨®n y, en muchas comunidades aut¨®nomas, ya hemos puesto en marcha el impuesto sobre hidrocarburos. Pero no es suficiente. En Asturias, por ejemplo, el gasto sanitario representa ya el 35% del total de nuestro presupuesto.
El sistema sanitario no es un servicio p¨²blico cualquiera. Se trata de una conquista social irrenunciable, vital para los ciudadanos. Es un patrimonio colectivo generado con el esfuerzo de todos los espa?oles, que hoy es com¨²nmente aceptado como un buen sistema. Pero debemos reforzar su sostenibilidad minorando el ritmo de crecimiento del gasto y, simult¨¢neamente, inyectando m¨¢s ingresos hasta alcanzar los niveles medios europeos, de los que a¨²n diferimos en un 1,5% sobre el PIB.
Lograr un Pacto de Estado para alcanzar una financiaci¨®n estable, que permita sostener y mejorar el sistema sanitario, ha de ser, en mi opini¨®n, el primero y m¨¢s urgente de los retos que debemos afrontar para facilitar la cohesi¨®n social de esta Espa?a plural. Una Espa?a que, consciente de su diversidad, debe demostrar tambi¨¦n su capacidad para concebir, de forma corresponsable con el Estado, sus problemas comunes. Ser¨ªa un enorme error caer en la tentaci¨®n de buscar soluciones basadas en relaciones bilaterales, de las que tanto se abus¨® en otros tiempos. Tenemos ahora la oportunidad de demostrar que, tal y como decimos con frecuencia, las comunidades aut¨®nomas tambi¨¦n somos Estado y, por tanto, en la soluci¨®n de sus problemas, desde foros multilaterales, tambi¨¦n debemos estar todos.
Vicente ?lvarez Areces es presidente del Principado de Asturias.
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