Un ol¨¦ interminable acoge a Farruquito en su estreno en Madrid
En cierto modo, fue un desagravio a los pitos en el concierto de Alejandro Sanz en Las Ventas. No se hab¨ªa levantado el tel¨®n del escenario cuando sonaron los primeros aplausos. Farruquito emocion¨® al p¨²blico madrile?o en el estreno, el jueves por la noche, del espect¨¢culo Farruquito y familia, que se present¨® en el teatro Calder¨®n de Madrid.
La expectaci¨®n era tan fuerte que 30 minutos antes del comienzo ya hab¨ªa gente esperando la apertura de las puertas del teatro Calder¨®n, de Madrid, para presenciar Farruquito y familia. Entre los aficionados, muchos gitanos, arreglados como para una fiesta, c¨¢maras de televisi¨®n e invitados de lujo como Pepe Habichuela, Andr¨¦s Calamaro y Rossy de Palma.
Animado en todo momento por su familia en el cante y en el baile -"ol¨¦ Mani" o "baila gitano"-, el bailaor se dej¨® llevar por los aplausos. Tiene Farruquito un p¨²blico entregado, que recuerda por su devoci¨®n al que segu¨ªa a Camar¨®n de la Isla. Hab¨ªa se?oras dando el pecho a sus hijos y aficionados ortodoxos que aplaud¨ªan a rabiar. Le juzgaban como bailaor, independientemente de sus cuentas con la justicia, que se resolver¨¢n en el juzgado, donde el artista tiene que responder a una acusaci¨®n de homicidio con denegaci¨®n de auxilio.
Farruquito, desde que sali¨® hasta el momento final, hora y media m¨¢s tarde, entusiasm¨®. Arranc¨® por siguiriyas, que bail¨® con su hermano y su primo, rematado al final con la presencia de la madre, Rosario Montoya, La Farruca, que regresaba al escenario despu¨¦s de tres a?os de silencio.
La est¨¦tica bailaora de toda la familia se mantuvo intacta. Una muestra cabal del orgullo farruquero, que en el teatro Calder¨®n de Madrid sent¨® una vez m¨¢s c¨¢tedra y donde permanecer¨¢ hasta el 17 de octubre. Es cierto que parece constantemente m¨¢s acelerado, pero cuando se remansa este baile culmina de manera admirable. Ocurri¨® cuando ¨¦l primero y su madre despu¨¦s se sumergieron en el baile por sole¨¢, largo e intenso, en el que no dejaron ni un momento de comunicar con convicci¨®n y entusiasmo.
Todos brillaron
Fue la apoteosis de una noche en que brillaron todos ellos. Farruco, el hermano de Farruquito, hubo momentos en que estuvo a la altura de ¨¦ste, con su misma entrega. Su primo Barullo, su t¨ªa La Faraona y todos los dem¨¢s brillaron con parecido fervor.
La funci¨®n transcurri¨® entre un ol¨¦ interminable. Tanto, que toda la representaci¨®n fue una fiesta. La fiesta se prolong¨® m¨¢s all¨¢ del escenario, puesto que al t¨¦rmino de la funci¨®n muchos aficionados iniciaron su propia juerga en la calle, a las puertas del teatro. Y vaya usted a saber c¨®mo terminaron.
La noche, en definitiva, estuvo sembrada constantemente de exaltaci¨®n y flamencura, de tal manera que dif¨ªcilmente se podr¨¢ recordar algo semejante.
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