?Por Confucio!
El maspapismo es lo que tiene. Coge un papista y dice, por ejemplo, tengo un plan, bueno, tengo dos, el segundo consiste en hacer tragar que no puedo poner en marcha el plan uno, o sea el barbis, y para ello suelta: no creo que vaya a poder sacar adelante el plan uno, pero, en definitiva, ya lo saco adelante puesto que el plan dos consiste en prorrogar la expectativa de que puedo sacar adelante alg¨²n d¨ªa el plan uno y para eso tengo que empezar por decir que posiblemente no consiga sacar adelante el plan barbis, o sea el uno, en el plazo al que me hab¨ªa comprometido, lo que no significa que haya faltado a mi palabra, porque yo nunca falto a mi palabra, sino que hay muchos canallas que me han saboteado el plan A y tengo que improvisar un plan B consistente, como el plan A, en crear expectativas de que en alg¨²n momento y en alg¨²n lugar habr¨¢ algo que se apruebe que puede que sea un plan, ?ah! Entonces viene el maspapista y all¨ª donde el papista dijo que a eso se le puede llamar derrota -la derrota del plan fet¨¦n-, brama que la derrota no se puede considerar una derrota porque no hay derrota cuando el plan fet¨¦n o barbis ha conseguido m¨¢s votos positivos que negativos en una hipot¨¦tica votaci¨®n. Y es que el maspapismo aprendi¨® del papismo ciertos usos muypapistas de las cifras y las letras que no deben de disgustar al papismo, ya que ni ha protestado por la versi¨®n cuantificada que han ofrecido los maspapistas ni se han peleado con ellos insistiendo en que a la derrota hay que llamarle derrota aunque se hunda la lengua.
Es lo que tiene el papismo, que no le importa ser m¨¢s papista que los maspapistas; ya s¨®lo falta que al plan no le llamen ni plan sin llamarle tampoco vino, aunque se hunda el sentido com¨²n porque, ?qu¨¦ representa el sentido com¨²n para una cultura multimilenaria? En cambio, una cultura mucho m¨¢s joven, qu¨¦ digo, casi neonata, ha producido gente tan rara que no se puede considerar ni papista ni maspapista, sino china. Un individuo perteneciente a la misma tuvo la audacia de escribir: "Si el lenguaje no es exacto, lo que se dice no es lo que se piensa; si lo que se dice no es lo que se piensa, las obras no llegan a existir; si no llegan a existir las obras, no prosperan la moral ni el arte; si la moral y el arte no prosperan, no acierta la justicia; si la justicia no acierta, el pueblo no sabe d¨®nde poner su mano y su pie. As¨ª pues, no se tolere arbitrariedad alguna en las palabras. Esto es todo lo que interesa".
Ante afirmaciones semejantes, una cultura que se precie s¨®lo puede sonre¨ªr burlonamente, mientras insin¨²a que el autor de semejante barbaridad s¨®lo merece el calificativo de intolerante ya que sostiene que no se debe tolerar algo, por ejemplo, la arbitrariedad, y ?acaso hay punto de comparaci¨®n entre un valor como la tolerancia y un accidente como el lenguaje? Porque si todo lo que tiene nombre existe tambi¨¦n debe existir la arbitrariedad, que, al fin y al cabo, no predica la intolerancia hacia nadie, o sea que ¨²nicamente se puede hablar de derrota cuando muerden el polvo los intolerantes, quod erat demostrandum. Hombre, no s¨¦ si tendr¨¢ alguna importancia, pero el que tuvo el mal gusto de defender, desde su cultura de acn¨¦, la intolerancia hacia la arbitrariedad (entre otras cosas) fue un tal Confucio. Y en estas lleg¨® Fidel, digo el mism¨ªsimo Papa, y en un os vais a enterar coron¨® el pastel criticando la Constituci¨®n europea porque no recoge "la lengua m¨¢s antigua de Europa, que es el euskera, ni el concepto de pueblo". ?A ver qu¨¦ se cre¨ªan los maspapistas! Ser m¨¢s papista que el Papa podr¨¢ resultar posible en otras latitudes, pero en las civilizaciones como Dios manda s¨®lo puede haber un maspapista que el Papa, el Papa. De modo que mientras tengamos bien asentados el concepto de pueblo y la antig¨¹edad de nuestra lengua que se quiten los planes A y B, que se callen los maspapistas y que se preparen los aguafiestas porque les va a echar encima incluso basura para que nos enteremos de qui¨¦n le est¨¢ jorobando el pan, digo, el Sue?o.
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