Una sobria y notable 'Horas de luz'
Manolo Matji recrea en el cine la historia de Juan Jos¨¦ Garfia y su mujer, Marimar Villar
Cada vez resulta m¨¢s est¨¦ril la divisi¨®n de los g¨¦neros narrativos. Existe una clara tendencia a la fusi¨®n de los mismos, al mestizaje. En el cine espa?ol es m¨¢s que evidente. Pel¨ªculas como El 7? d¨ªa, de Carlos Saura; Mar adentro, de Alejandro Amen¨¢bar, o la que ayer se proyect¨® en la secci¨®n oficial del certamen, Horas de luz, de Manolo Matji, tienen en com¨²n el estar basadas en hechos reales con los correspondientes a?adidos que toda recreaci¨®n conlleva. La ficci¨®n se funde con la realidad. Puerto Hurraco, Ram¨®n Sampedro y Juan Jos¨¦ Garfia son los cimientos sobre los que se han levantado tres notables pel¨ªculas de la cinematograf¨ªa espa?ola.
Horas de luz recrea la historia de Juan Jos¨¦ Garfia, delincuente condenado a 100 a?os de c¨¢rcel por haber cometido un triple asesinato, y de Marimar Villar, enfermera de la prisi¨®n donde Garfia cumpl¨ªa condena. Lo que comienza siendo una simple relaci¨®n compasiva y solidaria se convierte en una historia de amor que supera las diferentes barreras que las dos sociedades, las de un lado y otro de las rejas, van colocando para impedir lo que consideran antinatural. Garfia es trasladado a diferentes penales y Marimar, expulsada de su trabajo, le sigue con sus tres hijos all¨¢ donde le env¨ªen. En la actualidad, el reo cumple condena en C¨®rdoba y Marimar vive en Granada. Una relaci¨®n sentimental en la que s¨®lo pueden compartir unas horas al mes y que, sin embargo, se muestra s¨®lida y segura.
La trama de 'Sue?o de una noche de invierno' tiene un final inmerecido
El cine espa?ol apuesta decididamente por la fusi¨®n de los g¨¦neros narrativos
Los tres filmes espa?oles citados tienen a¨²n, a mi juicio, m¨¢s puntos de uni¨®n. Todo parece indicar que el trabajar con o sobre hechos reales de los que una buena parte de los protagonistas est¨¢n vivos propicia un tratamiento formal en el que lo sobrio se hace due?o de la casa. No hay lugar para el exceso, pues ¨¦ste lo ocupa ampliamente el propio hecho relatado. Se cuentan unas historias que se saben l¨ªmite, extraordinarias, capaces de surgir s¨®lo en los confines del alma humana, en la frontera de la desesperaci¨®n. Supongo que a la hora de perge?ar las primeras l¨ªneas del borrador del gui¨®n, quienes as¨ª lo acometen est¨¢n profundamente embargados por el respeto.
Y si la subdivisi¨®n en g¨¦neros narrativos hace tiempo que demostr¨® su inutilidad, el manique¨ªsmo -afortunadamente- tambi¨¦n parece cabalgar en retirada. En Horas de luz, como en El 7? d¨ªa o Mar adentro, el respeto ante lo infrecuente parece exigir de igual manera el desprecio por cualquier tipo de catecismo. Malos tiempos para las dicotom¨ªas.
Manolo Matji, director y coguionista, nos ofrece un relato realizado desde la templanza, sin ocultar en ning¨²n momento la gratuita crueldad de tres asesinatos ni la tendencia del orden establecido a aplicar una versi¨®n peculiar de la ley del tali¨®n. "Cuando visitamos el pabell¨®n de los reclusos m¨¢s peligrosos en la penitenciaria de El Dueso", escribe su responsable, "me sorprendi¨® que las celdas fueran tan parecidas, si no id¨¦nticas, a las del presidio de Guant¨¢namo, cuyos planos hab¨ªa visto en la prensa. Se han globalizado las t¨¦cnicas penitenciarias para quienes infringen la ley y desaf¨ªan el orden, cualquier orden, aunque sea injusto".
Y si el pasado domingo el excelente filme de Aristarain, Roma, nos mostraba a un Juan Diego Botto merecedor del premio a la mejor interpretaci¨®n masculina, Horas de luz a?ade le?a al fuego con la interpretaci¨®n de Alberto San Juan en el papel de Juan Jos¨¦ Garfia y una espl¨¦ndida recuperaci¨®n: la de una Emma Su¨¢rez inmejorable en su representaci¨®n de Marimar Villar, dos actores que, gracias al tema elegido por el realizador y los guionistas, han podido conocer y charlar con quienes iban a recrear en la pantalla, asumiendo tambi¨¦n el mismo respeto y moderaci¨®n que el responsable ¨²ltimo de la historia.
El segundo largometraje exhibido ayer a concurso en el certamen, Sue?o de una noche de invierno, una producci¨®n de Serbia y Montenegro firmada por Goran Paskaljevic, nos remite de nuevo a una historia desesperada, protagonizada por tres seres marginales. Lazar, un serbio que regresa a su casa tras 10 a?os de presidio y el recuerdo pesadillesco de las escenas que vivi¨® en la guerra; Jasna, una mujer abandonada por su marido que sobrevive a duras penas por el cari?o que siente hacia su hija Jovana, una ni?a autista de 12 a?os y tercera protagonista de esta deprimente, y en ocasiones sensible, narraci¨®n.
La marginaci¨®n de los personajes encuentra en los desoladores paisajes urbanos y rurales su ambientaci¨®n l¨®gica. Las huellas de la barbarie b¨¦lica est¨¢n constantemente presentes. La pel¨ªcula remite en buena medida a la dilatada experiencia de su realizador como documentalista. La c¨¢mara es las m¨¢s de las veces el silencioso testigo de unos seres y unos sentimientos en los que el dolor parece ser el denominador com¨²n. T¨¦cnicamente correcta, funcional, la trama tiene un final inmerecido, pues lo que hasta entonces ten¨ªa coherencia, la pierde en un desenlace torpe y precipitado. Parece que el realizador no supo aceptar, como les ocurre a sus personajes, una culminaci¨®n abierta, tan desesperanzada como la propia historia que narra, y la cierra de una manera brusca y tosca. Son los inconvenientes de la ficci¨®n, en la que todo es posible y a la que se le puede perdonar muchas cosas menos la ineptitud.
Babelia
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