Alberto San Juan y Emma Su¨¢rez defienden el derecho a la reinserci¨®n de un asesino
Los actores del filme de Manolo Matji critican un sistema penitenciario basado en la seguridad
Alberto San Juan visit¨® tres veces a Juan Jos¨¦ Garfia. Entre rejas desde hace 20 a?os, Garfia le pareci¨® un tipo demasiado normal. Condenado a m¨¢s de 100 a?os por un triple asesinato y hoy, en r¨¦gimen de segundo grado, todav¨ªa no sabe cu¨¢nto tiempo m¨¢s tendr¨¢ que cumplir. En 1991, Garfia conoci¨® en El Dueso (donde le hab¨ªan enviado despu¨¦s de varios intentos de fuga y un violento mot¨ªn) a una enfermera penitenciaria madre de tres hijos, Marimar. "Fue un flechazo", dice la actriz Emma Su¨¢rez. Un flechazo que le transform¨® radicalmente. Hoy, casados y con un proyecto com¨²n de vida, piden, al menos, un permiso. San Juan y Su¨¢rez, int¨¦rpretes de Horas de luz, de Manolo Matji, defienden con pasi¨®n ese derecho.
Alberto San Juan (Madrid, 1968) y Emma Su¨¢rez (Madrid, 1964) llegan vestidos de blanco. Delgados, sonrientes y muy guapos. El actor, miembro del grupo de teatro Animalario, se enfrenta por vez primera a un papel dram¨¢tico protagonista. A la actriz (con un Goya por El perro del hortelano) le sientan bien los papeles complejos. "Esta pel¨ªcula es el viaje de un hombre que se despoja de la violencia, un viaje que, adem¨¢s, hace desde el centro mismo de la violencia", dice San Juan sobre Juan Jos¨¦ Garfia. "En las c¨¢rceles, por desgracia, la seguridad siempre est¨¢ por encima de la reinserci¨®n", contin¨²a el actor.
"Garfia", explica San Juan, "est¨¢ considerado todav¨ªa un preso conflictivo, pero lleva 13 a?os metido en un proceso de reinserci¨®n radical. No s¨®lo no ha vuelto a provocar ning¨²n incidente violento, y no es f¨¢cil mantenerse al margen de la violencia dentro de una c¨¢rcel, sino que ha creado talleres de cer¨¢mica y pintura para sus compa?eros. Se ha casado con Marimar y se ha comprometido firmemente con su familia. Es, adem¨¢s, un hombre arrepentido por lo que hizo. Un hombre con el que se puede dialogar sobre lo que ocurri¨® y que es absolutamente consciente de la gravedad. ?l no pide la libertad, s¨®lo pide un permiso. No tengo especial simpat¨ªa por Garfia. Pero los hechos son as¨ª".
Dentro de ese proceso de cambio (Garfia ha terminado sus estudios en la c¨¢rcel, se ha cultivado en la lectura y la pintura y rechaza cualquier expresi¨®n de violencia) est¨¢ la influencia decisiva de una mujer. "Marimar no ha querido nunca juzgarle. S¨®lo le ha preocupado curarle y cuidarle. Su compromiso con ¨¦l es absoluto", cuenta Emma Su¨¢rez. La actriz conoci¨® antes de rodar Horas de luz a la verdadera Marimar. Una mujer muy fuerte y determinada, "una mujer que existe, que habla y llora y que estaba delante de m¨ª. Es la primera vez que he interpretado a un personaje que pod¨ªa estudiar desde tan cerca. Ella ha sido muy generosa conmigo, me ha dejado hacerle todo tipo de preguntas. Ha sido tanto que hubo un momento en que tuve que ponerle l¨ªmites. La ayuda se pod¨ªa convertir en presi¨®n a la hora de interpretarla".
Emma Su¨¢rez viaj¨® a la c¨¢rcel de Picassent (Valencia) para conocer tambi¨¦n desde dentro el ambiente de los presos y los funcionarios. "Luego fue cuando conoc¨ª a Marimar. Me fui con mi hijo a su casa y pas¨¦ con ella y los suyos un fin de semana. Yo necesitaba que ella confiara en m¨ª porque yo quer¨ªa saber todo, los momentos malos y los momentos buenos. Es una mujer con la que no tengo nada que ver, pero nos entendimos bien. Ella sabe que est¨¢ enamorada de un hombre condenado a 100 a?os, pero dice que la esperanza es lo ¨²ltimo que se pierde. Ella siempre le ha seguido, de c¨¢rcel en c¨¢rcel. Es complicada una relaci¨®n en la que s¨®lo puedes tener un contacto f¨ªsico al mes, pero ella lo lleva muy bien. Ahora se ha comprado una casa cerca de la c¨¢rcel donde est¨¢ ahora Garfia, est¨¢ en el campo y detr¨¢s de la casa hay una nave vac¨ªa que ella espera que alg¨²n d¨ªa sea el taller de trabajo de ¨¦l. Muchos funcionarios de prisiones piensan que ¨¦l la manipula, que ¨¦l la est¨¢ utilizando. Yo creo que ella es una mujer extraordinaria y que nadie la utiliza".
"Es una gran historia de amor", afirma Alberto San Juan. "En definitiva, habla de una pareja pero tambi¨¦n de c¨®mo un hombre puede acabar con su monstruo y c¨®mo lo hace gracias a la posibilidad de escucharse y reconocerse frente a otro ser humano. S¨®lo sabemos ordenar la sociedad a trav¨¦s de la violencia, no sabemos convivir sin violencia y esta pel¨ªcula plantea otro camino, en el que la violencia no resuelve nada", concluye el actor.
Babelia
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