Karl Rahner en su tiempo
Dos efem¨¦rides coinciden este a?o en torno a Karl Rahner (1904-1984), uno de los te¨®logos cat¨®licos m¨¢s influyentes del siglo XX: el centenario de su nacimiento y el vig¨¦simo aniversario de su muerte. Los numerosos estudios publicados durante las dos ¨²ltimas d¨¦cadas han ido mostrando las distintas facetas o dimensiones de su rica personalidad y de su extensa obra: el creyente sincero para con Dios, el hombre comprometido con los problemas de su tiempo, el fil¨®sofo de la religi¨®n, el te¨®logo sistem¨¢tico, el cr¨ªtico de la instituci¨®n eclesi¨¢stica con claros atisbos de rebeld¨ªa, el asesor del concilio Vaticano II, el m¨ªstico, el hombre de di¨¢logo, el polemista y el jesuita seguidor de la espiritualidad ignaciana.
Ambas efem¨¦rides est¨¢n celebr¨¢ndose a trav¨¦s de numerosos congresos, jornadas de estudio y publicaciones sobre su pensamiento en todo el mundo, tambi¨¦n en Espa?a, donde ha tenido gran influjo. No pocos te¨®logos espa?oles fueron alumnos suyos en Innsbruck, M¨²nich y M¨¹nster. La mayor¨ªa de sus obras han sido publicadas en castellano, desde Oyente de la palabra, donde expone los fundamentos para una filosof¨ªa de la religi¨®n, y Esp¨ªritu en el mundo, que es una reconstrucci¨®n de la teor¨ªa del conocimiento seg¨²n Tom¨¢s de Aquino, pasando por los vol¨²menes Escritos de Teolog¨ªa, hasta el Curso fundamental de la fe, una de las mejores y m¨¢s fundamentadas s¨ªntesis de la fe cristiana del siglo XX. En 1974 recibi¨® el doctorado honoris causa en Sagrada Teolog¨ªa por la Universidad Pontificia de Comillas. Un a?o m¨¢s tarde aparec¨ªa el libro-homenaje a Rahner Teolog¨ªa y mundo contempor¨¢neo, en el que colaboraban 28 autores espa?oles y latinoamericanos, la mayor¨ªa disc¨ªpulos suyos.
De la extensa producci¨®n sobre Rahner con motivo del centenario cabe destacar dos obras que acaban de aparecer en castellano: Karl Rahner. Experiencia de Dios en su vida y en su pensamiento (Sal Terrae, Santander, 2004), de Herbert Vorgrimler, disc¨ªpulo suyo y sucesor en 1972 en la c¨¢tedra de teolog¨ªa dogm¨¢tica y de historia de los dogmas en la Universidad de M¨¹nster, que incluye el texto 'El concilio, nuevo comienzo', del propio Rahner, y Karl Rahner. La actualidad de su pensamiento (Herder, Barcelona, 2004), del cardenal Karl Lehmann, Philip Ondean, Jon Sobrino y G¨¹nther Wassilowsky. Las dos subrayan el car¨¢cter sistem¨¢tico al tiempo que abierto de la teolog¨ªa rahneriana, as¨ª como su s¨®lida fundamentaci¨®n b¨ªblica, patr¨ªstica e hist¨®rica, al tiempo que filos¨®fica. La filosof¨ªa no es para ¨¦l la esclava de la teolog¨ªa, s¨ª su condici¨®n de posibilidad.
El te¨®logo alem¨¢n es uno de los protagonistas del giro antropol¨®gico en la reflexi¨®n teol¨®gica del siglo XX. Cultiva la teolog¨ªa negativa, que, m¨¢s que definir a Dios, dice qui¨¦n no es Dios. Reflexiona cr¨ªticamente sobre la Iglesia, cuyo cambio estructural defiende, y presta especial atenci¨®n a sus relaciones con el mundo, a cuyo servicio est¨¢. La Iglesia es, para Rahner, "Iglesia en di¨¢spora en medio de un mundo pluralista" y comunidad de creyentes en di¨¢logo con el mundo. Desarrolla una "cristolog¨ªa en b¨²squeda", que le lleva a recuperar la humanidad de Cristo, la historia de Jes¨²s de Nazaret. En la d¨¦cada de los sesenta del siglo pasado formul¨® la conocida teor¨ªa de los "cristianos an¨®nimos", que fue objeto de una cr¨ªtica muy severa de Hans K¨¹ng, calificada por Vorgrimler, creo que injustamente, de "maliciosa".
Rahner es un te¨®logo siste
m¨¢tico no encerrado en su torre de marfil, sino sensible a los desaf¨ªos de nuestro tiempo, abierto a los interrogantes de la cultura moderna y a las nuevas corrientes teol¨®gicas, y en di¨¢logo constante con la ciencia, con el marxismo, con el mundo moderno y con sus colegas los te¨®logos protestantes. "Pose¨ªa una decidida inclinaci¨®n al di¨¢logo", dice Vorgrimler. De los cient¨ªficos aprendi¨® a pensar con categor¨ªas evolutivas, incluso a Dios. A ellos les mostr¨® la necesidad de superar el positivismo y les hizo ver que la teolog¨ªa tambi¨¦n habla con sentido. Fue uno de los te¨®logos m¨¢s madrugadores en el di¨¢logo con el marxismo y mantuvo una estrecha relaci¨®n personal e intelectual con marxistas como Garaudy, Bloch y algunos miembros del Partido Comunista Italiano, con quienes compart¨ªa aspectos fundamentales de la ¨¦tica humanista del marxismo y la cr¨ªtica a la religi¨®n burguesa. A su vez denunci¨® los puntos d¨¦biles y los elementos inhumanos de la cosmovisi¨®n marxista. Abierto al di¨¢logo ecum¨¦nico, valoraba la herencia com¨²n compartida con la teolog¨ªa protestante en cuestiones como la teolog¨ªa de la gracia y de la palabra frente a la teolog¨ªa del m¨¦rito y del sacrificio.
Estuvo atento a las nuevas
aportaciones teol¨®gicas, en concreto las procedentes de la teolog¨ªa pol¨ªtica y de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n. El giro antropol¨®gico de Rahner influy¨® en la elaboraci¨®n de la teolog¨ªa pol¨ªtica de Metz y ¨¦ste influy¨® en su maestro con sus tesis sobre la memoria, la funci¨®n cr¨ªtico-p¨²blica del cristianismo y de la teolog¨ªa y el doble componente, m¨ªstico y social, del cristianismo. Mostr¨® su apoyo a la teolog¨ªa latinoamericana de la liberaci¨®n justo en el momento en que m¨¢s arreciaban las condenas del Vaticano contra ella. Una de las ¨²ltimas cartas que dict¨® antes de morir, estando hospitalizado en el sanatorio de las Hermanas de la Cruz de Rum, cerca de Innsbruck, fue la dirigida a la Conferencia Episcopal peruana en defensa de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n y de Gustavo Guti¨¦rrez, uno de sus iniciadores.
El Concilio Vaticano II fue un acontecimiento clave en la vida de Rahner, y ¨¦ste ejerci¨® una influencia decisiva en la orientaci¨®n renovadora de los documentos conciliares, muchos de los cuales son de su autor¨ªa. En dicha influencia confluyeron tres factores: su gran conocimiento de tradici¨®n, su demonio del lat¨ªn y su rigurosa argumentaci¨®n teol¨®gica. El conservador y adversario suyo C. Balic consideraba a Rahner "el te¨®logo m¨¢s poderoso del concilio". Tras el concilio, empero, no ocult¨® su desencanto y escepticismo por el freno impuesto a la renovaci¨®n, sobre todo cuando ve¨ªa estrecharse cada vez m¨¢s el cerco contra ¨¦l y contra los colegas que hab¨ªan contribuido al cambio de paradigma teol¨®gico y eclesial.
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