Bunbury y Carlos Ann cantan los atormentados versos de Panero
Un libro-disco re¨²ne poemas recitados y canciones sobre sus escritos
Leopoldo Mar¨ªa Panero (Moviedisco / El Europeo) es un objeto tan atractivo como ins¨®lito: un cuidado disco-libro con dos CD donde los cantantes Carlos Ann y Bunbury se unen a los escritores Jos¨¦ Mar¨ªa Ponce y Bruno Galindo para cantar y recitar los atormentados versos de un poeta que reside desde hace a?os en el Hospital Psiqui¨¢trico de Tafira, en Canarias. Leopoldo Mar¨ªa Panero podr¨ªa convertirse en un espect¨¢culo de directo.
Carlos Ann, iniciador del proyecto en 2001, aclara los motivos de que nunca consultaran con Panero: "No quer¨ªamos estar condicionados por conocerle. Adem¨¢s, a nadie le gusta que se recorten sus textos y aqu¨ª era necesario. Para evitar interferencias, tampoco pedimos permisos, ni siquiera a la discogr¨¢fica de Bunbury; no estaba claro que llegar¨ªa a editarse. Cuando estuvo terminado, nos sent¨ªamos orgullosos y decidimos compartirlo: simplemente, contactamos con su editora, Visor, para los asuntos legales imprescindibles. Hemos mandado el resultado a Leopoldo al hospital donde est¨¢ internado y esperamos que tambi¨¦n le llegue algo de dinero", cuenta.
Bunbury se apunt¨® casi inmediatamente a la idea. "Nos asombraba que no se hubieran musicado sus poemas, que son mejores que el 99% de las letras que se escriben hoy en d¨ªa. M¨¢s tarde, nos enteramos de que el cantante vasco Ruper Ordorika hab¨ªa adaptado Peter Punk, que tambi¨¦n interpretamos nosotros. Y hoy mismo nos han contado que los hermanos Luis y Santiago Auser¨®n estuvieron trabajando sobre los versos de Leopoldo. En sus libros, hemos encontrado referencias al rock, que imagino que vienen de aquella fascinaci¨®n del underground espa?ol de finales de los setenta por Lou Reed y todo el rollo neoyorquino, la tr¨ªada 'sexo, drogas y rock and roll', la onda Eduardo Haro Ibars".
M¨²sica y lectura
Mientras que algunos poemas se prestaban a metamorfosearse en canciones, otros fueron recitados y ambientados con m¨²sica, unos fondos no siempre electr¨®nicos. Bruno Galindo recuerda que fue al estudio barcelon¨¦s de Carlos Ann y le pidi¨® elementos musicales -"un ritmo house, un fondo jazz¨ªstico"- que arroparan su lectura. "En los discos, aparecen temas que se grabaron a la segunda o tercera toma", cuenta.
Jos¨¦ Mar¨ªa Ponce, m¨¢s conocido por su dedicaci¨®n a la pornograf¨ªa, muestra gratas maneras de locutor radiof¨®nico: "Claro, yo trabaj¨¦ en Onda Dos, la famosa emisora pop de Radio Espa?a, y all¨ª hice desde continuidad a un programa sobre cantautores".
A la hora de buscar precedentes, no hay coincidencia: surgen los nombres de Laurie Anderson, Arnaldo Antunes o Anne Clark; se discute la aportaci¨®n literaria de los verbosos raperos hispanos. "Quer¨ªamos evitar", explica Bunbury, "que se confundiera con esos discos bonitos donde muchos cantantes interpretan a un poeta, como lo que se ha hecho con Pablo Neruda. ?ste es un producto no apto para cualquiera: Panero vive oficialmente en el mundo de la locura y eso no es una broma".
Carlos Ann ve posibilidades de convertir Leopoldo Mar¨ªa Panero en un espect¨¢culo de directo, "siempre que se le diera un matiz teatral, un aire de performance que evitara convertirlo en un recital de catacumba", aclara. A lo que remacha Galindo: "Leopoldo tiene muchos versos truculentos, pero nos quedamos con el ejemplo de su valent¨ªa humana, su gallard¨ªa ante las malas cartas que le ha repartido la vida".
Babelia
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