?Ama usted a Jelinek?
En la l¨ªnea de Bernhard y Handke, la escritora mantiene tensas relaciones con su pa¨ªs
"?Ama usted a Jelinek o prefiere el arte y la cultura?". Enormes carteles publicitarios con este desafortunado eslogan aparecieron por todas partes de Austria a principios de los a?os noventa, poco despu¨¦s del inicio del auge de la extrema derecha. Como Thomas Bernhard o Peter Handke, Elfriede Jelinek siempre ha sido una escritora inc¨®moda en su pa¨ªs, que, a su juicio, "est¨¢ construido sobre cad¨¢veres".
Sus obras dram¨¢ticas, despiadadas, son representadas en Alemania y muy tard¨ªamente llegan a Austria. Con la elecci¨®n de Haider, las cosas fueron a peor: aut¨¦nticas campa?as difamatorias contra la escritora. Porn¨®grafa, o traidora a la patria, son algunos de los calificativos que le ha dedicado la oficialidad austriaca. Ella les acusa de tener miedo a la verdad.
Es la d¨¦cima mujer que gana el Premio Nobel de Literatura desde su creaci¨®n
Pero sigue en Viena, donde se suma junto a otros escritores a un boicoteo contra su propio pa¨ªs. No perdona ni olvida los horrores del nacionalsocialismo y, a¨²n menos, los extremistas contempor¨¢neos.
Pol¨ªtica y feminista, ha creado un lenguaje personal que utiliza como arma est¨¦tica contra los males universales: la exclusi¨®n, los abusos del poder o el peso social que aplasta y destruye.
Elfriede Jelinek, nacida el 20 de octubre de 1946 en M¨¹rzzuschlag (Estiria), es hija del mestizaje cultural y religioso: su padre, jud¨ªo de origen checo, de la Viena pobre y progresista, fue autodidacta y lleg¨® a ingeniero. Su madre, cat¨®lica practicante, pertenec¨ªa a la alta burgues¨ªa austriaca.
El padre muri¨®, en 1968, en una instituci¨®n psiqui¨¢trica. De ¨¦l dice Jelinek que era casi "inexistente", aunque admite que intent¨® darle una educaci¨®n muy diferente a la materna. De la madre, dominante y autoritaria, explica que la envi¨® a una "escuela muy austriaca en la que se aprend¨ªa la obediencia". En La pianista, describe la escritora las relaciones infernales que mantuvo con ella. A los cuatro a?os la inscribi¨® en un colegio religioso de Viena, N?tre Dame de Sion, donde aprendi¨® danza cl¨¢sica y franc¨¦s; a los siete, la oblig¨® a aprender viol¨ªn y piano, sin dejar las clases. A los 16, hizo que ingresara en el Conservatorio de M¨²sica de Viena... La se?ora Jelinek provoc¨® en ella su rebeli¨®n contra todo tipo de autoridad.
Cuando falleci¨® el padre, Elfriede, que ten¨ªa 22 a?os, sufri¨® una crisis psicol¨®gica y se encerr¨® en casa. De su padre aprendi¨® el valor de la palabra; de su madre, el de la m¨²sica. Se decidi¨® por las palabras. A finales de los a?os sesenta public¨® sus primeros poemas y textos literarios.
Jelinek es la d¨¦cima escritora que obtiene el Nobel de Literatura. Seguro que a ella, feminista radical, interesada sobre todo en desmontar la cadena econom¨ªa-sexualidad-discriminaci¨®n-racismo, le divertir¨¢ mucho. Antes que ella lo ganaron la sueca Selma Lagerl?f, en 1909; la italiana Grazia Deledda, en 1926; la noruega Sigrid Undset, en 1928; la estadounidense Pearl S. Buck, en 1938; la chilena Gabriela Mistral, en 1945; la alemana Nelly Sachs, en 1966; la surafricana Nadine Gordimer, en 1991; la afro-estadounidense Toni Morrison, en 1993, y la polaca Wislawa Szymborska, en 1996.
Aunque lo primero que dijo ayer Jelinek es que no recoger¨¢ el Nobel, lo que es seguro es que el premio servir¨¢ para que su literatura sea conocida en muchos m¨¢s pa¨ªses.
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