El Papa crea una comisi¨®n para cambiar la doctrina sobre el Limbo
Dec¨ªan los catecismos cl¨¢sicos que el Limbo de los ni?os era el lugar al que iban a parar quienes mor¨ªan sin uso de raz¨®n y sin haber sido bautizados. Un lugar sin tormento ni gloria, algo as¨ª como estar en Babia para toda la eternidad. El castigo consist¨ªa en vivir en una tercera clase de cavidad distinta del Cielo y el Infierno, en el que las almas c¨¢ndidas, adem¨¢s de estar privadas de gloria, sufrir¨ªan la condenaci¨®n de la ausencia de quienes hab¨ªan tenido la fortuna de salvarse: padres, hermanos y dem¨¢s familia. La doctrina tridentina incentivaba con tales argumentos el bautismo r¨¢pido de los reci¨¦n nacidos, en evitaci¨®n de tales desgracias.
Desde ayer, Juan Pablo II, que ya desmont¨® a fondo, en el verano de 1999, la visi¨®n tradicional de Cielo, Infierno y Purgatorio -afirmando que no eran lugares f¨ªsicos arriba o abajo de la Tierra, sino estados de ¨¢nimo: la presencia de Dios, el Cielo; ausencia de Dios, el Infierno-, ha ordenado a su polic¨ªa doctrinal, el cardenal Joseph Ratzinger, hacer lo mismo con el lugar llamado Limbo. La encomienda incluye la creaci¨®n de una Comisi¨®n Teol¨®gica Internacional, liderada por el todopoderoso presidente de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe.
"Es una cuesti¨®n de m¨¢ximo inter¨¦s que se revise la doctrina sobre la suerte ultra terrena de los ni?os que mueren sin recibir bautismo", se?al¨® ayer Juan Pablo II en un mensaje a los miembros de la citada comisi¨®n. Tambi¨¦n les advirti¨® de que "no se trata simplemente de un problema teol¨®gico aislado". "Otros muchos temas se relacionan con ¨¦ste, como la voluntad salvadora de Cristo, el papel de la Iglesia, el sacramento universal de salvaci¨®n, la teolog¨ªa de los sacramentos o el sentido de la doctrina sobre el pecado", les dijo.
El pecado original
El nexo entre esos asuntos misteriosos que quiere revisar el papado obligar¨¢ a los pastores cat¨®licos a cambiar puntos de vista que han llenado de zozobra el alma de sus fieles. As¨ª, la visi¨®n que, desde san Agust¨ªn, tiene la Iglesia de Roma sobre el hombre como un ser irremediablemente empecatado desde que Eva y la serpiente liaron a Ad¨¢n para comerse juntos una manzana que no deb¨ªan. La escatolog¨ªa cristiana posterior al Concilio Vaticano II (1962-1965) sostiene que el famoso obispo de Hipona, al extender a todos los hombres la culpa por aquel pecado original -sucedido en un lugar llamado Para¨ªso que la ciencia tampoco pudo encontrar-, lo que hizo fue una mala traducci¨®n de una de las ep¨ªstolas de san Pablo, la Carta a los romanos, cap¨ªtulo 5, vers¨ªculo 12.
El Papa reclama ahora a sus te¨®logos que busquen una s¨ªntesis que ayude "a una pr¨¢ctica pastoral m¨¢s coherente e iluminada". La doctrina que coloca en el Limbo a los ni?os muertos sin haber cometido pecado, pero con la culpa del pecado original no lavada por el bautismo, es de origen medieval y poco relevante entre los te¨®logos modernos a no ser porque se hermana con la idea, tambi¨¦n arrumbada por el Vaticano II, de que fuera de la Iglesia romana no hab¨ªa salvaci¨®n.
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