Los indecisos deciden en Australia
Trece millones de australianos votan hoy en las elecciones m¨¢s re?idas de los ¨²ltimos 40 a?os
Las elecciones de hoy en Australia son un aut¨¦ntico duelo de titanes entre el primer ministro conservador, John Howard, y el l¨ªder laborista, Mark Latham. Ambos se presentan por circunscripciones de Sidney, la principal ciudad del pa¨ªs. La de Howard engloba varios barrios habitados por profesionales liberales y clase media. La de Latham es un suburbio poblado por obreros, donde se palpa la marginaci¨®n social. Las circunscripciones de uno y otro son casi un retrato de la infancia de los candidatos a dirigir el destino de Australia durante los pr¨®ximos tres a?os. Para Howard, de 65 a?os, una cuesti¨®n de experiencia -ser¨ªa su cuarta reelecci¨®n-; para Latham, de 43, todo un reto, apenas lleva nueve meses al frente del Partido Laborista.
No habr¨¢ problemas de participaci¨®n. El voto es obligatorio y la tradici¨®n dice que alrededor del 97% de la poblaci¨®n acude a las urnas. Est¨¢n convocados 13 millones de electores de un total de 20 millones de australianos. La expectaci¨®n es m¨¢xima porque, seg¨²n los ¨²ltimos sondeos que barajan los gur¨²s electorales de ambos partidos, esta ma?ana a¨²n se levantaron indecisos un 15% de votantes y muchos puede que tomen la decisi¨®n al mismo tiempo que la papeleta. Ganar dos de las circunscripciones conflictivas puede inclinar definitivamente la balanza a favor de Howard o de Latham.
Amigos y enemigos dicen que de lo que no se puede acusar a Howard es de debilidad. Sin que le temblara el pulso recort¨® programas sociales y educativos, limpi¨®, orden¨® y sac¨® adelante la econom¨ªa del pa¨ªs, que cuando lleg¨® a primer ministro en 1996 estaba en estado grave. Es estos tiempos de crisis, Howard es un l¨ªder que mantiene sus convicciones con firmeza, lo que da seguridad a muchos de sus seguidores. Es el ¨²nico, junto con George Bush, que sigue defendiendo la guerra como m¨¦todo para "liberar y democratizar a los iraqu¨ªes".
Cr¨ªticas
"Dirige el pa¨ªs como si se tratara de una empresa", afirman diplom¨¢ticos europeos, que critican la arrogancia de Howard y de algunos de sus ministros. "Tiene piel de elefante. Todo le escurre", afirma Emma MacDonald, periodista de The Canberra Times, al criticar tanto la pol¨ªtica internacional de Howard como su "desastrosa pol¨ªtica de inmigraci¨®n", que tiene confinados a ni?os, alejados de sus padres, en campos de detenci¨®n en la isla de Nauru y en Pap¨²a Nueva Guinea por haber entrado en patera a la isla-continente.
Mark Latham es un hombre que se ha hecho a s¨ª mismo, un populista capaz de penetrar con su vocabulario directo en la clase media y baja de la sociedad australiana. Desde la dureza de una ni?ez con un padre alcoh¨®lico, se gradu¨® en la Universidad y ha escrito varios libros. Su mensaje principal es que un libro en la ni?ez es la base del futuro. Trabaj¨® estrechamente con Gough Whitlam, quien como primer ministro laborista orden¨® la retirada de las tropas australianas de Vietnam, de ah¨ª el paralelismo cuando nada m¨¢s hacerse con el liderazgo laborista, en diciembre pasado, se comprometi¨® a que los soldados australianos enviados a Irak "vuelvan a casa por Navidad".
Latham, que hab¨ªa basado su campa?a en los j¨®venes, la clase media, la educaci¨®n y la sanidad, hizo la semana pasada un importante gesto a la creciente tercera edad australiana. Prometi¨® sanidad completamente gratuita para los mayores de 75 a?os.
Tras afirmar que George Bush "es el presidente m¨¢s peligroso e incompetente que se conoce", Latham fue acusado de incontinencia verbal y de "no estar preparado para dirigir un pa¨ªs", por lo que en las dos semanas oficiales de campa?a electoral ha tratado de presentarse como un l¨ªder moderado y abierto al di¨¢logo.
Los protagonistas
El actual Gobierno australiano lo forma una coalici¨®n entre el Partido Liberal que lidera John Howard y el Partido Nacional, una formaci¨®n de extrema derecha que tiene su base electoral en la clase rural de los Estados de Australia Occidental y Queensland. Est¨¢ encabezado por Graeme Campbell, de origen brit¨¢nico, un radical con un discurso frecuentemente xen¨®fobo que desprecia las reivindicaciones de los abor¨ªgenes y pretende cerrar las puertas de la inmigraci¨®n a quienes no sean occidentales, como ocurri¨® entre 1901 y 1973, bajo la Pol¨ªtica de Australia Blanca.
El Partido Nacional tiene 13 de los 150 esca?os del Parlamento y, seg¨²n todas las encuestas, los seguir¨¢ manteniendo, aunque Bill Sykes, diputado Nacional en el Parlamento del sure?o Estado de Victoria, considera que el volumen de indecisos que hab¨ªa hasta hoy mismo "hace estas elecciones impredecibles".
Los laboristas, que ten¨ªan 65 esca?os, no cuentan tanto para ganar con la posibilidad de que Los Verdes entren por primera vez en la C¨¢mara baja (el sondeo de ayer de The Canberra Times les daba un esca?o), sino con que su creciente n¨²mero de simpatizantes opte por los laboristas en segundo lugar de preferencia.
En el sistema de voto australiano se vota en cada circunscripci¨®n a todos los candidatos por orden de preferencia, de manera que si ning¨²n candidato obtiene el 50% m¨¢s uno en el primer recuento se repartan los votos de las segundas preferencias y as¨ª hasta que un candidato obtenga la mayor¨ªa.
Los diputados independientes -en el Parlamento saliente hab¨ªa cuatro- tambi¨¦n ser¨¢n fundamentales a la hora de hacer alianzas para lograr la investidura.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.