El camino para ser profesor en secundaria y bachillerato
En 1902, Francisco Giner de los R¨ªos denunci¨® la absurda situaci¨®n de las facultades espa?olas, ya que, sabi¨¦ndose que la mayor¨ªa de sus alumnos se iban a dedicar a labores docentes, la formaci¨®n del profesorado no estaba contemplada entre sus objetivos. M¨¢s recientemente, en el 2003, representantes de asociaciones educativas relacionadas con la ense?anza de las ciencias y de las matem¨¢ticas ped¨ªamos una reconsideraci¨®n de la formaci¨®n inicial en la Comisi¨®n de Educaci¨®n, Cultura y Deporte del Senado. Llamativo fue que nuestras propuestas fueron aprobadas por unanimidad de todos los grupos parlamentarios, y sus conclusiones, publicadas, en mayo de 2003, en el Bolet¨ªn Oficial de las Cortes Generales (Senado), pero las consecuencias legislativas han sido nulas hasta el momento.
La situaci¨®n sobre la formaci¨®n inicial del profesorado y el acceso a la profesi¨®n docente viene caricaturizada en la paradoja del investigador J. Busquet: "Imaginemos una escuela de nataci¨®n que se dedicara un a?o a ense?ar anatom¨ªa y fisiolog¨ªa de la nataci¨®n, psicolog¨ªa del nadador, qu¨ªmica del agua y formaci¨®n de los oc¨¦anos, costes unitarios de las piscinas por usuario, sociolog¨ªa de la nataci¨®n, antropolog¨ªa de la nataci¨®n y, desde luego, la historia mundial de la nataci¨®n, desde los egipcios hasta nuestros d¨ªas. Todo esto, evidentemente, a base de cursos magistrales, libros y pizarras, pero sin agua. En una segunda etapa se llevar¨ªa a los alumnos-nadadores a observar durante varios meses a nadadores experimentados, y despu¨¦s de esta s¨®lida preparaci¨®n, se les lanzar¨ªa al mar, en aguas bien profundas, en un d¨ªa de temporal de enero".
?Piensa alguien que en estas condiciones los alumnos-nadadores estar¨ªan preparados para nadar? ?Sobrevivir¨ªan o alcanzar¨ªan la orilla? ?Qu¨¦ futuro tendr¨ªa esa escuela en una sociedad como la nuestra? ?Qu¨¦ dir¨ªan los medios de comunicaci¨®n si el Estado subvencionara escuelas similares en todo el territorio nacional? No necesito respuesta.
Sin embargo, esta situaci¨®n describe la historia de los profesores que acceden a la ense?anza secundaria y bachillerato. Durante cuatro o cinco a?os, al igual que el alumno-nadador, estudian contenidos cient¨ªficos de las diferentes disciplinas con mayor o menor esfuerzo y rendimiento. Posteriormente se les somete a un curso, que est¨¢ mal valorado por la Administraci¨®n educativa, profesores y estudiantes, pero que resuelve institucionalmente el problema de titulaci¨®n. En este curso oyen sobre otras disciplinas y, supuestamente, observan (?) el comportamiento de otros nadadores. Con toda esta preparaci¨®n se les echa en las aguas profundas de las aulas de los institutos para desarrollar una funci¨®n que desconocen, para la que no han sido preparados y con los apoyos que puedan encontrar en funci¨®n de las caracter¨ªsticas del entorno espec¨ªfico que los reciba y de sus circunstancias personales.
La formaci¨®n cient¨ªfica es una parte imprescindible de la formaci¨®n de los profesores, pero no debe ser la ¨²nica. El profesor necesita tambi¨¦n disponer de otros conocimientos, como los de did¨¢ctica espec¨ªfica y los derivados de la pr¨¢ctica de la ense?anza para iniciar su trabajo. Adem¨¢s de un periodo de adaptaci¨®n a la profesi¨®n. ?No se hace as¨ª con los m¨¦dicos o con los abogados? ?Por qu¨¦ no con los docentes?
Esta situaci¨®n nos ha llevado a los investigadores educativos a caracterizar esta primera etapa de la actividad profesional docente como la de la supervivencia, y la t¨¦cnica de su aprendizaje, como la del ensayo y error. Y es una situaci¨®n que perjudica tanto a los profesores noveles como a los alumnos que ¨¦stos tienen.
Resulta dif¨ªcilmente comprensible que se haya avanzado tan poco desde la situaci¨®n problem¨¢tica que, hace ya m¨¢s de cien a?os, se?alara Giner de los R¨ªos. Las nuevas necesidades generadas por la sociedad actual, la ampliaci¨®n de la escolaridad obligatoria hasta los 16 a?os, el desarrollo de los conocimientos relacionados con la educaci¨®n y el fracaso de la situaci¨®n actual no han sido suficientes para modificar la formaci¨®n inicial del profesorado de secundaria y el acceso a la profesi¨®n docente. Y para enlazar dos eslabones de la misma cadena que, hasta ahora, han estado siempre separados.
El documento sobre educaci¨®n sometido a debate por parte del Gobierno actual parece reconocer este problema y se hace eco, aunque t¨ªmidamente, de algunas ideas avanzadas en el marco de la convergencia europea para la formaci¨®n inicial. A este respecto, esperemos que se asuma y desarrolle la propuesta de un itinerario educativo para las licenciaturas b¨¢sicas con una orientaci¨®n espec¨ªfica que tenga como objetivo fundamental preparar profesionalmente para la ense?anza en secundaria.
M¨¢s claro parece el dise?o del primer a?o de acceso a la formaci¨®n docente, donde se refleja un deseo de considerarlo como un a?o de pr¨¢ctica y aprendizaje. Si bien es una situaci¨®n ya contemplada, pero no desarrollada en la legislaci¨®n actual, parece deducirse una mayor voluntad de llevarlo a cabo. ?Ser¨¢ verdad que se inicia el camino del cambio?
Lorenzo J. Blanco Nieto es profesor del ?rea de Did¨¢ctica de la Matem¨¢tica de la Universidad de Extremadura.
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