Yeste firma un empate convincente
Un gran gol del centrocampista del Athletic impide el triunfo del Bar?a, al que adelant¨® Eto'o tras un fallo defensivo
Ahora para ti, ahora para m¨ª. Este rato, tuyo; este, m¨ªo. Que no gane nadie, pero lo intentamos todos... Consignas morales para un partido intachable en la actitud como reprochable en su conjunto. Pudo ganar cualquiera y no gan¨® nadie. Quiz¨¢, como castigo. Tan igualado era que los goles se sucedieron en tres minutos El primero, del Bar?a, por fallo clamoroso de Murillo; el segundo, del Athletic, por ¨¦xito manifiesto de Yeste. No es que fuera la diferencia del encuentro, ni que la diferencia en la clase de los goles expresara un estilo distinto entre ambos equipos. Fueron goles accidentales en un partido para fajadores, para persistentes, para infatigables. Quiz¨¢ por ello no hab¨ªa noticias de Ronaldinho, colocado en una situaci¨®n familiar junto a la cal de la izquierda para que trazara sus diagonales, pero superado por el culturismo del encuentro y el frenes¨ª del juego. El brasile?o necesit¨® un gramo de pausa, algo dif¨ªcil de encontrar cuando el Athletic aprieta los dientes. Uno puede encontrar el fallo puntual -el de Murillo, en esta ocasi¨®n-, pero nunca la guardia baja si enfrente hay un ilustre.
ATHLETIC 1 - BARCELONA 1
Athletic: Aranzubia; Iraola, Murillo, Prieto, Del Horno; Gurpegi, Orbaiz; Etxeberria (Felipe, m. 83), Yeste, Ezquerro (Arriaga, m. 58); y Urzaiz (Azkorra, m. 72).
Barcelona: Vald¨¦s; Dami¨¤, Oleguer, Puyol, Van Bronckhorst; Xavi, M¨¢rquez, Deco (Iniesta, m. 46); Ronaldinho, Eto'o y Giuly (Larsson, m. 60).
Goles: 0-1. M. 10. Dami¨¤ lanza un centro en globo desde la derecha, Murillo no ataja el bal¨®n, que le rebota, y Eto'o controla y empalma a la red.
1-1. M.13. Urzaiz centra para Yeste, que gana la posici¨®n a Dami¨¤ y lanza un disparo cruzado y potent¨ªsimo a la red.
?rbitro: Ram¨ªrez Dom¨ªnguez. Expuls¨® a Gurpegi por doble amonestaci¨®n (m. 79) y mostr¨® la tarjeta amarilla a Yeste, Van Bronckhorst, Deco, Del Horno, Xavi y Gurpegui.
Lleno en San Mam¨¦s: 40.000 espectadores.
Lo f¨ªsico agobiaba a lo t¨¦cnico. Por m¨¢s que Orbaiz quisiera mover el bal¨®n a los costados y que Xavi, sin costados, lo moviera por el centro, las ocasiones eran un ejercicio de racaner¨ªa, como si cada delantero se encontrara con una sorpresa en los pies cuando alcanzaba una situaci¨®n favorable.
El f¨²tbol fren¨¦tico, es decir acelerado, engull¨® prontamente a M¨¢rquez, poco habituado al tr¨¢fico embotellado, y dej¨® a Xavi en un soledad casi absoluta en el medio campo. El Athletic, prefer¨ªa elegir las bandas, donde Iraola y Del Horno, intermitentemente, pon¨ªan al partido el caldo que buscaba el equipo rojiblanco. Todo bien repartido: las bandas, para el Athletic; el centro, para el Bar?a. Un encuentro menor, carente de jerarqu¨ªa, sometido a acciones individuales o errores puntuales, indiscutible en el esfuerzo, pero rechazable t¨¢ctica y t¨¦cnicamente.
Al menos, al Bar?a se le apreciaba una declaraci¨®n de intenciones, m¨¢s o menos confusa, pero que le otorgaba el control del bal¨®n y una cierta sensaci¨®n de peligro, de amenaza de gol, m¨¢s psicol¨®gica que real, porque los minutos transcurr¨ªan y Ronaldinho segu¨ªa sin mandar una sola carta a sus compa?eros, un e-mail, un silbido siquiera. Pero, al menos, era un Bar?a parecido a lo que ha venido siendo. Mientras tanto, el Athletic se dilu¨ªa en la complacencia del gol del empate y, en la segunda parte, no sab¨ªa a qu¨¦ jugar, incapaz de mantener el bal¨®n, incapaz de producir ocasiones por tanto.
Todo apuntaba a las tardes nubladas, a los tonos mortecinos, donde s¨®lo un fogonazo inesperado puede alterar la climatolog¨ªa. Un rel¨¢mpago quiz¨¢, otro error. Y en verdad que la defensa era proclive a los accidentes a poco que le ajustaban las clavijas. El Bar?a aguantaba mejor en su retaguardia, con Oleguer, jugando al l¨ªmite y con Puyol atento.
Lo imprevisible, con Ronaldinho en el campo, le correspond¨ªa a Yeste, escondido durante algunos minutos, pero saliendo de la cueva para cantar una ¨®pera. Nada de play-back. En directo, enganch¨® en el aire un pase de su amigo Del Horno, lo control¨® como solo los genios acostumbran, haciendo jugada, y dispar¨® sin rosca. De haber sido gol, los calzoncillos rojiblancos que ense?¨® ante el Trabzonspor habr¨ªa resultado una ingenuidad.
A medida que pasaban los minutos, el Athletic le intercambiaba al Bar?a el control del bal¨®n por las ocasiones. Xavi pudo marcar ante Aranzubia, en un mano a mano, pero el Athletic tuvo otras bazas malgastadas por mala suerte: Iraola cruz¨® en exceso, Del Horno cabece¨® por defecto. El Athletic propon¨ªa el intercambio de golpes y el Bar?a lo acept¨® sin problemas. Rijkaard hab¨ªa sustituido a Deco por Iniesta para dar mayor capacidad ofensiva a su equipo y lo agradeci¨® Xavi, que busc¨® en mayor medida la porter¨ªa rival. Incluso en un contragolpe de libro, el jugador azulgrana dispar¨® al larguero.
El partido era para cualquiera. Para el que m¨¢s lo buscase o para el que m¨¢s listo anduviera para encontrar el hueco apropiado. El Bar?a creci¨® con los minutos y el Athletic, que prescindi¨® de Urzaiz -una decisi¨®n sorprendente- los fue malgastando.Todo estaba en espera del jugador feliz, del futbolista fant¨¢stico, del responsable del asunto. Y ninguno lleg¨®. Ni Yeste ni Ronaldinho. Y se fue Gurpegui, expulsado, y se muri¨® el partido en un empate que nadie quer¨ªa, pero del que nadie reneg¨®.
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