Visita a los difuntos
Miles de personas acuden al Cementerio General de Valencia en la festividad religiosa de Todos los Santos
El Cementerio General de Valencia, el m¨¢s grande de la Comunidad Valenciana con una extensi¨®n de 150.000 metros cuadrados; 27 secciones; una treintena de empleados; una zona destinada al rito musulm¨¢n, y cerca de 400.000 restos humanos, volvi¨® a llenarse ayer de personas con motivo de la festividad religiosa de Todos los Santos.
La masiva afluencia de familiares y amigos de los difuntos oblig¨® a mantener durante todo el d¨ªa un dispositivo de polic¨ªa municipal y nacional a su alrededor, a habilitar como aparcamientos carriles de las calles adyacentes, y a destinar l¨ªneas especiales de la EMT.
Producto del tama?o del recinto, de la similitud de las calles interiores o de la mala memoria, muchos visitantes hicieron cola ante una m¨¢quina situada en la entrada. Introduciendo en ella los datos del muerto, puede saberse el lugar exacto en el que descansa.
El Cementerio General no es comparable al de P¨¨re-Lachaise, en Par¨ªs, donde est¨¢n enterrados, entre otros, Honor¨¦ de Balzac, Fr¨¦d¨¦ric Chopin, Guillaume Appollinaire, Marcel Proust o Jim Morrison, y en torno al cual ha medrado una industria que incluye una p¨¢gina de Internet que permite recorridos fotogr¨¢ficos por su interior y primeros planos de las tumbas ilustres.
No es comparable pero el d¨ªa de Todos los Santos, aparte de los tradicionales puestos de flores, que venden cantidades ingentes de claveles y gladiolos, emerge alrededor del camposanto valenciano una econom¨ªa asociada de la que participan gorrillas, y vendedores del cuponazo, loter¨ªa, casta?as, mazorcas o regaliz. Y tiene tambi¨¦n su propia ruta, que cada 1 de noviembre es recorrida por una delegaci¨®n municipal. Entre las tumbas visitadas por la comitiva est¨¢n la de Vicente Blasco Ib¨¢?ez, la de Joaqu¨ªn Sorolla, la del Marqu¨¦s de Sotelo y la de Manuel Broseta. El recorrido omite, sin embargo, la sepultura con m¨¢s ¨¦xito de todo el cementerio seg¨²n su director, Santiago Alc¨¢zar; la de Nino Bravo.
La fiesta religiosa demostr¨® ayer gozar de buena salud, y contar con seguidores de todas las edades. Josefa y Trinidad, hermanas de 83 y 79 a?os respectivamente, hab¨ªan visitado por ejemplo a "m¨¢s de 20 personas entre abuelos, primos, cu?ados y vecinos".
Frente a la tradici¨®n de la sepultura, sin embargo, se abre paso la incineraci¨®n. Un procedimiento que en el General representa ya el 20% de todos los servicios y tiene a su favor, el factor econ¨®mico: vale 175 euros.
?Cu¨¢nto cuesta enterrar a alguien? La ¨¦poca en la que era posible comprar un nicho pas¨® a la historia. Hoy, los espacios se arriendan y su precio var¨ªa en funci¨®n del tiempo: La concesi¨®n de un nicho por 50 a?os en el General cuesta 650 euros; por 20 se pagan 390, y el lustro sale por 120. A eso hay que sumar una anualidad por mantenimiento que ronda los 10 euros.
Luego est¨¢n los panteones. El Ayuntamiento vende parcelas que oscilan entre los 6.000 y los 12.000 euros. Elegir los materiales y construirlo es cosa del cliente. La suma final de "los m¨¢s suntuosos", explica el director, puede alcanzar 50.000 euros.
Una vez que termina el periodo de concesi¨®n de los nichos, y en caso de no renovarla, los restos se exhuman y se trasladan a una sala especial del cementerio. Pasado un a?o, si nadie los reclama, son enterrados en el osario com¨²n, de donde, indica Alc¨¢zar, resultan "irrecuperables".
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