Vargas Llosa se sumerge en 'Los miserables'
El escritor aborda en 'La tentaci¨®n de lo imposible' las grandes obsesiones de Victor Hugo
Dos a?os ha tardado Mario Vargas Llosa en escribir el ensayo La tentaci¨®n de lo imposible, donde ha puesto su arsenal cr¨ªtico, sus innumerables lecturas, su capacidad narrativa y su inagotable entusiasmo al servicio de un gran desaf¨ªo, desentra?ar el mecanismo formal y los secretos de Los miserables, la inmensa novela que Victor Hugo termin¨® entre 1860 y 1862 durante su exilio en Guernesey. Las m¨²ltiples historias que se entrecruzan, sus imponentes personajes que se debaten entre "la vena negra del destino" y la libertad, y, sobre todo, las grandes cuestiones que preocupan a los hombres y sobre las que Victor Hugo se pronuncia con su personalidad y su escritura desmesuradas son tratadas por el escritor hispanoperuano con su habitual lucidez y penetraci¨®n.
"Me interesan los mecanismos de las grandes novelas. Saber qu¨¦ es lo que las lleva a incorporarse a tu vida"
Da cuenta de "la marcha del mal al bien, de la podredumbre a la vida, de la bestialidad al deber, de la nada a Dios"
"Sus c¨®digos estil¨ªsticos no son los de la literatura actual, pero lo que cuenta sigue profundamente vivo"
No quiso hablar ni de Kerry ni de Bush. Y lo consigui¨®, a pesar del empe?o de varios periodistas por llevarlo a la actualidad pol¨ªtica a trav¨¦s de los caminos m¨¢s extravagantes e imprevisibles. Mario Vargas Llosa se mantuvo firme. "Cada cosa tiene su momento y esta vez nos hemos reunido para hablar de este ensayo sobre Los miserables, que seguramente tiene menos inter¨¦s que el resultado de las elecciones estadounidenses". Al rato, sin embargo, la desmesurada personalidad de Victor Hugo lo llen¨® todo y paso a paso fueron surgiendo los motivos que han conducido al autor de La fiesta del Chivo a escribir La tentaci¨®n de lo imposible (Alfaguara), un ensayo que aborda los mecanismos que llevaron al gran rom¨¢ntico a tratar en su novela "todas las grandes cuestiones del ser humano".
?Por qu¨¦ Los miserables, el inmenso libro de Victor Hugo que forma parte de otra ¨¦poca y que tan poco tiene que ver, en su escritura, con los caminos de la literatura contempor¨¢nea? "Porque me interesan los mecanismos de las grandes novelas", coment¨® Vargas Llosa tras la rueda de prensa durante una breve entrevista. "Saber qu¨¦ es lo que las convierte en algo m¨¢s, lo que las lleva a incorporarse a tu vida y a formar parte de tu existencia, como un gran amigo, como un gran amor. ?Por qu¨¦ ocurre todo esto? Es muy misterioso y dif¨ªcil de expresar. Quiz¨¢ lo que hace grandes a algunas novelas es lo que no se consigue atrapar despu¨¦s de haber realizado todas las investigaciones y todos los an¨¢lisis. Eso que siempre se escapa".
Mario Vargas Llosa (Arequipa, Per¨², 1936) ley¨® por primera vez Los miserables en 1950 cuando era un estudiante del Colegio Militar Leoncio Prada, de Lima. La fascinaci¨®n que le produjo el libro se vio confirmada en 1983 cuando volvi¨® a leerlo para escribir un pr¨®logo para C¨ªrculo de Lectores. Aquel pr¨®logo se le qued¨® corto, as¨ª que ha vuelto a la novela de Victor Hugo. "Y sigo pensando que sigue siendo profundamente actual, m¨¢s all¨¢ de los episodios concretos que cuenta y de los personajes que la habitan", explic¨®. "Victor Hugo se propone tratar todas las grandes cuestiones: la justicia, el bien y el mal, el amor, la ley y la moral, la piedad, el progreso del hombre... Se pregunta si Dios existe o no, y quiere saber si en el mundo va a prevalecer alg¨²n tipo de justicia, si no van a triunfar siempre los p¨ªcaros y malvados sobre los inocentes e idealistas".
A Flaubert, como cuenta Vargas Llosa en La tentaci¨®n de lo imposible, la novela de Hugo le parec¨ªa escrita "para la cr¨¢pula cat¨®lico-socialista, para todas las alima?as filos¨®fico-evang¨¦licas", y consideraba que era "inadmisible pintar de una manera tan falsa la sociedad cuando se es contempor¨¢neo de Balzac y de Dickens". Pero la ambici¨®n del autor de Los miserables iba mucho m¨¢s all¨¢, no le interesaba tanto reflejar su tiempo como dar cuenta de "la marcha del mal al bien, de lo injusto a lo justo, de lo falso a lo cierto, de la noche al d¨ªa, del apetito a la conciencia, de la podredumbre a la vida, de la bestialidad al deber, del infierno al cielo, de la nada a Dios".
Esa vertiginosa declaraci¨®n de prop¨®sitos forma parte de la novela en la que Vargas Llosa se ha sumergido durante los dos ¨²ltimos a?os. "Los miserables est¨¢ lleno de aventuras, en el terreno social, en el pol¨ªtico, en el amoroso, pero lo que me asombra es que te permite conocer la vida como nunca la conocer¨ªas simplemente viviendo, y eso lo consigue por la perspectiva que toma frente a todo lo que ocurre. Los personajes pueden ser muchas veces arquet¨ªpicos, pero los dilemas que viven y que transmiten siguen formando parte de la condici¨®n humana, y eso nunca pierde actualidad".
La inmensa aventura en la que Victor Hugo se embarca para escribir la voluminosa novela Los miserables -que se publicar¨¢ pr¨®ximamente en edici¨®n de bolsillo en Punto de Lectura- no escatima ambici¨®n alguna. El escritor rom¨¢ntico llega a decir que lo que persigue conocer es "la vida ¨ªntima del alma", y tambi¨¦n observa que el libro es un "ensayo sobre el infinito". Uno de sus grandes momentos es la descripci¨®n de la batalla de Waterloo, y otro, la narraci¨®n de la insurrecci¨®n popular que se desencaden¨® en Par¨ªs durante el entierro del general Lamarque el 5 de julio de 1832. A lo largo de sus p¨¢ginas se cruzan historias muy diferentes. La de Jean Valjean, el tipo sencillo que pasa 19 a?os en la c¨¢rcel por robar un pan y que se transforma en un hombre bueno a trav¨¦s del dolor y el sacrificio. La de Marius, el personaje que toma muchos elementos de la biograf¨ªa de Hugo. La de Javert, el polic¨ªa que sirve fan¨¢ticamente a la causa de la ley y que se suicida cuando descubre que esa ley que defiende no siempre est¨¢ de acuerdo con la moral. Est¨¢n las peripecias de la bella Fantine y del santo Bienvenu Myriel, est¨¢ la indefensi¨®n de Cosette y la alegr¨ªa del p¨ªcaro Gavroche... Y est¨¢ ese desmesurado narrador -"vanidoso, excesivo, caprichoso", dijo de ¨¦l Vargas Llosa- que cuenta de sus criaturas y hace digresiones e interrumpe el relato y se pronuncia sobre esto y aquello, que se vanagloria de sus conocimientos y que marca las pautas del relato como le viene en gana.
Victor Hugo, que empez¨® queri¨¦ndose parecer a Chateaubriand, llega a serlo todo en la vida. Un escritor de ¨¦xito, un referente moral, un hombre pol¨ªtico, un gran amante, un viajero incansable. Cuenta que una vez le enviaron al autor de Los miserables un sobre con una ¨²nica direcci¨®n: "Mr. Victor Hugo. Oc¨¦an". "Y ya era tan famoso, que la carta lleg¨® a sus manos", escribe Vargas Llosa. "No lleg¨® a tener el ¨¦xito que hubiera deseado en el teatro e incluso no termin¨® de realizar su ¨²ltima vocaci¨®n, la de te¨®logo, pues no lleg¨® a concluir el poema El fin de Sat¨¢n, donde pretend¨ªa explicar c¨®mo al fin fue Dios el que perdon¨® al diablo redimi¨¦ndolo del mal".
En la concurrida rueda de prensa en la que present¨® ayer La tentaci¨®n de lo imposible en la Casa de Am¨¦rica de Madrid, Vargas Llosa habl¨® de las m¨¢s diversas cuestiones. Dijo que Los miserables era "la ¨²ltima novela cl¨¢sica" y que la primera moderna fue "Madame Bovary, que se public¨® cuatro a?os antes". "El lector contempor¨¢neo tiene que hacer un esfuerzo de aclimataci¨®n para entrar en el ambicioso, complejo y profundo mundo de Victor Hugo. Sus c¨®digos estil¨ªsticos, su t¨¦cnica, su tempo, no son los de la literatura actual, pero lo que cuenta sigue profundamente vivo".
Habl¨® tambi¨¦n de la utop¨ªa ("la imaginaci¨®n nos lleva a inventar otras vidas que completen nuestra vida limitada"), de la nueva novela que est¨¢ escribiendo ("estoy empezando a partir de distintas experiencias separadas, quiero contar una historia a trav¨¦s de varias historias particulares"), reconoci¨® su gran pasi¨®n por los autores del siglo XIX ("Melville, Balzac, Dostoievski, Gald¨®s, Clar¨ªn...") y se manifest¨® un tanto esc¨¦ptico sobre el porvenir de la literatura. "No hay nada que nos indique que vaya a ser en el futuro lo que todav¨ªa sigue siendo hoy. Los medios audiovisuales pueden arrinconarla, y eso ser¨ªa una gran p¨¦rdida. La lectura exige una participaci¨®n de la imaginaci¨®n y la inteligencia que no exigen otras actividades, y facilita esos elementos de insubordinaci¨®n sin los cuales no es posible ejercer la libertad". Vargas Llosa no se mostr¨® muy optimista: "Lo que al final se va a empobrecer es la libertad humana".
Babelia
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