Las memeces tir¨¢nicas
Cu¨¢ndo se volvi¨® el mundo memo? Y sobre todo, ?cu¨¢ndo las sociedades aceptaron plegarse a la tiran¨ªa o terror de los memos? Hoy lo dominan todo y casi nadie se atreve a opon¨¦rseles, ni a rechistar siquiera. Y ellos, envalentonados, recorren la senda de su totalitaria memez sin obst¨¢culos, esto es, se dedican a controlarlo todo.
En los ¨²ltimos meses se ha hablado mucho de Rocco Buttiglione, propuesto como titular de Justicia al Parlamento Europeo, y que tild¨® la homosexualidad de pecado; tambi¨¦n de su colega Mirko Tremaglia, el cual le ech¨® un cable diciendo que en Europa, vistas las cr¨ªticas, los maricones eran mayor¨ªa. Justo es que se haya hablado de ellos y se les haya intentado poner freno. Pero en cambio nadie ha soltado una palabra sobre otro Consejero propuesto por Dur?o Barroso (conocido como el Anfitri¨®n de Piedra, ya que de Convidado no hizo, en la b¨¦lica reuni¨®n de las Azores). Su nombre es Markos Kyprianou y aspira sin trabas a la cartera de Sanidad, es chipriota y anunci¨® una de las mayores sandeces jam¨¢s o¨ªdas en la lucha antitabaco, y miren que en ese campo la competencia es salvaje. Pero nadie se ha sobresaltado. Esta lumbrera de Chipre propone prohibir que se vean en televisi¨®n, al menos en horarios diurnos y con ni?os no enjaulados, pel¨ªculas en que aparezca alguien fumando, es decir, pel¨ªculas a secas, o por lo menos todas las anteriores a 1995 o por ah¨ª. Desde hace unos a?os se fuma menos en ellas, o bien lo hacen s¨®lo los muy malvados y ruines, o bien lo hacen tan mal los actores como Nicole Kidman en La mancha humana (se pasa la cinta con un pitillo en la boca y se nota que no tiene ni idea, parece estar inhalando ox¨ªgeno al borde del ahogo). La idea es tan necia que no s¨®lo nadie la ha protestado, sino que lo raro es que a¨²n no hayan surgido colectivos varios exigiendo que tampoco se emitan pel¨ªculas con tacos, o con negros o moros turbios, o con mujeres acosadas o maltratadas, o con esclavos (adi¨®s a Los diez mandamientos, por ejemplo), o con cualquier cosa hoy mal vista, como si todo pasado desobediente debiera borrarse de nuestro presente desp¨®tico.
A los pocos d¨ªas, el mismo Parlamento sugiere que los paquetes de cigarrillos vayan ilustrados por fotos terroristas de enfermedades posibles causadas por el tabaquismo, y tampoco nadie protesta. A m¨ª me parece bien esa idea, siempre y cuando a partir de ahora las puertas de los coches lleven estampadas im¨¢genes de v¨ªctimas de accidentes, y lo mismo los aviones; las botellas de vino y de whisky, im¨¢genes de escarabajos y ratones protagonistas del delirium tremens, o de gente asesinada bajo los efectos del alcohol; las playas exhiban carteles con cuerpos ahogados y mordisqueados por los peces; los folletos tur¨ªsticos del Caribe, ampliaciones de los cad¨¢veres que dejan tras de s¨ª los huracanes, y as¨ª hasta el infinito. Un mundo simp¨¢tico y optimista el que tendr¨ªamos, si de todo -como ser¨ªa lo l¨®gico y justo- se anunciaran los riesgos igual de gr¨¢ficamente. Y leo que nuestra actual Ministra de Fomento, en un rasgo de totalitarismo y con recorte de las libertades, va a suprimir en todos los trayectos ferroviarios de menos de cinco horas los vagones para fumadores, por segregados que vayan de los otros. No hay m¨¢s raz¨®n para esto que el af¨¢n de prohibir, algo insaciable una vez abierta la espita, como bien sabemos los que padecimos el franquismo.
Pero la memez no conoce barreras. La Generalitat de Catalu?a pide al Gobierno (y ¨¦ste, aterrado, se precipita a satisfacerla) la "anulaci¨®n" del juicio sumar¨ªsimo contra Llu¨ªs Companys en 1940, como si tal vileza, con fusilamiento incluido, pudiera ser "anulada" por nadie. Las cosas pasaron como pasaron y no hay quien las mueva, ni quien pueda devolverle el honor nunca perdido y la vida a Companys ni a ninguna otra v¨ªctima pret¨¦rita, y todas estas mil iniciativas son tan hueras que s¨®lo cabe verlas como autopropaganda de quienes las tienen y mezquino aprovechamiento de los muertos, a los que nadie puede compensar de nada.
Por ¨²ltimo: este diario se rasg¨® las vestiduras y pidi¨® mil perdones por una publicidad digital con im¨¢genes de las Torres Gemelas antes y durante los atentados, con un lema como este: "Si el mundo puede cambiar tanto en un d¨ªa, ?cu¨¢nto no cambiar¨¢ en un trimestre?" Al parecer hubo tal aluvi¨®n de protestas que EL PA?S, amedrentado, la retir¨® en el acto. Yo a¨²n no entiendo el porqu¨¦, ni de las protestas hist¨¦ricas ni del mea culpa. ?Acaso el 11-S no fue una noticia, que adem¨¢s no desconoce nadie? Y es m¨¢s, ?no fue la noticia m¨¢s importante de los ¨²ltimos cincuenta a?os? ?Por qu¨¦ no va a utilizarse, como ejemplo m¨¢ximo? S¨ª, lo m¨¢s grave, ya digo, no es que proliferen las memeces sin cuento inspiradas por un esp¨ªritu policial insaciable, sino que hayan impuesto su terrorismo perpetuo a la parte del mundo a¨²n no dictatorial ni tontificada, que agacha la cabeza y cede siempre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.