?Puede ser bueno un petr¨®leo caro?
Los precios del petr¨®leo superaron los 40 d¨®lares en verano, y desde entonces han superado los 50. Estos precios siguen estando dos tercios por encima del tope real alcanzado durante la revoluci¨®n iran¨ª de 1979, y los mercados de futuros esperan que el precio vuelva a bajar y se instale quiz¨¢ en los 45 d¨®lares. Pero el actual nivel ha llevado a los analistas a empezar a reducir las expectativas de crecimiento. "El petr¨®leo se va a mantener en precios elevados", afirma el experto estadounidense Allen Sinai. "Eso supondr¨¢ un descenso del crecimiento, y podr¨ªa provocar un aumento de la inflaci¨®n subyacente". De hecho, agrega, la subida del crudo "es el mayor riesgo despu¨¦s del estallido de la burbuja burs¨¢til en 2000-2001".
El elevado precio del crudo ser¨ªa positivo si fuera el resultado de impuestos que despu¨¦s se redistribuyeran a los usuarios del combustible
Sinai no es el ¨²nico. Si el precio del petr¨®leo se mantiene en 40 d¨®lares por barril, se espera que no tenga casi ninguna consecuencia sobre el crecimiento del PIB mundial a corto plazo. Pero si se mantiene a casi 60 d¨®lares, todos prev¨¦n que el crecimiento del PIB se reducir¨¢ un 1% anual. La subida del crudo tambi¨¦n amenaza el lento crecimiento de la productividad a largo plazo. Con unos precios elevados -y vol¨¢tiles-, las empresas centrar¨¢n menos su inversi¨®n en aumentar la productividad y m¨¢s en mantener un uso flexible de la energ¨ªa. A 40 d¨®lares el barril, se espera que el precio del crudo ralentice la tasa de crecimiento a largo plazo de la producci¨®n potencial mundial en un 0,1% anual. Y a 60 d¨®lares, un 0,3%.
En la mayor¨ªa de las crisis mundiales esperamos que los bancos centrales intervengan. Cuando las comisiones de inversi¨®n empresariales se vuelven m¨¢s cautas, esperamos que la Reserva Federal, el BCE, el Banco de Inglaterra y otros bajen los tipos de inter¨¦s para hacer m¨¢s atractivas las cifras. Si los consumidores se lanzan a una org¨ªa de consumo, esperamos que esos bancos aumenten los tipos para enfriar el gasto en construcci¨®n y liberar los recursos necesarios para evitar la inflaci¨®n que induce escasez.
Pero esta l¨®gica no es v¨¢lida en el caso de que aumenten los precios del crudo. Aunque los precios elevados se parecen a un impuesto sobre la actividad empresarial que deprime la demanda agregada, tambi¨¦n aumentan la inflaci¨®n directa e indirecta.
Los bancos centrales responden a un descenso de la demanda reduciendo los tipos de inter¨¦s, y a una inflaci¨®n superior a la esperada aument¨¢ndolos. Dado que la subida de los precios del crudo disminuye la demanda y aumenta la inflaci¨®n, los bancos centrales responden haciendo poco o nada. Pero si adoptamos una perspectiva a muy largo plazo, no est¨¢ claro que el petr¨®leo caro sea malo para el mundo. Por ejemplo, si los precios elevados fueran el resultado de impuestos que despu¨¦s se redistribuyeran a los usuarios del combustible, ser¨ªan claramente buenos.
Ciertamente, la mayor¨ªa de los impuestos suponen pesadas "cargas extraordinarias": el coste es significativamente mayor que el valor de los ingresos obtenidos por los m¨²ltiples intentos de evasi¨®n fiscal por parte de los contribuyentes en potencia.
Sin embargo, un impuesto sobre el petr¨®leo no presenta cargas extraordinarias. Por contra, supone beneficios extraordinarios. El cambio a medios de transportes que aprovechen mejor la energ¨ªa reduce la congesti¨®n. Los intentos de ahorrar costes economizando el uso de energ¨ªa reducen la contaminaci¨®n. El precio m¨¢s elevado de los derivados del crudo fomenta la investigaci¨®n en otras tecnolog¨ªas si queremos solucionar los problemas del cambio clim¨¢tico.
Un impuesto sobre el crudo bien dise?ado reduce tambi¨¦n la demanda, disminuyendo as¨ª los posibles beneficios inesperados para aquellos que dirigen o poseen el campo donde se hallan los dep¨®sitos de petr¨®leo. Hace 10 a?os, Lloyd Bentsen, primer secretario del Tesoro de Bill Clinton, intent¨® garantizar precisamente eso, proponiendo la implantaci¨®n de un "impuesto BTU" para reducir el d¨¦ficit fiscal de EE UU. El Partido Republicano y el Instituto del Petr¨®leo echaron abajo la propuesta. Una d¨¦cada despu¨¦s, los precios del petr¨®leo est¨¢n elevados, pero no debido a un impuesto bien dise?ado, ni en EE UU ni en otras partes.
Como consecuencia, la subida de los precios est¨¢ aumentando las ganancias inesperadas de los propietarios de los dep¨®sitos petrol¨ªferos en lugar de mejorar las finanzas p¨²blicas de los pa¨ªses.
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