Las mujeres de los 1.300 lunes
Una tertulia semanal que arranc¨® en Sevilla como una cita informal entre varias profesionales cumple sus bodas de plata
"Tenemos la misma vida que los ayuntamientos democr¨¢ticos". O sea, 25 a?os. La comparaci¨®n es de Amparo Rubiales, una de las fundadoras de los encuentros de las Mujeres de los Lunes. En este tiempo Rubiales ha sido vicepresidenta del Congreso, delegada del Gobierno en Andaluc¨ªa, parlamentaria auton¨®mica, vicepresidenta de la Diputaci¨®n de Sevilla y, desde las pasadas elecciones, de nuevo abogada de a pie. Un trago duro. Sus compa?eras de los lunes se volcaron en paliarlo con regalos y mimos. "Me hicieron un homenaje cuando dej¨¦ o me dejaron la pol¨ªtica", dice con sorna.
En 25 a?os se acumulan vivencias y cargos en el historial de Rubiales, repleto de idas y venidas, pero lo que pervive con constancia es algo que arranc¨® sin alharacas: su cita de los lunes con otras profesionales de onda progresista en Sevilla. El encuentro naci¨® como nacen las cosas duraderas, sin m¨¢s pretensi¨®n que intercambiar experiencias, comunicarse con otras mujeres de inquietudes semejantes.
Amparo Rubiales, Ana Mar¨ªa Ruiz Tagle y Carmen Gago, las tres socialistas, se citaron a comer un lunes de hace 25 a?os y acabaron la sobremesa a la hora de la cena. "Estuvimos sin parar de hablar desde las 14.30 hasta las 20.30 y nos gust¨® estar hablando tantas horas de nuestras cosas y no de pol¨ªtica", rememora Gago, que entonces trabajaba en la Diputaci¨®n y ahora en la Universidad de Sevilla. A la siguiente cita invitaron a varias periodistas (Pilar del R¨ªo, Carmen Calleja, Lola Cintado, Esperanza S¨¢nchez) y, a partir de ese n¨²cleo, se ramificaron hacia otros sectores con la sencilla f¨®rmula de que cada una invitaba a quien le pareciera.
Lola Heredia, historiadora del Arte, se incorpor¨® a los seis meses y es una de las incondicionales que suele levantar la sesi¨®n. El h¨¢bito de prolongar las sobremesas hasta la merienda-cena sigue muy arraigado entre las tertulianas para espanto de los restaurantes por los que han pasado (Lar Gallego, Berta, Mes¨®n del Moro y Robles). ?Y qu¨¦ han hecho en estos 1.300 lunes? Confiarse cosas, re¨ªr y llorar, sin orden del d¨ªa ni reglas de funcionamiento. "Solemos decir de broma que hay que venir lloradas a la comida", indica Heredia. Pero no es verdad. A lo largo de este tiempo se han apoyado cada vez que alguna ha sufrido alguna desventura. La prueba es el homenaje de Rubiales, pero cada una, interrogada sobre el momento m¨¢s simb¨®lico o importante que han vivido en este tiempo, rescata alg¨²n gesto de solidaridad."Este grupo me sac¨® del pozo m¨¢s absoluto cuando toqu¨¦ fondo", afirma con rotundidad Heredia.
El ejemplo de la empresaria Charo Muelas encarna tal vez el caso m¨¢s emblem¨¢tico del valor terap¨¦utico de las Mujeres de los Lunes. Lleg¨® a Sevilla a finales de 1980, despu¨¦s de que ETA asesinase a su primer marido, Jos¨¦ Ignacio Ustaran, en el Pa¨ªs Vasco: "Aqu¨ª me ve¨ªa muy sola y aislada, encontrarme con mujeres profesionales fue mi salvaci¨®n".
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