Aprender de Hondarribia
El suicidio de Jokin todav¨ªa conmociona a la opini¨®n p¨²blica y en especial a quienes tenemos relaci¨®n con la infancia, la adolescencia y la educaci¨®n. Pero adem¨¢s ocupa un lugar destacado en los titulares de los medios de comunicaci¨®n, que en ocasiones parecen m¨¢s interesados en buscar culpables a los que linchar que en analizar en profundidad el fen¨®meno para evitar que algo as¨ª pueda vuelver a repetirse.
En esa l¨ªnea, algunos medios se?alan con el dedo al profesorado del centro y se preguntan escandalizados c¨®mo es posible que no se percataran de lo que estaba ocurriendo. En cambio, no mencionan el grado de responsabilidad de la Administraci¨®n como titular del lugar en el que se han producido los hechos, por no haber promovido en todos los centros pol¨ªticas de prevenci¨®n del bullying y formaci¨®n suficiente para todo el personal, a pesar de que ambas medidas fueron recomendadas en 1999 por el Defensor del Pueblo a todas las autoridades educativas.
El juicio medi¨¢tico hace tiempo que ha condenado al profesorado del Instituto Talaia de Hondarribia, por lo que reivindicamos para ellos la presunci¨®n de inocencia.
Para la comunidad educativa las cosas nunca ser¨¢n iguales. Ning¨²n gobierno dudar¨¢ nunca m¨¢s de la gravedad del problema del bullying ni de la necesidad de atajarlo mediante la formaci¨®n de todos los agentes implicados y la puesta en marcha de planes antibullying en todos los centros educativos.
Pero adem¨¢s, estos hechos afectan a la misma esencia del sistema educativo, que hasta ahora ha primado en exceso los contenidos frente a la educaci¨®n en valores. Nuestra prioridad debe ser formar personas capaces de convivir civilizadamente en la escuela y en la sociedad, personas capaces de respetar a sus semejantes y de trabajar en com¨²n con los dem¨¢s.
Una vez m¨¢s, asistimos perplejos a la confrontaci¨®n de la sociedad con su escuela, que no propicia ni favorece la labor de ¨¦sta como promotora de valores de convivencia, cooperaci¨®n y respeto. Dif¨ªcilmente podremos avanzar positivamente en el respeto entre los miembros de la comunidad educativa si socialmente no se da ese respeto y apoyo y se busca el linchamiento moral de una parte de la misma. Ahora m¨¢s que nunca es necesaria toda la sociedad para aportar modelos de cooperaci¨®n, colaboraci¨®n y entendimiento. Ahora m¨¢s que nunca, somos necesarios todos y todas, trabajando juntos para educar a las futuras generaciones.
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