Las de los lunes
Con total humildad, me gustar¨ªa dedicar estas breves reflexiones a las mujeres de mi generaci¨®n que han hecho posible que nuestra situaci¨®n en la sociedad se haya transformado tanto como lo ha hecho, sobretodo, en los ¨²ltimos a?os de nuestra historia. Espa?a ha cambiado radicalmente, pasamos de la dictadura a la democracia, se ha ido construyendo el Estado de las autonom¨ªas y la libertad empez¨® a ser una realidad posible; pero las mujeres ten¨ªamos que hacer m¨¢s, mucho m¨¢s: aprender a ser ciudadanas, adem¨¢s de esposas y madres, tarea a la que secularmente est¨¢bamos destinadas, y empezar a ocupar los espacios de poder, pol¨ªtico y social, reservados a los hombres. En aquellos a?os, no ¨¦ramos muchas las que quer¨ªamos estudiar, ejercer nuestra profesi¨®n y, sin renunciar a nuestra vida privada, conseguir avanzar en el terreno de lo p¨²blico. No fue f¨¢cil, pero lo hicimos y, sobretodo, creamos las condiciones necesarias para que a las generaciones futuras de mujeres las cosas les fueran algo m¨¢s sencillas.
Tambi¨¦n entonces, como ahora, hab¨ªa violencia contra las mujeres, pero esta no se denunciaba, o se hac¨ªa poco y, cuando se publicaba algo sobre ella formaba parte de las p¨¢ginas de sucesos de los medios de comunicaci¨®n; la tasa de poblaci¨®n activa de las mujeres era enormemente reducida y el analfabetismo femenino, aunque hoy nos pueda parecer mentira, era una cruda realidad; exist¨ªan ya, afortunadamente, instituciones democr¨¢ticas, partidos pol¨ªticos y asociaciones de mujeres de diversa ¨ªndole, como instrumentos de representaci¨®n y defensa de los diferentes intereses sociales, pero adem¨¢s a las mujeres nos pasaban otras cosas: ten¨ªamos las necesidades tradicionales de las mujeres, y otras nuevas, consecuencia de nuestra nueva dedicaci¨®n a lo p¨²blico y compatibilizar ambas tareas no era, no es, nada f¨¢cil.
En este contexto, y sin mucha teorizaci¨®n previa, con m¨¢s coraz¨®n que otra cosa, un grupo de mujeres sevillanas, inicialmente periodistas y pol¨ªticas, m¨¢s tarde profesionales diversas, decidimos reunirnos a comer los lunes de todas las semanas para poder compartir los problemas y las alegr¨ªas, las dificultades, de nuestras vidas; ¨¦ramos, y somos, mujeres de procedencias distintas y de campos de actividad igualmente diversos, progresistas, conscientes de que la competitividad de cada d¨ªa en un mundo de valores masculinos necesitaba, de alguna manera, de un contrapeso vital, que nos sirviera para hacer posible la amistad y la solidaridad entre nosotras. M¨¢s o menos as¨ª nacimos "las de los lunes", una comida de mujeres que todos los lunes del a?o, desde hace ahora veinticinco, nos reunimos para algo tan sencillo, y dif¨ªcil de contar, como es poner en com¨²n un trocito de las preocupaciones de cada d¨ªa y fortalecernos para cambiar la imagen y el papel de las mujeres en la sociedad y facilitarnos el esfuerzo.
?Qu¨¦ que hemos hecho en tanto tiempo? Pues sencillamente vivir y hacerlo un peque?o rato juntas; hemos compartido muchas vidas, diversas y plurales, como la Espa?a que, al mismo tiempo, se ha ido construyendo, acabando con la escisi¨®n entre lo p¨²blico y lo privado, todav¨ªa existente. Nos ha pasado de todo: bodas, divorcios, nuevas bodas, hijos y nietos, carreras terminadas, tesis doctorales, oposiciones, ascensos y descensos, enfermedades, triunfos y fracasos y, en definitiva, la vida misma, que nos ha ido arrasando, como a todos, pero "las de los lunes", incluso sin saberlo, hemos intentado construir un mundo propio, un mundo de mujeres, ni exclusivo ni excluyente, pero si muy solidario y algo diferente; como organizaci¨®n no estamos clasificadas, somos solo una tertulia, pero que ha peleado, y pelea, por hacer m¨¢s f¨¢cil la vida de las mujeres. Se conmemoran los 25 a?os de la constituci¨®n de los primeros Ayuntamientos democr¨¢ticos, con ellos nosotras nacimos, y, salvando todas las distancias, queremos tambi¨¦n celebrar estas bodas de plata de la amistad y la solidaridad entre las mujeres, comparti¨¦ndola, por supuesto, con nuestros amigos, los hombres, porque de eso precisamente se trata, de compartir el trabajo, el poder, las responsabilidades familiares y, en definitiva, la vida. Nada m¨¢s y nada menos. Espero y deseo que en los pr¨®ximos veinticinco a?os la vida de las mujeres nos sea m¨¢s f¨¢cil. ?Va por nosotras!
Amparo Rubiales, es profesora de Universidad y abogada en ejercicio.
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