"Querer construir el pa¨ªs bas¨¢ndonos en lo que nos rompe es inviable"
Imanol Zubero -Alonsotegi (Vizcaya), 1961- acumula una larga experiencia de compromisos personales arriesgados. Profesor de Sociolog¨ªa de la UPV, ha sido cofundador de la coordinadora Gesto por la Paz y se ha involucrado en numerosos movimientos sociales. Ahora impulsa junto a otras personalides de distintas procedencias, la plataforma Aldaketa. Cambio por Euskadi "como una afirmaci¨®n de ciudadan¨ªa".
Pregunta. ?Qu¨¦ le ha movido a involucrarse en esta iniciativa ciudadana?
Respuesta. Lo mismo que me llev¨® a apoyar en las anteriores elecciones auton¨®micas a Ezker Batua: el considerar que Euskadi es una sociedad estructuralmente plural y mestiza y que no se va a poder construir si no es mediante un "nosotros" cada vez m¨¢s incluyente e integrador. Vamos a intentar buscar un espacio de transversalidad, que significa proponer una pol¨ªtica laica para Euskadi en la que sea posible discrepar, en la que se pueda castigar a una opci¨®n pol¨ªtica si consideramos que lo ha hecho mal y en la que seamos libres, que no estemos condenados por una suerte de ortodoxia a ser s¨®lo una cosa y para siempre.
"Nos mueve un deseo de cambio, en la forma de hacer y vivir la pol¨ªtica en este pa¨ªs"
"El nacionalismo cada vez se define m¨¢s como una comunidad de fe, donde la cr¨ªtica interna es imposible"
P. Propugnan secularizar la pol¨ªtica. ?Piensa que ¨¦sta sigue vivi¨¦ndose en Euskadi como una religi¨®n?
R. En la pr¨¢ctica, s¨ª; sobre todo, en estos momentos, en el mundo del nacionalismo, que no se ha secularizado pol¨ªticamente. Al contrario, creo que cada vez se define m¨¢s como una comunidad de fe, donde la cr¨ªtica interna es imposible y quien cuestiona y critica, empieza a ser definido como michel¨ªn y al final acaba extramuros. Tal vez la propia constituci¨®n pol¨ªtica del nacionalismo como un pueblo en marcha, por construir, hace dif¨ªcil que se secularice, pero tiene que hacerlo.
P. A su juicio, ?qu¨¦ es lo que impide en nuestro pa¨ªs que el desacuerdo con la actuaci¨®n de un partido se convierta en voto a favor de otro, como es normal en otros lugares?
R. Probablemente habr¨¢ muchos factores, pero m¨¢s dif¨ªcil que cambiar el voto es todav¨ªa dar el paso y manifestarse p¨²blicamente. En este aspecto hay un problema fundamental, que es la violencia y, en segundo lugar, la tensi¨®n del ambiente pol¨ªtico. No s¨¦ si primero fue el huevo del nacionalismo identitario o la gallina del constitucionalismo, pero lo cierto es que desde 1995 hay una opci¨®n clara del nacionalismo por construir una comunidad definida estrictamente desde sus se?as de identidad, abandonando cualquier proyecto de construir un vasquismo con unas se?as de identidad c¨ªvicas y generalizables. Quiz¨¢ como reacci¨®n defensiva, desde el constitucionalismo tambi¨¦n se actu¨® de forma parecida, haciendo dif¨ªcil la discrepancia.
R. ?Su actual apuesta es una revisi¨®n de la que hizo en 2001 al pedir el voto para el partido de Madrazo?
R. Probablemente es muy dif¨ªcil que un partido haga lo que le pedimos desde fuera. EB tom¨® en su momento la decisi¨®n de entrar en el Gobierno y eso signific¨® perder el distanciamiento cr¨ªtico de los bloques pol¨ªticos enfrentados en el que situaba. Al final ha formado parte de uno de ellos, con el agravante de que, siendo aritm¨¦ticamente poco necesario su apoyo, sin embargo legitima la deriva nacionalista.
P. ?Ve factible la apuesta de Aldaketa por un "cambio profundo" en la pol¨ªtica vasca sin una alternancia en el poder?
R. No quiero erigirme en portavoz de una cuesti¨®n que est¨¢ todav¨ªa sin discutir en la plataforma, pero dir¨ªa que sin un cambio de la forma de gobernar es imposible ese cambio de cultura politica. Parad¨®jicamente, ¨¦sta se encuentra m¨¢s influida que nunca por el estilo de gobierno, porque quien ten¨ªa que cumplir una funci¨®n moderadora, que es el lehendakari, se ha constituido en el principal palad¨ªn de uno de los proyectos en liza. La pregunta del mill¨®n es: ?quienes hoy gobiernan son capaces de hacer ese cambio? No parece.
P. ?Qu¨¦ quieren decir exactamente cuando abogan por construir la "Euskadi de los ciudadanos"?
P. Al final, la cuesti¨®n de toda reivindicaci¨®n nacionalista es decidir si los problemas que tenemos en Euskadi se pueden resolver en clave de ciudadan¨ªa o se tienen que abordar en clave de identidad colectiva, de pueblo. El caso de Palestina puede ser el m¨¢s evidente para esta segunda opci¨®n: o los palestinos -y quiz¨¢ los israel¨ªes- se salvan defini¨¦ndose y organiz¨¢ndose como pueblo, o no hay nada que hacer ?Euskadi est¨¢ en la misma situaci¨®n? Creo que no, afortunadamente. Es una sociedad que tiene una identidad evidente, pero ¨¦sta es compuesta: tiene unas se?as espec¨ªficas, estrictamente vascas, y otras que son compartidas. En la pr¨¢ctica, tenemos mucho m¨¢s que ver probablemente con nuestros vecinos de La Rioja o Cantabria que con nuestros vecinos de Iparralde. Y estamos viendo que abordar nuestros problemas en clave de pueblo lo que hace es enquistarlos, porque cuando hablamos de pueblo lo que hacemos es exprimir identidades complejas para al final llegar a elegir una sola, lo que provoca rupturas. Y querer construir pa¨ªs apoy¨¢ndonos en lo que nos rompe es algo imposible. Lo que intentamos en Aldaketa es que se manifieste que somos ciudadanos que a partir de pertenencias distintas queremos construir una Euskadi para todos.
P. El esquema de su plataforma es similar a la de Ciutadans pel Canvi, que apoy¨® a Pasqual Maragall.
R. No conozco a fondo el modelo de Maragall. Nos mueve un deseo de cambio, en la forma de hacer y vivir la pol¨ªtica en este pa¨ªs, porque se plantea no como soluci¨®n, sino como fuente de problemas graves. Y lo hacemos desde una afirmaci¨®n de la ciudadan¨ªa, de personas que para funcionar exigimos un marco de derechos y libertades garantizada, y ese marco nos lo ofrece el Estatuto y la Constituci¨®n, sin los cuales ni siquiera ser¨ªamos una comunidad pol¨ªtica. ?ste es el punto de partida para ir afrontando los problemas que tenemos como sociedad compleja, pero abord¨¢ndolos como problemas de los ciudadanos.
P. Desde el nacionalismo pueden decir que son un submarino del PSE y de Patxi L¨®pez.
R. Yo en esto ser¨ªa absolutamente claro. Para nuestra iniciativa hubiera sido mejor salir en el a?o 2000, porque entonces era f¨¢cil repartir estopa para un lado y otro, a nacionalistas y constitucionalistas, porque estaban todos muy encastillados en sus posiciones; por eso fue sencillo hacer la apuesta por EB. Hoy ese espacio de transversalidad s¨®lo se encuentra en un lado. Cualquier analista con cierta ecuanimidad tendr¨¢ que aceptar que en el discurso del PSE de 2000 a 2004 ha habido una evoluci¨®n, anterior e independiente a la que se produce en el resto de Espa?a con el triunfo de Zapatero. Ser¨ªa mucho mejor que en la otra parte hubiera habido tambi¨¦n un movimiento similar.
P. ?Que papel cree que tiene la persistencia de la violencia en la alimentaci¨®n de los discursos identitarios que dominan la pol¨ªtica en Euskadi?
R. La violencia viene actuando en este pa¨ªs, hist¨®ricamente, y sobre todo hoy, como la espuma de la cerveza: da mucho cuerpo al conflicto pol¨ªtico, pero, si soplas, te quedas con el l¨ªquido y ves que no es para tanto. En a?os pasados hubo m¨¢s cuerpo, porque la violencia estaba mucho m¨¢s presente, pero la sobredramatizaci¨®n que hay actualmente en la pol¨ªtica vasca, y sobre todo en clave nacionalista, creo que es m¨¢s espuma que realidad.
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