Un Valer¨®n furioso
El renacer del mediapunta, en crisis desde el verano, marca la recuperaci¨®n del cuadro gallego
Cuando los partidos se pon¨ªan hoscos, all¨ª estaba Valer¨®n. Todos en el Deportivo sab¨ªan que, en caso de apuro, lo obligado era dar la pelota a El Flaco. Valer¨®n se la guardaba, resist¨ªa la acometida del contrario y su aguja espigada reconstru¨ªa los hilvanes. Hasta que comenz¨® este curso y dej¨® de estar. M¨¢s acuciados que nunca, sus compa?eros le buscaban como el n¨¢ufrago al salvavidas, pero el mediapunta parec¨ªa haberse hundido. Desde agosto hasta hace diez d¨ªas, Valer¨®n, absorto en su burbuja melanc¨®lica, se hab¨ªa disipado en la vulgaridad. "No doy m¨¢s de m¨ª", confesaba con su eterno aire de ingenuidad.
Hace diez d¨ªas, cuando el Levante visit¨® Riazor, El Flaco acababa de protagonizar un acto de contrici¨®n p¨²blica. La negrura se espesaba en el Depor tras quedar eliminado de la Copa por un segunda, el Elche, y Valer¨®n no rehuy¨® su responsabilidad: "Entiendo que alguna gente me silbe. Hay situaciones en las que el equipo se va hacia arriba y yo pierdo balones tontos, fallo cosas que antes no fallaba".
Despu¨¦s de esa confesi¨®n p¨²blica lleg¨® el Levante y Valer¨®n compareci¨® transfigurado. Aqu¨¦l que siempre pon¨ªa la otra mejilla ante los depredadores m¨¢s feroces hasta pareci¨® furioso en algunos momentos. Jam¨¢s se le hab¨ªa visto protestar al ¨¢rbitro con tanta vehemencia para reclamar castigos contra la raci¨®n de patadas que le cae indefectiblemente, un martirio que siempre hab¨ªa encajado con un estoicismo inaudito, llevado hasta el extremo de disculpar la violencia de los rivales. Ese choque con el Levante que alumbr¨® lo desconocido, un Valer¨®n enojado, depar¨® tambi¨¦n su reencuentro con la musa del juego. Y el s¨¢bado, en Vila-real, volvi¨® donde sol¨ªa. Comand¨® el mejor partido del Depor y proporcion¨® los pases para los goles de Trist¨¢n y Luque. Por primera vez desde el verano, el cuadro de Javier Irureta encadenaba dos victorias.
Sobre Valer¨®n circulan muchos lugares comunes. Se le considera el t¨ªpico jugador que se achica en los momentos importantes y en los grandes escenarios. El diagn¨®stico volvi¨® a ganar adeptos tras su pobre actuaci¨®n en la semifinal de la pasada Champions, ante el Oporto, pero pasaba por alto sus memorables actuaciones en el Ol¨ªmpico de Munich, Old Trafford, San Siro o el Bernab¨¦u en la famosa final de la Copa en la que el Depor amarg¨® su centenario al Madrid. "Se tiene una imagen enga?osa de ¨¦l", sostiene uno de sus mejores amigos en el club; "por su car¨¢cter, se le ve como d¨¦bil cuando no lo es. Casi nunca pierde la tranquilidad de ¨¢nimo y es capaz de encajar las cr¨ªticas y los malos momentos mejor que la mayor¨ªa. Consciente de que estaba mal, no se le notaba desesperado".
Entre los que le tratan a menudo hay quien cree que su voz atiplada, su timidez, ese aire infantil propio de quien consume horas y horas con la videoconsola y la guitarra, sirven de fachada para tapar una fuerza interior desconocida, muy vinculada a sus profundas convicciones religiosas. En los peores momentos, Valer¨®n se agarra a su fe evangelista y al consuelo de la Biblia. Y detr¨¢s de su fe se pone en fila todo el Deportivo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.