Revisi¨®n de la vanguardia rusa
La sala de la BBK de Bilbao (Gran V¨ªa, 32), se presenta la exposici¨®n Una visi¨®n sobre las vanguardias rusas. Aunque faltan artistas tan fundamentales como Kandinsky, Tatlin, Larionov, Goncharova, Gabo, Stepanova, en especial, adem¨¢s de Miturich, Lavinski, Medunetski y los hermanos Stenberg, entre otros, la muestra posee alicientes interesantes. El m¨¢s rotundo y crucial lo encontramos en la obra suprematista de Malevich. Parte de sus ideas suprematistas ("busco la supremac¨ªa del sentimiento en el arte creador"), est¨¢n impregnadas en las dos obras a¨¦reas de El Lissitsky, la de Popova (?sab¨ªan que fue el amor plat¨®nico de Jorge Oteiza?), dos de Nina Kogan, las otras dos de Ivan Klioune (fechadas en 1917 y 1920-1921), otra de Gustav Klucis.
Tambi¨¦n cabe incluir dentro del suprematismo los dos ¨®leos y la aguada de Alexander Rodchenko, pese a lo cual en esas obras parece vislumbrarse lo que ser¨ªa un incipiente alejamiento de las tendencias m¨ªsticas de Malevich, que le llevar¨ªa m¨¢s adelante a optar por una visi¨®n m¨¢s cient¨ªfica.
Adem¨¢s del poderoso y deslumbrante s¨ªndrome Malevich, se perciben otros ecos f¨¢cilmente identificables. El primero procede del cubismo. Las obras firmadas por Serge Ferat, Shevtchenko, m¨¢s dos de Ivan Puni y otras dos de Zuperman pod¨ªan llevar estampada la firma lo mismo de Picasso como de Braque. La obra de Mar¨ªa Vassilief, de 1914, est¨¢ inspirada, sin ninguna clase de pudor, en Les demoiselles d'Avignon, de Picasso, de 1906-1907.
Otros de los ecos son m¨¢s generales, con derivaciones hacia el orfismo de Delaunay, el rayonismo de Larionov y Goncharova, m¨¢s el citado cubismo y el compuesto por la fusi¨®n de este ¨²ltimo con el futurismo. Lo prueban tres obras de 1914 de Ivan Klioune, y la de Alexandra Exter, de 1911. En esta colosal obra de Exter se hace palpable el magisterio de Fernand L¨¦ger.
En la mayor¨ªa de estos ecos mencionados pervive el mundo de las pinceladas sesgadas, oblicuas, formadoras de vol¨²menes. Todas ellas est¨¢n embebidas por las pautas que emanaban del cubismo, m¨¢s concretamente el de Picasso y el cubo-futurista de L¨¦ger. Mas en esa cualidad de las pinceladas sobrevuela la evocaci¨®n de quien fuera el precursor por excelencia de todos, Paul C¨¦zanne, el m¨¢s que demostrado padre del arte contempor¨¢neo. Las pinceladas de origen c¨¦zanniano no son atribuibles a los derivados del suprematismo. En los suprematistas las pinceladas no se accionaban para modelar, sino como un posarse en torno a una forma geom¨¦trica, incluso aplicando la torpeza del sentimiento. Y merece una atent¨ªsima mirada el bell¨ªsimo desnudo de bronce firmado por Archipenko en 1914.
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