El regreso del mejor Moy¨¤
Siempre queda la duda del potencial verdadero que hay detr¨¢s de Carlos Moy¨¤, el jugador bandera del equipo que gan¨® la Copa Davis. Si en Rafael Nadal se observa al tenista voraz que juega cerca de sus l¨ªmites, en Moy¨¤ los l¨ªmites parecen inexplorados. No le faltan grandes ¨¦xitos en una carrera que se ha desarrollado entre picos y valles. Su triunfo en Roland Garros y su presencia en finales del Grand Slam se han mezclado con decepciones inesperadas. Frente a Andy Roddick regres¨® a la cima de su juego en un partido que confirm¨® las dificultades del jugador norteamericano en la pistas de tierra. No es su territorio, pero tampoco es un piernas. Roddick ha honrado la final con un extraordinario esp¨ªritu competitivo, la clase de voluntad que le ha convertido en una de las grandes estrellas del circuito. Por inc¨®modo que se sintiera, no dej¨® de combatir ni ante Nadal ni frente a Moy¨¤. Cada uno de sus estacazos significaba una amenaza para los espa?oles, que respondieron magn¨ªficamente a la exigencia. Roddick a?adi¨® otro factor que le engrandece: su ejemplar deportividad. En un ambiente adverso, que no hostil, nunca se dej¨® vencer por la tensi¨®n, jam¨¢s se quej¨® y siempre respondi¨® con un gesto de felicitaci¨®n a las mejores acciones de sus rivales.
Moy¨¤ despleg¨® sus mejores recursos y no perdi¨® un set. Fue mejor en el tr¨¢mite del juego y en los momentos decisivos. Tuvo m¨¢s ingenio y demostr¨® la misma determinaci¨®n que Roddick. Para un tenista que en ocasiones ha flaqueado en la Copa Davis, su actuaci¨®n no s¨®lo destac¨® por la evidencia de su calidad, sino tambi¨¦n por la firmeza de su car¨¢cter. Acept¨® la responsabilidad de la jefatura del equipo y no decepcion¨®. Fue el l¨ªder necesario en un equipo que ha vivido una trastienda dif¨ªcil, con decisiones que invitaban a la pol¨¦mica. La elecci¨®n de Nadal por encima de Juan Carlos Ferrero ten¨ªa algo m¨¢s que un punto de riesgo: pod¨ªa generar grietas irreparables en un equipo que se rige con el muy peculiar modelo de tres directores t¨¦cnicos. A Nadal le corresponde la gloria del chico que conquist¨® el coraz¨®n de los aficionados en la victoria sobre Roddick. Adem¨¢s de su incuestionable calidad, tiene las cualidades necesarias para combatir en la Copa Davis, en la que siempre ha elevado su rendimiento.
Si Nadal fue la chispa de pasi¨®n, Moy¨¤ fue la fuerza tranquila. Gan¨® el primer partido a Mardy Fish como quien lava. No dio ning¨²n margen a la sorpresa. Hizo un trabajo muy profesional, conquist¨® el punto y envi¨® un mensaje tranquilizador. Es posible que el equipo viviera momentos agitados en los d¨ªas previos, pero Moy¨¤ permaneci¨® inalterable. Hac¨ªa tiempo que no se le ve¨ªa tan atento a todos los detalles, absolutamente concentrado en un trabajo que complet¨® con maestr¨ªa en el duelo con Roddick. Quiz¨¢ porque la responsabilidad se lo exig¨ªa, Moy¨¤ regres¨® a un territorio que muchas veces no ha ocupado. Un tenista con su clase y sus condiciones ha despertado siempre la sospecha de no alcanzar su techo. Puede que s¨®lo sea el resultado de su propia facilidad, como si no sintiese el apremio que mueve a otros con menos talento natural. Esta vez fue el jugador perfecto en todos los sentidos, hasta el punto de abrir un interrogante que se despejar¨¢ la pr¨®xima temporada. ?Qu¨¦ Moy¨¤ veremos? Si es el ¨²ltimo, el tenis tiene a un jugador maravilloso.
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