Contrastes en la pol¨ªtica cient¨ªfica
El autor sostiene que el modelo franc¨¦s, aunque no aplicable autom¨¢ticamente en Espa?a, deber¨ªa estimular un debate en el que participasen la Administraci¨®n y los laboratorios.
Recientemente, un destacado cient¨ªfico que hab¨ªa tenido una responsabilidad en la pol¨ªtica cient¨ªfica en la primera etapa de gobierno socialista expres¨® su asombro de que en estos primeros meses del nuevo Gobierno socialista hayan llovido las cr¨ªticas a su actuaci¨®n en pol¨ªtica cient¨ªfica mientras que no ocurr¨ªa lo mismo en los ocho a?os de la etapa del Gobierno del Partido Popular. Ciertamente, la agitaci¨®n en los medios cient¨ªficos ha sido grande en los ¨²ltimos tiempos, revelando una cierta impaciencia. Una explicaci¨®n de este hecho real puede ser que es m¨¢s f¨¢cil aceptar alguna mejora en una situaci¨®n que ya se prev¨¦ dif¨ªcil de entrada que renunciar a una esperanza que se ha visto al alcance de la mano. Y ciertamente las expectativas de la comunidad cient¨ªfica creadas al formarse el actual Gobierno fueron muy fuertes. Dice el Tao Te Ching: "Quien sabe contentarse siempre ser¨¢ saciado", pero ya se sabe este tipo de filosof¨ªa es poco apreciado por la ciencia moderna.
La situaci¨®n de los a?os anteriores no fue s¨®lo causada por el bajo nivel de financiaci¨®n
La ciencia espa?ola sigue funcionando por el voluntarismo de unos pocos
Una de las cr¨ªticas que m¨¢s han aparecido en los medios de comunicaci¨®n se refiere a la cuant¨ªa del aumento de los recursos destinados por el Estado a la investigaci¨®n cient¨ªfica. Efectivamente, el programa electoral del PSOE y las reiteradas promesas posteriores inclu¨ªan un incremento anual del 25% de los presupuestos de investigaci¨®n. Se gener¨® una preocupaci¨®n l¨®gica con el anuncio de que este aumento tomar¨ªa la forma de pr¨¦stamos reembolsables. El fomento de la investigaci¨®n p¨²blica se hace en todo el mundo esencialmente mediante subvenciones. En el caso de la investigaci¨®n privada, los pr¨¦stamos pueden ser un instrumento m¨¢s adaptado, pero la experiencia ha demostrado en el pasado que en este tipo de convocatorias no se llega a utilizar el dinero disponible. Seguramente muchas instituciones estar¨ªan de acuerdo en utilizar la v¨ªa del pr¨¦stamo de la misma forma como para construir autopistas se utiliza el m¨¦todo alem¨¢n o el peaje en la sombra. Sin embargo, para ello ser¨ªan necesarias dos condiciones. Una es que se previeran fondos p¨²blicos para efectuar el reembolso del pr¨¦stamo a su tiempo, ya que no es pensable que la investigaci¨®n genere beneficios econ¨®micos en el corto plazo. La segunda es que las instituciones de investigaci¨®n tuvieran una gesti¨®n lo suficientemente ¨¢gil como para aprovechar este instrumento. Como en general no ocurre ni una condici¨®n ni la otra es l¨®gica la alarma.
La preocupaci¨®n est¨¢ tambi¨¦n producida por la desconfianza que en algunos ambientes pol¨ªticos se expresa respecto a c¨®mo se gestionan los fondos de investigaci¨®n. El argumento que ha sido repetido sistem¨¢ticamente ser¨ªa: "Si no son capaces de gestionar adecuadamente los recursos que se les da, c¨®mo vamos a darles m¨¢s dinero". Ciertamente, la gesti¨®n de la investigaci¨®n en muchos aspectos se ha degradado en los ¨²ltimos a?os. Una de las razones esenciales del mal funcionamiento del Ministerio de Ciencia y Tecnolog¨ªa fue la incapacidad de encontrar un sistema sensato de gesti¨®n de los proyectos que qued¨® (y contin¨²a) atrapada en la burocracia m¨¢s estricta. El CSIC sigue en una mara?a de burocracia y viejos usos de tal forma que la instituci¨®n, como ha dicho su presidente, necesita una refundaci¨®n urgente. La Agencia de Evaluaci¨®n (ANEP) est¨¢ bajo m¨ªnimos en un aspecto esencial para el sistema. La ciencia espa?ola sigue funcionando basada en el voluntarismo de unos pocos y ello acaba implicando una baja calidad en la gesti¨®n. Pero no por ello tienen raz¨®n aquellos que utilizan esta realidad para incumplir la promesa de incrementar el presupuesto. Hay recortes injustificados en el presupuesto de los proyectos que se podr¨ªan evitar con algo m¨¢s de dinero, hay programas de personal que podr¨ªan implementarse de forma inmediata y que son necesarios y hay necesidades de infraestructuras que podr¨ªan ya aplicarse. En cualquier caso, sin m¨¢s dinero va a ser imposible hacer algo que es imprescindible y que es una reforma profunda del sistema. Desde la miseria actual esta reforma es imposible.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que la situaci¨®n en los a?os anteriores no fue ¨²nicamente causada por el bajo nivel de financiaci¨®n. Tambi¨¦n hubo una falta de coherencia en las acciones de gobierno. Diversos equipos fueron sigui¨¦ndose en la responsabilidad de la pol¨ªtica cient¨ªfica y, a pesar de que el Gobierno y el partido que gobernara fueran los mismos, las acciones de gobierno fueron a menudo contradictorias unas con otras. Ah¨ª es donde aparece el primer Gobierno socialista, que, al menos en la distancia temporal, se recuerda como un periodo en el que hubo a la vez continuidad en un proyecto y un sensible incremento en la financiaci¨®n. Y lo peor que podr¨ªa ocurrir ahora es que se repitiera la situaci¨®n de los ¨²ltimos ocho a?os. En este periodo algunos proyectos puestos en marcha fueron interesantes, por ejemplo, el programa Ram¨®n y Cajal o el aumento en las desgravaciones fiscales a las empresas, e incluso el mismo Ministerio de Ciencia y Tecnolog¨ªa era una idea interesante en s¨ª misma. Sin embargo, no apareci¨® un proyecto coherente ni un apoyo decidido a una pol¨ªtica cient¨ªfica sostenida. Tenemos en este momento centenares de j¨®venes investigadores que no tienen claro si van a tener una oportunidad para continuar trabajando en ciencia en Espa?a. Es ah¨ª donde el Pacto de Estado reclamado por los investigadores deber¨ªa al menos concretarse en un Pacto de Gobierno, evitando vaivenes bruscos y continuados en una legislatura, quiz¨¢ con esto ya bastar¨ªa al menos por el momento.
Es en este aspecto cuando aparece un gran contraste cuando se cruzan los Pirineos. La ciencia francesa ha pasado por una crisis profunda que ha dado lugar a un proceso de discusi¨®n que comienza a dar sus frutos. El pasado d¨ªa 9 de noviembre se entreg¨® al ministro de Educaci¨®n franc¨¦s el documento de conclusiones de los llamados "Estados Generales de la Investigaci¨®n", que ha sido elaborado mediante un complejo sistema de discusiones en todo el pa¨ªs. Se trata de un documento de casi 90 p¨¢ginas en el que se pasa revista a las diversas cuestiones que preocupan a los investigadores franceses y se proponen soluciones concretas. Al mismo tiempo, el CNRS, que tiene en la ciencia francesa una presencia m¨¢s importante que la del CSIC en Espa?a, ha emprendido una reforma interna que se har¨¢ de forma escalonada, pero que en su primera etapa ya ha implicado la creaci¨®n de unas direcciones interregionales. Ya exist¨ªan unas direcciones regionales que se ocupaban de los aspectos de gesti¨®n de los laboratorios. Ahora se trata de acercar a los laboratorios y a las regiones (?en la Francia jacobina!) aspectos de la direcci¨®n m¨¢s propiamente cient¨ªfica. Al mismo tiempo se definen un conjunto de grandes prioridades muy meditadas y se han creado nuevos instrumentos para la valorizaci¨®n de los resultados de la investigaci¨®n.
Desde muchos puntos de vista, lo que se hace en Francia no tiene por qu¨¦ ser un modelo en Espa?a. Por una parte, las conclusiones de la reflexi¨®n francesa pueden aparecer como conservadoras en algunos aspectos, algo que en parte puede comprenderse por el alto nivel que de todas formas tiene la ciencia francesa, y por la forma como se ha llevado a cabo la discusi¨®n. Sin embargo, se proponen ideas interesantes e innovadoras, por ejemplo, la creaci¨®n de polos geogr¨¢ficamente delimitados en los que se concentrar¨ªa la investigaci¨®n y la ense?anza superior. Tampoco las previsiones presupuestarias son extraordinarias en un pa¨ªs en el que el gasto en ciencia ya es muy elevado. Sin embargo, lo que ocurre en Francia, como es el caso de los grandes pa¨ªses en los que la ciencia cuenta, demuestra que suele ser a medio o largo plazo donde las acciones en pol¨ªtica cient¨ªfica son m¨¢s eficaces.
Quiz¨¢ en alg¨²n momento la urgencia de la acci¨®n a la que est¨¢n condenados los responsables de nuestra pol¨ªtica cient¨ªfica pueda dejar un espacio a la reflexi¨®n en profundidad. Lo antes posible habr¨¢ que definir cu¨¢l es la misi¨®n de cada uno de los actores que intervienen en nuestra pol¨ªtica cient¨ªfica: por ejemplo, el Estado y las comunidades aut¨®nomas, o los diferentes ministerios o tambi¨¦n las universidades y el CSIC, sin hablar de los otros OPI, por ejemplo, del INIA, que tiene que definir su funci¨®n de forma cada vez m¨¢s urgente. Y habr¨¢ que definir el peso de la investigaci¨®n p¨²blica en relaci¨®n a la privada y c¨®mo estimular ambas creando una relaci¨®n de confianza. Quiz¨¢ tambi¨¦n se podr¨¢n ocupar en pensar el tipo de personal que se encargar¨¢ de la investigaci¨®n o qu¨¦ modelos son los m¨¢s apropiados para gestionar la ciencia espa?ola (si se hace una Agencia de Gesti¨®n de la Investigaci¨®n, c¨®mo ser¨¢ y cu¨¢ndo). Est¨¢ claro que todo esto es complejo y necesita tiempo y tranquilidad mientras las urgencias son graves y est¨¢n ah¨ª. Sin embargo, la experiencia ha demostrado que para que las acciones sean eficaces es necesario construir y transmitir una visi¨®n acerca de lo que se quiere, definir una misi¨®n a los actores presentes y darles medios para llevarla a cabo; sin ello no se construye la acci¨®n a largo plazo que es imprescindible. Alg¨²n tipo de debate ser¨ªa probablemente ¨²til para incorporar las ideas que los diferentes actores tienen sobre la cuesti¨®n, aflorar temas pendientes, incorporar complicidades y explorar alternativas. Es posible que el proceso que se ha llevado a cabo en Francia sea muy complejo y poco adaptado a las costumbres de nuestro pa¨ªs. Sin embargo, por ahora en Espa?a no existe percepci¨®n de una reflexi¨®n y una decisi¨®n suficientes para devolver la tranquilidad a los laboratorios y que indique que se vaya a cumplir con los objetivos que oficialmente est¨¢n en la agenda de los gobiernos europeos. Puede ser que algunos piensen que en algunos aspectos los franceses se pasan, pero otros piensan que aqu¨ª probablemente nos quedamos cortos.
Pere Puigdom¨¨nech, del Laboratorio de Gen¨¦tica Molecular Vegetal, CSIC-IRTA.
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