Rolando

Una exposici¨®n antol¨®gica suele revelar la actitud del artista en relaci¨®n con su trabajo: si duda, si sabe lo que hace y lo que va a hacer, o si encuentra, que es un proceso de buscar y buscar reconociendo el valor de lo encontrado. Es el caso de Rolando Campos, cuya exposici¨®n de su obra final ha tenido lugar en el Colegio Mayor Maese Rodrigo, en Mairena del Aljarafe. Rolando padec¨ªa el impulso de romper con lo inmediato y natural para expresar inmediatamente el todo. Y digo padecer porque no se trata de una idea preconcebida desde la que arrancar y comenzar el trabajo, sino de una exigencia del esp¨ªritu que puede surgir como un juego, con alegr¨ªa, pero que no puede sino estar pre?ada de angustia; similar a lo que me imagino que les ocurre a los investigadores tras tener los primeros aciertos sobre lo que intuyeron. Rolando actuaba como un investigador, rompiendo los primeros pasos para encontrar lo que reconoc¨ªa como un acierto y trabajar sobre ese acierto esclaviz¨¢ndolo a su idea. Porque siempre quer¨ªa decir algo, todo ten¨ªa una intencionalidad; en su austeridad no ten¨ªa cabida nada gratuito sino que todo se refer¨ªa a alg¨²n sentido de la vida.

Esa actitud exige una b¨²squeda incansable de lo que tenemos dentro y que en cualquier momento, con cualquier motivo y un poco de suerte, puede salir; exige estar alerta para reconocer en lo extra?o lo propio, o, lo que es lo mismo, la capacidad de verlo todo con ojos nuevos; siempre adelante con la excitaci¨®n de lo posible, con lo que pueda llegar. Es algo que no se puede ense?ar, que ha de aprenderlo uno mismo a base de ejercitarlo y ejercitarlo hasta que, no s¨¦ si poco a poco o de pronto, se sabe lo que vale, lo que funciona, lo que se reconoce, lo que gusta, lo que se va a aceptar sin escuchar a nadie ni atender a razones.

El valor de una obra de arte es tan subjetivo que admite miles de criterios y lo m¨¢s sensato es escuchar la opini¨®n de otros artistas que sabemos que saben; el que varios de ellos coincidan en lo mismo es lo m¨¢s cercano al acierto que podemos conseguir. Ese es el caso de Rolando. Su exposici¨®n tiene mucho inter¨¦s y deja ver lo que hubiera podido ser el futuro de su corta andadura art¨ªstica; el resultado de su incansable investigaci¨®n. Creo que se merece una exposici¨®n antol¨®gica como reconocimiento de la ciudad y para que los sevillanos lo conozcan.