El pecado original
El presidente del Gobierno demostr¨® anteayer ante la comisi¨®n parlamentaria que el terrorismo islamista fue el ¨²nico responsable del atentado del 11-M. La comparecencia de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero sorprendi¨® al Partido Popular -de nuevo- con la guardia baja: la hilaridad histri¨®nica de su portavoz, Eduardo Zaplana, (la peligrosidad pol¨ªtica de las comparaciones zool¨®gicas aconseja renunciar a la imagen de la risa de las hienas) ocult¨® ese atribulado desconcierto tras un rid¨ªculo festival de muecas burlescas. Los hechos comprobados -establecidos por los autos publicados del juez instructor, los documentos policiales y los informes de los servicios de inteligencia- desmontan la oscura estrategia de manipulaci¨®n informativa puesta en marcha por el Partido Popular y sus periodistas de c¨¢mara a fin de deslegitimar los resultados del 14-M, una vez fracasada la previa operaci¨®n de enga?o sobre la autor¨ªa del 11-M para desorientar a los votantes.
El presidente del Gobierno hubiese podido blindar cucamente su comparecencia -eludiendo as¨ª los presumibles ataques de los intoxicadores medi¨¢ticos del PP- mediante vagas alusiones a la posibilidad abstracta de que tal vez no sea totalmente descartable el afloramiento en un indefinido futuro de misteriosas conexiones entre los responsables ya identificados del atentado (suicidados en un piso de Legan¨¦s, dados a la fuga o procesados y encarcelados por la Audiencia Nacional) y otras organizaciones ajenas al terrorismo islamista, desde ETA hasta los servicios de inteligencia situados en desiertos (el Reino de Marruecos) y monta?as (Francia), pasando por la polic¨ªa, la Guardia Civil, un grupo de prensa y los socialistas. Sin embargo, Rodr¨ªguez Zapatero tuvo el valor pol¨ªtico y el coraje c¨ªvico de exponer ante los comisionados y ante la opini¨®n p¨²blica las ¨²nicas conclusiones que cabe extraer racionalmente de la investigaci¨®n judicial y polic¨ªal -"la verdad de los hechos"- a los nueve meses de perpetraci¨®n del atentado.
Seguramente, la intervenci¨®n parlamentaria de Zapatero no impedir¨¢ al director de El Mundo (Pedro J. Ram¨ªrez deseaba la comparecencia en comisi¨®n de sus confidentes amaestrados), a los nuevos savonarolas de la radio de los obispos y al propio Aznar continuar sembrando insidiosamente la confusi¨®n en torno al 11-M para mejor acoplar el recorrido asesino de los trenes de la muerte al objetivo b¨¢sico de producir el 14-M el "vuelco electoral" (Zaplana dixit) dise?ado para desalojar del poder al PP. Cabe temer incluso que la enloquecida deriva de estos ladrones de tumbas indiferentes a los hechos pudiera llevarles mas all¨¢ de las puras fabulaciones: la burda falsificaci¨®n franco-rusa de los Protocolos de los Sabios de Si¨®n (los planes de los jud¨ªos para el dominio mundial) realizada en el cruce de los siglos XIX y XX no fue apadrinada s¨®lo por los nazis sino tambi¨¦n por Henry Ford y gentes bienpensantes.
La denuncia lanzada por el presidente del Gobierno contra la doble estrategia de enga?o masivo preelectoral y de confusi¨®n estereof¨®nica postelectoral puesta en marcha por el PP -primero desde el Gobierno y luego en la oposici¨®n- en torno a la imaginaria autor¨ªa islamista-etarra-francesa-marroqu¨ª-policial-period¨ªstica-socialista del 11-M parece indicar que el pecado original de esta s¨®rdida historia cainita protagonizada por el ex presidente Aznar y su s¨¦quito partidista y medi¨¢tico no es sino un compulsivo aferramiento al poder mas all¨¢ de los principios y valores democr¨¢ticos.
Los esfuerzos de Zaplana para llevar las m¨ªnimas alteraciones -en s¨ª mismas criticables- de la jornada de reflexi¨®n al centro del debate, ocupando el lugar de los fallos en la prevenci¨®n y marginando la compasi¨®n hacia las v¨ªctimas, confirma esa patol¨®gica obsesi¨®n por la p¨¦rdida del Gobierno. Pero la sensibilidad ciudadana a la hora de detectar el enga?o masivo del 11-M -instrumentado a trav¨¦s de un amplio conjunto de embustes, desinformaciones, ocultaciones, patra?as, sesgos y mentiras rampantes- fue el fruto de un doloroso aprendizaje previo sobre la capacidad del PP para no decir la verdad ni al Parlamento ni a la opini¨®n p¨²blica: desde el naufragio del Prestige hasta la cat¨¢strofe del Yak-42, pasando por las armas de destrucci¨®n masiva en Irak; sin ese precedente hubiesen sido impensables las movilizaciones espont¨¢neas de millares de personas -ajenas a consignas partidistas- ante las sedes del PP en la jornada de reflexi¨®n.
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