Lavelli estrena su versi¨®n de 'La hija del aire'

En 2000, Jorge Lavelli deb¨ªa haber estrenado La hija del aire, un encargo de la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico, coincidiendo con el cuarto centenario del nacimiento de su autor, Calder¨®n de la Barca. La pol¨ªtica trunc¨® el proyecto, que por fin se ver¨¢ del 21 de diciembre al 16 de enero en el teatro Espa?ol de Madrid. Rafael P¨¦rez Sierra, director de la compa?¨ªa, present¨® su dimisi¨®n cuando el INAEM par¨® el proyecto alegando que se sal¨ªa de presupuesto, algo que P¨¦rez Sierra niega. "Hoy se cumple un sue?o. Fue una experiencia muy dolorosa", record¨® ayer su protagonista, Blanca Portillo, en la presentaci¨®n de la obra, que antes se ha visto en el teatro San Mart¨ªn de Buenos Aires.

Calder¨®n dividi¨® La hija del aire en dos partes, que se pueden representar por separado o de un tir¨®n (la segunda se public¨® firmada por Antonio Enr¨ªquez y G¨®mez en 1650, y todav¨ªa hay quien sostiene su autor¨ªa). Jorge Lavelli eligi¨® la segunda. "Condensar la obra y adaptarla era dif¨ªcil y desvirtuaba la esencia del texto, en beneficio de lo anecd¨®tico", explic¨® ¨¦ste.

En la segunda parte, Sem¨ªramis ya ha sido coronada reina de Babilonia y el pueblo pide que reine el pr¨ªncipe heredero, Ninias. Ansiosa de poder, la reina, entonces se hace pasar por su hijo. "Calder¨®n plantea con esta obra interrogantes sobre el exceso de poder m¨¢s all¨¢ de toda ¨¦poca y tiempo; de ah¨ª su resonancia moderna. Hablaba de su ¨¦poca pero parti¨® de una leyenda y as¨ª pas¨® la censura oficial", a?adi¨® Lavelli, que compar¨® la obra con La vida es sue?o. "Como Segismundo, Sem¨ªramis vive en la primera parte encarcelada por haber vaticinado un desastre para su reino".

Blanca Portillo hace tres papeles: Sem¨ªramis, su hijo y aqu¨¦lla haci¨¦ndose pasar por ¨¦ste. Lavelli lo argument¨®: "As¨ª el personaje gana y se simplifica lo esencial. Hay que aprovechar el hecho de que se parezcan tanto madre e hijo". Un reto dif¨ªcil que Portillo afronta ilusionada: "Es divertido a los 41 a?os pasar por un ni?o". Y m¨¢s tras el largo viaje hasta recalar en el Espa?ol. "Mucha gente no quer¨ªa que nos vieran, pero aqu¨ª estamos", sentenci¨®.